Sombras, ruidos, nieblas; no sé qué es lo que más me asusta. Desde aquella noche en la que me perdí, el bosque parece ser más tenebroso cada vez que oscurece. Voy sin destino alguno por un camino estrecho de hojas secas, aunque mis pasos sean sigilosos y silencios, las hojas se quiebran con lentitud causándome rigidez por su sonido. El viento empezó a soplar fuertemente elevando del suelo las hojas causando en mí preocupación. Sin saber a dónde ir, empecé a correr. El camino se había desvanecido dejándome solo una opción: entrar a esa casa abandonada que apareció frente a mí. Rápidamente sostuve la manija dorada en mis manos, esta se hallaba helada. Un escalofrío inmediato recorrió mi cuerpo de pies a cabeza pero el peligro asechaba por lo tanto abrí la puerta de un golpe. Un chirrido muy agudo sonó aunque fue pasajero. De la nada una voz se produjo en mi cabeza “escapa”. Su tono. No era la primera vez que oía esa voz. Suave, tierna pero a la vez diferente a la de mi memoria. ¿Debo seguir su orden? ¿Sera solo una distracción? La puerta se cerró de un gran golpe a mis espaldas dejando un poco de tranquilidad lo cual era muy extraño porque nadie se encontraba allí con migo. La curiosidad se me escapó. Paso a paso empecé a observar el lugar, parecía que la casa no hubiera sido habitada en cientos de cientos de años. La voz se estaba intensificando en mi cabeza, no la soportaba.
Al otro lado de la habitación sentía como unos ojos brillantes llenos de vida me observaban. Estos me rodeaban acercándose cada vez más en la oscuridad, esos ojos eran mágicos. No entiendo cómo fue que llegaron allí o a quienes pertenecían tan hermosos faros de luz azul. – Que hace tan bella chica en un lugar como este, acaso te has perdido? - Esa voz, la misma que me decía “escapa”. No sonó muy lejos de mí, se escuchó casi como un murmullo a mi lado. Una sombra se vio pasar por la luz de la luna al lado de las escaleras, esta llevaba a su lado los ojos azules que había visto anteriormente. – Que no piensas responder?- Esta vez no sonó con un tono sarcástico sino con uno un poco más divertido. El lugar parecía haber crecido en unos cuantos segundos, parecía un palacio muy bien conservado. Pisos de mármol, paredes con pintura de color muy cálido y vitrales extremadamente caros. Del techo colgaban hermosas lámparas de diamante, el brillo sobre salía con el resplandor de la luna. No tuve tiempo de observar cómo es que un vestido de los años cincuenta había llegado a mí. Cuando eleve la mirada las luces estaban encendidas y en la escalera se encontraba un chico con un traje de la época mirándome. Allí estaban otra vez esos ojos azules.
– ¿Y?- dijo el chico con una mirada poco expresiva.
-¿Dónde estamos?- Dije sorprendida. Muy sorprendida.
- Tu creaste esto, estas creando tu propia realidad, incluyéndome.- De que rayos estaba hablando? Replique en mi cabeza sin entender de lo que me hablaba, de lo que pasaba.
-Te conozco? – Ese rostro tan perfecto, esa mirada tan deslumbrante y esa sonrisa. Su mirada le hablaba a mi mente, era una conexión imposible de explicar. Lentamente empezó a desplazarse por las escaleras acercándose a mí. Escalón por escalón bajo hasta estar frente a mí. La música empezó a sonar volviendo el momento más mágico de lo que ya era. Sentía que volaba. Cerré mis ojos tan solo unos segundo para sentir el calor del lugar, su respiración frente a mí. Nuestros dedos se entrelazaron, un baile lento empezó a fluir. Nos movíamos como si bailar fuera lo único que supiéramos hacer. Nos deslizamos por todo el salón de baile hasta llegar al frente de un gran vitral. La música empezó a caer, a desvanecerse. Todo el color se estaba volviendo gris. Nuestras manos empezaron a sudar, nuestros dedos se empezaron a desenlazar. Una sombra me arrastro con ella haciendo que atravesara el vitral, dejando del otro lado a esa mirada ahogada en lágrimas.
- ¡A donde me llevan!- Gritaba con el corazón en la garganta. El pánico se estaba apoderando de mi cuerpo, el miedo del amor y la oscuridad de la luz. Acaso ese ángel me había dicho que esto era mi creación? Y si yo lo aleje de mí? Como puedo tener la cabeza en eso sin siquiera saber en dónde estoy. Las sombras me ataron en el lado oscuro de un faro. Italia! Me encontraba en Italia. No comprendía como es que el faro seguía alumbrando si la oscuridad ya se había apoderado de todo “excepto de ti”. Allí estaba esa voz otra vez. No me había abandonado después de desaparecer. Aunque estuviera sola, me estaban vigilando. Que querían de mí? “Tu luz, bajo tu decisión esta nuestro futuro” El agua invadió el lugar, la luna causo que el oleaje aumentara. Empezaba a perder la conciencia, como me llamaba, en qué lugar estaba. Solo sentí un jalón, un apretón en mi mano y en ella un objeto. Perdí conciencia frente a él.
…
Allí me encontraba tras la puerta donde mi historia había iniciado con más preguntas de la que ya tenía antes. Una llave dorada colgaba de una cadena la cual era sostenida por mi mano. La cadena era muy fina, más precisa en detalles de lo que pudiera imaginar. Eleve la llave dejando que su sombra fuera reflejada en la pared aunque esta no mostro lo que yo esperaba ver. El viento soplo a lo largo de la habitación, “despierta”.
Mis ojos se abrieron a la mitad de la noche. Salido de mi sueño se encontraba esta llave que en un mundo paralelo existió.