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Fue ese 24 de abril cuando recordé tus lindos lunares

cuando el dolor solo seguí pulsante al compás de el fulgor del sol.

Tus manos entrelazadas a las mías

era tan solo lo que me mantenía viva, tu voz era mi dulce sinfonía.

Tus ojos color café eran la causa de mis desvelos,y tus miradas inesperadas adjunto a tus sonrías inapropiadas.

Tú, una luz en mi eterna oscuridad que me ayudada a recordar el motivo de mi hablar.

Tu voz era como una melodía que hacían tus dulces labios

un recorrido de nunca terminar.

El dolor al recordar tus lindos ojos al llegar la noche y tu sonrisa inquietante al volver a pensar

es el dolor que me atormentara y que me hará llorar, al recordar que tan solo un par de días la felicidad existía en mí y que nunca más volverá.

Que nunca más... volverá a mí.

Cercano a la poesía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora