Olvidando las dimensiones de la habitación, volvió a retroceder; pero esta vez las cosas que había en el suelo se turnaron para estorbarle el paso. Lo último que sintió antes de desmayarse nuevamente, fue el golpe que se dio contra la pared que tenía a sus espaldas.
Cuando despertó, sentía un leve dolor en la nuca. Intentó recomponerse, pero su cuerpo parecía haber adquirido un peso inmanejable, cualquier intento de moverse resultaba una proeza. Pero estas molestias eran nada comparadas con la confusión que predominaba en su cabeza. Un tsunami de sensaciones y pensamientos inundaba cualquier intento de comprender la situación. Pero a pesar del desorden que había en su mente, los sucesos que habían ocurrido antes de perder el conocimiento estaban claros, y consecuente a ello, sus sentidos estaban despiertos al punto que le resultaba doloroso.
No le dio tiempo a su cerebro para intentar entender lo que había pasado cuando sus instintos la obligaron a dirigir su mirada hacia la cama. Su vista estaba emborronada, pero la adrenalina obligó a sus ojos a adaptarse sin siquiera pestañear. Todo ocurría tan rápido, que no tenía tiempo de procesar las imágenes que estaba recibiendo, pero pudo entenderlo cuando sintió como un inexplicable alivio la inundaba: no había nadie en la cama.
¿Qué diablos había sido eso?
No quería caer presa del típico cliché de preguntarse si era un sueño, pues estaba segura de que no lo era. Pero realmente no había otra explicación que la convenciera. Incluso el dar una razón sobrenatural al hecho tampoco la satisfacía. Después de todo, lo que había visto era un fantasma de sí misma. Nada cuadraba. Era lo imposible dentro de lo imposible.
Dejó de lado la confusión que la invadía, ya que su cuerpo parecía comenzar a recordar el dolor que sentía en la nuca. Llevó sus manos hacia la parte doliente y sintió una punzada que le arrancó un leve gemido. Con una diferencia minúscula, su queja fue tapada por un golpe seco que provenía de la esquina de la habitación. Sus sentidos -que ya de por sí estaban afilados- tomaron nuevamente posesión de su cuerpo, obligándola a enfocarse en el origen del sonido...
En la esquina de la habitación, alguien le devolvía la mirada.
Llamativamente, Paula no sintió miedo. No sintió sorpresa o confusión, y para ser exactos, no sintió nada. Su mente y cuerpo estaban ahogados en un vacío de sensaciones y pensamientos. Sus sentidos e instintos perecieron en el preciso instante en el que se cruzaron las miradas. Pero ella no era la única. La pequeña también estaba paralizada. Sus ojos verdosos se abrían en su totalidad, como intentando acaparar con la vista todo lo que le fuera posible. Su semblante se asemejaba al de un gatito asustado. El súbito despertar de Paula parecía haberla sumido en un profundo desconcierto.
Luego de unos segundos de silencio, la niña comenzó a inhalar lentamente, y mientras el oxígeno llenaba sus pulmones, la tensión en sus facciones se iba relajando de a poco. Al sentirse lo suficientemente segura, se dio cuenta de que había dejado caer el libro que estaba leyendo, lo cual probablemente, había sido el causante del ruido anterior.
—Esto... Perdón, se me resbaló... Pero no le paso nada, ¿ves?—levantó el libro con las manos, y como si fuese un escudo, lo subió hasta tapar su rostro.
Pero Paula no demostraba nada. Ni enojo, ni comprensión... ni siquiera miedo.
La pequeña no sabía cómo lidiar con esa situación. Probablemente, nadie lo sabría. Había despertado en una casa ajena, en la compañía de una persona con un comportamiento anormal, y como si eso fuese poco, muchas de sus pertenencias estaban en ese lugar.
Frunció el ceño confundida, e hizo un esfuerzo hercúleo para encontrar una pista entre los recuerdos anteriores a su despertar. Cuando lo hizo, la confusión fue reemplazada por la más profunda de las angustias. Las memorias surgieron en ella como un remolino de fuego, alimentándose de todo y trayendo consigo una agonía tan profunda, que sintió que su alma jamás encontraría consuelo. Aquel dolor era demasiado grande para un cuerpo tan pequeño.
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Sankofa
Teen FictionRecuerdos vergonzosos, crueles, dolorosos e incluso violentos. ¿Quién no ha deseado tener la habilidad de borrarlos? Muchas veces nuestro presente se encuentra condicionado por la forma en la que fuimos tratados en el pasado, y debido a ello, la hab...