Capítulo Veinte.

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20 de enero, 2016.

Abrí la puerta de la oficina de Jay y entré, levanté la vista para encontrarme al castaño bastante concentrado en algún escrito. Me acerqué y me dejé caer en la silla frente a su escritorio. Dejé el folder amarillo a un lado de su computadora lo que se ganó la atención de mi mejor amigo.

Dejó lo que él estaba revisando a un lado y tomó el folder en sus manos, lo abrió y sacó el documento. Lo vi fruncir su ceño y luego relajarlo.

– Estaba seguro de que era algo más. – dijo riendo. Volvió a guardar el escrito dentro de su folder y lo dejó en una de las gavetas del escritorio.

– Nathan es un chismoso. – rodé mis ojos a lo que él rió más fuerte.

– Le dijiste que no le podía decir a tu madre, no dijiste nada de nosotros. – golpeé mi frente con la palma de mi mano. – ¿Y por qué no me dijiste tú?

Me recosté en el respaldar de la silla y me encogí de hombros.

– No es algo exactamente importante, es decir, es parte de mi pasado y quiero saber cómo era él, pero no puedo volverlo a la vida, así que no es tan urgente. – Jay asintió. – De igual manera, creo que Nathan me da lo que sea que haya encontrado al final de esta semana, así que ya te enterarás de mi padre.

– ¿No estás nerviosa? – esta vez fui yo la que frunció el ceño. – Digo, por lo que sea que diga lo que Nathan encuentre.

Ladeé mi cabeza e hice una mueca. No estoy completamente nerviosa, no es como si lo fuera a conocer; lo más cerca que podría estar de él sería la tumba y para peores no hay tal cosa. Así que lo que me pone más nerviosa es saber quién fue. Terminé negando con mi cabeza.

– ¿Ya Hillary dejó el drama prenupcial? – Joshua rió y asintió.

– De verdad creí que me iba a dejar ese día. ¡Hizo una maleta, tomó mi auto y a Hansel! Juro que pensé que me llegaría una orden de restricción o algo así.

– ¡Exagerado! – dije riendo por las expresiones de Jay.

– No, no estoy exagerando. ¡Simplemente dijo que no se casaría y se fue! ¿Qué pensarías tú?

Por más cruel que suene, no podía dejar de reír. Es increíble cómo ha cambiado, hace unos cinco años era el chico que decía que no se casaría con nada más que con las letras, y fue el primero en caer. Para ser sincera, ni Mike ni yo le creímos; Joshua siempre ha sido el chico dulce y enamoradizo de los tres, así que era casi imposible imaginárselo sin atarse a nadie más.

– Pensaría que entre sus ataques extraños te puede dejar plantado el día de la boda. – me mejor amigo abrió sus ojos a más no poder. Creo que metí las patas.

– ¿Lo dices en serio? – preguntó nervioso.

– ¡Era broma, Joshua! – reí a lo que él entrecerró sus ojos. – Hillary está igual de pedida por ti como tú por ella, no te va a plantar.

***

Me coloqué los tenis viejos y el abrigo de Alex, salí de mi habitación para escuchar inmediatamente una carcajada estruendosa, Hannah. Saqué mi cartera y le di veinte dólares a mi hermana.

– ¿Vas a salir? – preguntó Clarie mientras hacia un baile raro con sus cejas.

– Sí. Vuelvo en un par de horas. – ella tomó el billete y lo guardó en la bolsa de su pantalón. – Quiero la casa a como está, mis perros vivos, no quiero chicos. – volteé a ver a Hannah, ella se encogió de hombros. – Piden comida porque no hay absolutamente nada en el refrigerador.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora