Capítulo 1.

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PDV David:

No puedo, maldita sea, no puedo, no puedo vivir sin ella, necesito a esa pequeña en mi vida ahora, como quisiera devolver el tiempo para estar a su lado, pienso mientras miro su ropa guardada en mi armario, siento su perfume en cada habitación que voy, esa niña en tan poco tiempo se metió debajo de mi piel a lo más profundo de mi alma. No puedo, simplemente, no puedo y tampoco quiero vivir sin ella.

Estos días han sido pésimos ya hace un mes de su partida, y he vuelto a la mala vida, ya no puedo hacer lo mismo de antes, que me acostaba con cualquiera, no puedo, mi mente piensa en una sola persona Elizabeth.

Me he sobrecargado de trabajo, de tal manera que me impida pensar, pero por más que quiera sin ella no puedo progresar ella era la luz en la mierda de mi vida, o me equivoco, lo es.

Sobre mi escritorio tengo una fotografía de ambos, besándonos en la pasarela, ese día, cuando éramos uno solo, aquella primera vez que dormimos juntos, esos recuerdos inundan el desierto de mi alma.

David, no pueden seguir así, deben hablar - irrumpe Brandon en mi oficina interrumpiendo mi hermosos y sensuales pensamientos, ¿a quien engaño?.

No - me niego.

Elizabeth no come, no bebe nada lo único que hace es llorar, David tienes que hacer algo, esa chica se va a morir - sus palabras son como un balde de agua fría, mi lizzy.

Debes llevarme a verla - suplico.

Cuando quieras - responde.

Vamos - tomo las llaves de mi auto y voy camino a casa de Brandon entramos y Brandon me indica dónde está ella.

Entro y su aroma invade mis cosas nasales, está dormida, me quedo admirándola desde la puerta, se ve muchísimo más delgada hay enormes bolsas debajo de sus ojos.

Camino y me siento en la cama con delicadeza acaricio su cabello, dejo un camino de besos desde su mandíbula hasta su clavícula, tiene puesta mi camisa, una foto y mi carta en sus manos, me siento tan mierda.

Pequeña, lo siento, de verdad lo siento - murmuro, dejo un beso en sus labios y me voy ya que está despertando.

Dav..- escucho su voz llorosa justo cuando estoy a punto de salir.

Te amo - digo lo suficientemente fuerte para que me escuchara, sigo caminando y escucho sus sollozos a lo lejos, me odio.

Me voy bajo la atenta mirada de Brandon, me monto en mi auto y conduzco hacia mi casa, entró y veo a Daniel sentado en el sofá de brazos cruzados.

¿Que está pasando?- pregunta serio.

Nada - digo tranquilo, venía a mi casa a relajarme pero el está aquí

Recibo un puñetazo de su parte pero no me defiendo, me lo merezco, otro, y otro, estoy en el suelo y recibo cada golpe con gusto, me los merezco.

Daniel para - escucho la voz de Elizabeth gritando.

Dejalo me los merezco - digo.

No...- dice con voz quebrada Daniel para al escucharla llorar.

Pequeña vete - digo y voy a mi habitación.

Me ducho, y me coloco mi pijama salgo de mi habitación y veo un pequeño sobre, en el está, mi carta, la que le envié a Liz. Voy al mini bar y trago tras trago voy perdiendo la conciencia, soy un desastre.

***************

Otro día, otro día sin ella.

Tomo un baño de agua fría, y de vuelta a la oficina, pasó todo el día frente a la computadora, he adelantado mucho pero me asusta que mañana sea fin de semana ¿que haré para distraerme? ¿Que haré para no pensar en ella?.

Mel,  consigueme algo para el dolor de cabeza, por favor - digo cuando llego.

Tomese esto - dice y me entiende unas pastillas.

Gracias mel - agradezco y me voy a mi oficina.

Me siento y miles de pensamientos invaden mi mente al ver mi escritorio desordenado.

Mi pequeña, mi princesa, a la que deje ir por idiota, ella es y seguirá siendo la mujer de mis sueños, mi corazón se hizo trizas al verla en la habitación, llorando, demacrada, por mi, soy un idiota.

Destruí toda su vida a mi paso, ella era la única que me mantenía cuerdo, se siente el vacío, de su lado de la cama quedo impregnado su olor, ese lugar es de ella, nadie lo ocupará, me siento en el sofá y recuerdo los días en los que ella venía y nos acostábamos en el sofá, aquellos días en que las ganas nos ganaban y no podíamos contenernos y ella terminaba encima de mi escritorio gimiendo mi nombre.

Y cuando caía la noche agonizaba con sus besos, me encantaba que a la hora de dormir siempre se acostaba sobre mi pecho, inhalaba el delicioso olor de su perfume de bebé, esa mezcla tan exquisita de niña y mujer, que invadia mis sentidos, y los sigue invadiendo, no puedo creer que todo eso se haya acabado, su sensualidad tan involuntaria que hacía que cualquiera que la mirara se le saliera la baba, odiaba cuando esa pequeña se colocaba aquellos vestidos tan ajustados, mi mente no dejaba de pensar en otra cosa que no fuera en arrancárselo, espero con deseo que lo nuestro se recupere, que podamos seguir adelante, ahora mismo me ahogo y me la paso añorando y soñando con el día de ayer, cuando éramos niños, si, la conocía desde que eramos niños pero ella no se acuerda de eso, hay tanta distancia ahora entre ella y yo tantas rocas por cruzar.

Señor David - irrumpe Melissa en mi oficina, hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba llorando, soy un sentimental, seco rápidamente mis lágrimas y me dispongo a escucharla.

Dime Mel - respondo.

¿Es por ella cierto? - dice.

Si - digo y cierra la puerta con seguro y se sienta enfrente de mí.

Señor, no debe estar mal, ella volverá, estoy segura de que volverá, sólo dele tiempo - dice.

Mel, pero la extraño demasiado, no puedo estar sin ella, no puedo, ayer la vi y la besé, cuando me fui escuché sus sollozos desde la puerta - le cuento.

Se aman, eso es lo importante, no pueden vivir uno sin el otro, así que cuando menos lo espere, ella entrará por esa puerta y se lanzará a sus brazos - dice y se va dejándome sorprendido con sus sabias palabras.

Olvidalo Pequeña (HDP#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora