El encuentro.

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Narrado por Hiccup.

Desperté a la mitad de la noche, sentí aquella punzada en mis sienes. No había podido dormir las horas suficientes y con aquellas recurrentes pesadillas sentía como si aquel lugar me asfixiara. Pensaba en Astrid y en lo molesta que estaría o en Chimuelo, nunca lo había dejado solo por tanto tiempo, usualmente a esta hora a penas estaría regresando a casa para dormir y me despertaría temprano para volver a entrenar con él. Pensaba en Berk y en las nuevas amenazas que nos rodeaban.

Me levanté. Ya tenía suficiente.

Aquel lugar me parecía desconocido pero me dije a mí mismo que esto solo sería por un par de días y luego nos iríamos.

Caminé hacia la puerta de mi habitación. Mi padre ya debería estar dormido para entonces por lo que decidí que lo mejor sería salir, me sentía atrapado y ya tenía suficiente, mis pensamientos hacían que me sintiera mareado, debía salir de ahí. Abrí la puerta de mi habitación buscando hacer el menor ruido posible pero antes de salir tomé mi espada que había traído conmigo en el momento en que habíamos empacado para venir aquí, era mejor siempre estar protegido, no conocía aquel lugar y a pesar de que sabía que lo más probable era que me perdiera necesitaba salir de aquel lugar. No iría muy lejos, solo exploraría los alrededores de la cabaña. La enfundé y me dispuse a salir.

Caminé lentamente hacia la salida y en cuanto abrí la puerta me percaté de que la brisa me liberaba de aquellas cadenas imaginarias que me sujetaban a aquel lugar. Entonces poco a poco me adentré en el bosquel. Aquel lugar era parecido a Berk solo que algo le faltaba, aquellos arboles eran demasiado altos pero...el lugar parecía como si todo estuviera envejeciendo mientras que en Berk todo lo que nos rodeaba parecía inmarcesible. Tal vez fueran las sombras que me rodeaban lo que hacía ver a aquel lugar tan...triste.

Caminé por una media hora sintiendo que mis parpados comenzaban a cerrarse, me senté en una roca cercana y miré el cielo. Los árboles cubrían la mayoría de mi visión pero había un espacio por el que yo podía ver el cielo estrellado, suspiré y recordé la forma en que Astrid se recargaba en mi pecho en Berk cuando salíamos a ver las estrellas, la extrañaba, realmente lo hacía. Miré la luna que brillaba como nunca antes la había visto, era hermosa.

-Astrid, yo...-empecé pero algo me hizo callar casi al instante.

De pronto un estruendo llamó mi atención y fue seguido por otro. Me levanté inmediatamente. ¿Qué era eso? Sonaba como...

Comencé a caminar hacia aquel sonido, llevé mi mano a mi espada que cargaba en mi cinturón, me acerqué lentamente y vi una sombra. Había una especie de planicie rodeada por árboles, parecía formar un perfecto círculo y en medio de aquel lugar había una sombra. Me acerqué un poco más buscando no hacer ruido.

-¿Qué rayos...?-susurré para mí mismo.

Ahora me daba cuenta, la sombra bajaba de un gran caballo negro. Un hombre. En su espalda llevaba colgado un carcaj lleno de flechas. ¿Qué hacía él ahí? Llevaba una capucha verde que le cubría la cabeza haciendo una tarea imposible ver el rostro de aquel hombre. Era de estatura media y complexión delgada, aquel chico parecía frágil por lo que aparté la mano de mi espada, si él pensaba atacarme estoy seguro de que podría defenderme sin la necesidad de utilizar mi arma.

Aquel chico no pareció verme y bajó rápidamente del caballo con un salto que me daba a entender que él tenía práctica. Me acerqué un poco más y me oculté detrás de un árbol. Él le susurró unas palabras al caballo y éste se apartó. De pronto se fue alejando como si buscara un objetivo, estaba de espaldas a mí, tomó una flecha de su carcaj y sacó el arco que tenía oculto entre sus ropas. Tomó el arco con fuerza y rápidamente colocó la flecha en el arco, solo se detuvo un segundo antes de lanzar la flecha en el medio del árbol, un punto específico. El sonido de la flecha cortar el aire me hizo estremecer, nunca había visto tanta precisión, seguramente él llevaba años entrenando. Di un paso más y entonces una rama se rompió bajo mi pie. La figura se volvió hacia mí rápidamente y caminó lentamente, aun no podía ver su rostro.

I just need an answerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora