Capítulo 29. Inevitablemente intratable

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29.


Me gustaría decir que lo golpee y lo hice entrar en razón, que ahora mismo está llevándome a mi casa y que se quedará a contarme todo lo que ha pasado. Pero ni siquiera puedo imaginarlo, no sucederá.

Carlos no está a mi lado, ni yo estoy sentada en su coche. Estoy parada, pegada a uno de los ventanales del bus que sí me llevará a casa. Y no quiero detenerme a pensar en cómo llegué aquí ni en lo débil que fui, pero como siempre, contradiciéndome, lo hago.

Las imágenes acuden a mí de inmediato, hiriéndome como si no las hubiera vivido hace un momento, como si no recordara con nitidez como no fui capaz de siquiera tocarlo, como a medio camino empecé a llorar, como él iba a acercarse pero se detuvo, apretando la mandíbula y dejándome sola. Pero sus acciones no se pueden comparar con sus palabras. No lo vi venir de esa forma, si hubiera sabido lo que me diría no me hubiera acercado, porque sigo siendo idiota, porque lo hubiera ignorado con tal de seguir siendo su amiga. Porque ya no lo soy, al parecer nunca lo fui.

Y es triste pensar que desperdicie años al lado de quien me dejaría y se pondría contra mí solo por un poco de afecto de quien lo rompió más de una vez.

Debí tratarlo mal, al parecer, si lo hubiera hecho aún estaría a mi lado, rio sin gracia.

Cuando llego a casa suspiro aliviada de que mi mamá no esté. Almuerzo, y justo cuando estoy terminando de ponerme al día en los cursos de mañana con los apuntes que me proporcionó la secretaria, tocan la puerta. Frunzo el ceño, extrañada, pero mi cansado cerebro no le da tantas vueltas al asunto y me incorporo.

Abro la puerta y me quedo estancada en mi lugar, sin saber cómo reaccionar.

—Gia —asiente en mi dirección.

—¿Qué haces aquí? —espeto enojada. Olvidé todo por un momento, ¿por qué el gusto de joderme?—. Vete, mi mamá llegará en cualquier momento y no puede verte aquí, estoy castigada.

Baja la mirada y estoy a punto de cerrarle la puerta en la cara, cuando habla:

—Solo quiero devolverte el favor, por preocuparte por mí —explica, dudando y atreviéndose a mirarme—. Vi lo que pasó con tu amigo y sé que le dijiste a Dayanne que no querías escucharla... No sé la historia completa, Gia, pero te la diré, te lo debo. Tú me has defendido siempre, de Chris, de todos los demás, de las burlas...

Aprieto la perilla, maldiciéndome por siquiera estar sopesando acerca de dejarlo pasar o no. No quiero saber nada, pero lo necesito. Necesito entender qué es lo que ocurre, o me volveré loca.

—Pasa.

Y me hago a un lado sintiendo que, quizás, es la mejor decisión que he tomado, hasta ahora.


~*~


No estoy llorando, tirando cosas o golpeando a Gordon por lo que acaba de contarme, simplemente no tengo fuerzas, ni ganas, ¿para qué lo haría?

Niego y clavo mi vista en la puerta, esperando que él capte el mensaje y se vaya de una vez. He tenido suficiente por hoy.

—¿No vas a decir nada? —murmura tímido y aprieto la mandíbula, sintiendo el desprecio brotando de cada uno de mis poros.

—¿Qué quieres que diga? —escupo, atreviéndome mirarlo, viendo cómo se encoge con cada una de mis siguientes palabras e importándome un bledo—. ¿Gracias? ¿Quieres que te dé las gracias por engañarme todo este tiempo? ¡Maldita sea, Gordon! ¡Se suponía que los dos nos cuidábamos las espaldas! ¿Cómo pudiste ocultar esa mierda que tienes con Dayanne por tanto tiempo? ¿Cómo pudiste hacerme esto? Yo te protegí desde un principio, desde antes que tu hermano me defendiera a mí —reclamo, señalándolo y tomando una inspiración profunda para no sollozar frente a él—. Viste todo lo que me hicieron, yo vi cómo te molestaban a ti, ¡de apoyarnos se trataba! ¿Cómo puedes estar con esa perra, que sabiendo todo por lo que te hacían pasar no movía un puto dedo? ¡¿Cómo?! ¡Si mientras a ti te daban palizas ella se paseaba con su maldito "novio normal"!

—Hubiera sido peor —susurra—, Gia entiende que...

—¡¿Qué?! ¿Qué se avergonzaba de ti y por eso se consiguió un novio falso? ¿Qué no soportaba la idea de que te vieran con ella y por eso escogió a Adam, ni tan guapo ni tan notorio? ¡No te atrevas a contradecirme, porque esa mierda de que intentaba protegerte es basura!

—¡No! —levanta la voz—. No fue así, ella...

—Vete de mi casa —mascullo, interrumpiéndolo—. Vete de mi casa y no vuelvas a dirigirme la palabra hasta que te des cuenta de lo idiota que es tu "historia de amor".

Me incorporo, decidida a poner distancia entre él y yo, quedándome quieta cuando habla a mis espaldas.

—Ese es tu problema. No olvidas, Gia, vives del pasado —volteo a verlo y él se levanta, luciendo derrotado—. Dayanne me quiere, no me importa todo lo que hizo si yo ahora soy su presente, si dejó todo por mí —termina y avanza hacia la puerta, dispuesto a irse. Pero, por alguna razón, no dejo que lo haga.

El enojo y el resentimiento me dominan, haciéndome cruel con la persona que menos esperé.

—Por eso soportaste que otro la tomara de la mano, que la besara en frente de todos. Claro, Gordon, tan difícil era aceptar que se enamoró de ti. —Mis palabras lo hieren, pero no pierde su expresión serena.

—Tú sabes lo que ellos pueden llegar a hacer, si me veían con ella, nos hubieran acabado a los dos, a mí por ser un gordo asqueroso y a ella por su pasado. No hubiera importado el trato con Ginna, los demás buscarían venganza por todas las humillaciones que Dayanne les hizo. Estar con Adam fue lo mejor para ella —concluye y toma la perilla, impaciente.

—¿Y para ti? —refuto de inmediato. No responde—. Puedo creer que estés enamorado de ella y que por eso la hayas apoyado en todo, pero no puedo creer que ella esté enamorada de ti. Dijiste que ella quería salir de la mierda, que por eso le había dado su puesto a Ginna y que habían fingido un conflicto para que Ginna ganara su reputación. Pero, si quería mantenerse alejada de eso, ¿por qué estuvo con Chelsea en cada momento? ¿Por qué fingió, como tú dices, estar de su lado, si eso significaba recuperar su puesto?

Niega. —No lo entiendes, ¿verdad? —resopla y me mira—. Era una trampa. Y tú caíste, Gia, desde el primer instante. Dayanne estaba obligada a ayudar a Chelsea a destronar a Ginna porque tenía que fingir venganza, sino todo se iba a descubrir, mi relación con ella, la farsa del puesto, el trato con Ginna. Dayanne solo tenía que fingir querer ser la de antes de nuevo, tenía que iniciar el complot contra Ginna y dejarse engañar por Chelsea para que ella ocupara su lugar al final.

»Y todo hubiera acabado para siempre, pero no, tuviste que meterte tú con esa competencia estúpida con Ginna e interferir en el plan de Chelsea, ganándote su odio. Lo complicaste todo, ¿no te das cuenta? Chelsea quería destruirte a ti también, a todos tus amigos, a mí. ¿Cómo querías que te contara la verdad cuando todo el esfuerzo que Dayanne y yo pusimos, para pasar desapercibidos, se iba al infierno porque por tu culpa yo estaba en la mira de Chelsea...? Por eso me alejé de ti, aunque no lo entendía al principio. Pero ahora lo sé. Menos mal que lo sé.

Niego, reteniendo las lágrimas que no sé por qué se empeñan en salir.

Gordon suspira y se acerca, dudando antes de tomar mi cara entre sus manos.

—¿Aceptarías un consejo? —murmura, secando mis mejillas. Aprieto la mandíbula, sin poder decir nada—. No trates de cambiar el pensamiento o las decisiones de las personas. O peor, no trates de cambiar los sentimientos. Estoy irremediablemente enamorado de Dayanne, Gia, y lo sé, es difícil de aceptar, pero es la realidad. Nadie elige de quién enamorarse. Tu amigo no planeó sentir cosas por Ginna... —Tiemblo y me abraza, justo antes de dar el golpe final:


Ni tú pudiste evitar enamorarte de Logan.

Until you're mine © |Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora