( Lunes 13 de Junio)
Nuevamente salí de casa con los ojos empapados de lágrimas.
Me puse los audífonos y todo ese dolor que sentía hace unos momentos, se fueron borrando al escuchar esa canción.Aquella canción que un día lo cantaste y lo llevo grabado en mi mente.
Parezco una boba muchacha. Llevando una gran sonrisa en el rostro mientras voy caminando.
Las personas no dejan de mirarme sorprendidos ya que ahora estoy soltando pequeñas carcajadas sujetandome el estómago al entender cada detalle que explica la musica en sus letras armónicas.
Ahora estoy tarareando sin importar quien o cuantas personas siguen observándome en el camino a mi destino.
Me detuve de pronto al recordar que aquella vez te vi fuera de la heladería de la esquina. Tal vez sueles ir siempre por ahí. Asi que guíe rápidamente mis pasos hasta el lugar.
Ya ahí. Me detube y observe por todos los lados disimuladamente esperando a que aparezcas de pronto.
Sujete mi celular y vi que me estaba retrasando demasiado. Tristemente tuve que continuar mi camino, sin dejar de voltear hacia atrás, con la fe que tú estuvieras ahí.
Los sonidos del timbre del colegio no tardaron en escucharse a una cuadra de llegar a ella.
En estos momentos me dieron ganas de recordar aquel momento en cuando te vi por primera vez.
Todo era amargo. Mi cara de impresión, decepción y tristes a se hicieron presentes al escuchar a mi mejor amiga discutiendo conmigo.
La causa era totalmente irónica. No era para tanto. Pero con ver a que ritmo lo íbamos manejando, supuse que aquellas discusiones fueran las ultimas palabras que nos diríamos.
Todo había terminado. Una amistad de casi un año y medio. Se fue al tacho.
Ambas teníamos bien en claro que jamás nos volveríamos a dirigir la palabra como lo hacíamos antes.
Tenia un vacío en mi corazón. Me sentía no tan mal como cuando mis padres acostumbran a humillarme delante de la gente por la forma en como soy.
Ya no tenia con quien contar. Ella era la única con quien compartía muchas cosas y me había acostumbrado a estar a su lado.
Ahora no sabia que hacer, solo deambular de aquí para aya sin ningún motivo.
Las puñaladas en mi corazón aun no paraban. Un hombre con saco negro se puso tras mío y no tardó en llamarme.
Era el director.Tenia el semblante blanco. Me preocupaba el motivo por lo que ahora me encontraba sentada frente a él.
Los comentarios por como me encontraba en clase. Iniciaron inmediatamente.
Los reproches y las llamadas de atención no fueron excepción.
Me sentía estresada. Sujete mi cara entrecerrando mis ojos muy desanimada. Ya quería salir de ese lugar que no hacia mas que acumular mi preocupación y ganandome una cita con el psicólogo.Después de casi treinta minutos. Acabo, por fin acabo.
Sentí de inmediato un gran alivio. Guíe mis caminatas en dirección al lugar mas desolado del colegio.
Quería por fin tener algo de paz y menos reproches de alguien mas.
Me fui al salón de música. Sabia que ahí nadie se encontraba ya que era así siempre.
De repente detuve mis ruidosas pisadas al notar que la puerta se encontraba abierta.
¿Pero como, Justo ahora lo tenían en uso?.
Pero que suerte es la que me manejo.
Evite dar un paso más y preferí amargamente. Dar una media vuelta y regresar de donde vine.
Hasta que una hermosa voz automáticamente hizo que me detuviera y cerrará los ojos lentamente con la intención de escuchar detalladamente la canción que provenía desde aquel salón.
De repente gire la cabeza observando nuevamente la puerta de esta.
Ahora no solo era esa melodiosa voz, si no que venia acompañado de un instrumento. La guitarra.
Llena de intriga. Avancé mis pasos hasta apoyar mi cuerpo a un lado de la puerta. Observando con curiosidad a la persona quien se encontraba dentro produciendo tan agradable música.
Ahí fue cuando te vi por primera vez. Tratando de recordar las letras de la canción que me había cautivado segundos antes.Sujetabas la guitarra como un profesional. Acaso lo sueles hacer siempre. Estuve segura que sí. Al ver lo seguro y confiando en como lo haces.
Derrepente Borraste por completo la soledad y tristeza en la que estaba metida.
Una gran sonrisa y ojos brillosos totalmente concentrada en tu figura era lo que ahora se había apoderado de mi.
Continuaste produciendo tu magica música que no hacia mas que llenarme de felicidad. Sin omitir los buenos recuerdos que me pasaron en la vida. Todo eso se hicieron presente gracias a ti.
El timbre del colegio sonó nuevamente. Era cambio de hora.
De repente dejaste de tocar y cantar. Enseguida empezaste a guardar tus cosas rápidamente.
Eso hizo que me alarmara por no ser descubierta, así que termine desapareciendo del lugar antes de que me vieras.
Después de eso. No deje de pensar en ti y tu melodiosa voz. Me moría de ganas por saber quien eras y mucho mas de ti.
Desde ese momento me llegaste a gustar. Y ahora mismo continuo sonriendo como una boba al recordar nuevamente aquel día.