Troye
Cuando eres el nuevo, nadie habla contigo. Dicen que la primera impresión es lo que cuenta cuando llegas a un sitio nuevo por primera vez. Yo no creo que haya dado muy buena impresión a la gente que ahora me rodea y me rodeará por el resto de mis años en este instituto.
Me senté apoyando mi espalda a mi taquilla en el pasillo del instituto. A estas horas todos se encontraban en la cafetería o el comedor tomándose su comida con sus amigos.
Saqué mi iPod y mis auriculares junto con mi merienda de la mochila que llevaba conmigo a clase ese día. Me puse los auriculares y le di al botón de reproducir a mi playlist favorita: 1993. Abrí la bolsa de papel y saqué el sándwitch que mi madre se había tomado el tiempo de prepararme esta mañana. Queso y mermelada, justo como me gustaba. Sé que es una combinación rara pero a mí me gusta.
Cerré los ojos apoyando mi cabeza contra los casilleros y esbocé una sonrisa cuando un recuerdo cruzó mi mente. Mordí mi sándwitch tranquilamente saboreándolo y moví mi cabeza al ritmo del estribillo de la canción que estaba escuchando.
Pero pronto mi tranquilidad fue interrumpida.
Unas manos me cogieron del cuello de la camisa y me levantaron del suelo bruscamente. Mi iPod se cayó al suelo rompiéndose. Solté mi sándwitch y este cayó también. Sentí como mi cuerpo se elevaba del suelo y como acto reflejo cerré los ojos del susto.
''Mira a quien tenemos aquí'' dijo con voz hipócrita. ''Pero si es el maricón'' me insultó golpeando mi cabeza contra las taquillas, a lo que respondí con un gemido de dolor. Puse mis manos sobre las suyas intentando quitármelas de encima. No podía conseguirlo de ninguna forma así que empecé a dar pataletas como un niño pequeño. ''Déjame... en paz'' le rogué pataleando y golpeando sus manos una y otra vez. Mis golpes no parecían afectarle. ''Vaya, vaya... debería darte vergüenza. Un hombre de verdad no golpea como un niño de tres años.''
Seguía insultándome y yo seguía retorciéndome bajo su agarre intentando buscar alguna forma de soltarme. Abrí los ojos y le miré directamente. ''Los maricones no os merecéis vivir. Sois unos hipócritas que no aprovechan lo que dios les dio y no siguen las normas del ser humano. Un chico siempre tiene que emparejarse con una chica, los gays no sois bienvenidos en este mundo.'' Puso una de sus manos alrededor de mi cuello e intentó asfixiarme.
Mi cuerpo iba perdiendo su energía. Mis piernas dejaron de moverse y sentí como mis pulmones se vaciaban y me era imposible volver a llenarlos por el fuerte agarre alrededor de mi cuello.
Entonces me di cuenta de que si no reaccionaba pronto, iba a acabar asfixiado en este pasillo desierto y nadie se daría cuenta hasta media hora después.
Un golpe sordo en mi mejilla me hizo reaccionar y le escupí en la cara. Su reacción fue soltarme y cubrirse la cara con las dos manos intentando limpiarse mi saliva. Caí al suelo bruscamente y empecé a toser. Mis pulmones luchaban por recuperar el aire y mi corazón sufría intentando volver a su ritmo normal.
Mis ojos se cerraban y mi pulso no parecía volver a su normalidad. Me levanté como pude e intenté salir lo más pronto posible de ahí sujetándome con una de las paredes.
To be continued...