Y otra vez un sábado en la tarde, y otra vez él y ella, y otra vez compartiendo un mundo que para muchos es tabú, un mundo no aceptado en muchas mentes moralistas, un mundo de sensaciones, exploración y nuevas experiencias. Otra vez un munch, el conversatorio de BDSM donde aprenden y comparten, aquel lugar donde fue su primera “cita” (nótese las comillas, por llamarlo así…Jmm esas “citas” fuera de lo común, como son sus gustos, fuera de lo común y exquisitos). Los dos iban de igual forma sabiendo que esa noche tenían una invitación más especial, más “oscura”, una invitación a explorar un mundo nuevo para los dos, pero que querían y deseaban desde hace mucho, una invitación que les podría abrir un mundo nuevo de sensaciones y una invitación que los tenían nerviosos, ansiosos y a la expectativa.
Ella una mujer linda, inteligente, curiosa, con una chispa de “no sé qué, no sé dónde” que le daba un toque de sensualidad peculiar, joven, un poco tímida pero con un hambre de explorar y conocer sensaciones que nunca había sentido, una virgen en el BDSM.Él un hombre dominante, seguro de sí mismo, de mediana edad, con experiencia en el campo, con una imaginación un poco pervertida, y con una curiosidad insaciable, pero un virgen en el BDSM.
Los dos venían conversando desde hace ya días atrás, conociendo un poco el uno del otro, sus gustos, sus fantasías, sus deseos y su vida, compañeros y confidentes (hasta el momento) de su iniciación en este nuevo mundo, en este campo desconocido para los dos. Había electricidad en sus palabras cuando se ponían a chatear por celular hasta altas horas de la noche, todos los días. Se podía sentir que aparte de un entendimiento y una congruencia de sus gustos, había un aire de “tuyo” y “mío, de “para mí” y de “para vos”, de “los dos juntos”.
Ese sábado, al igual que aquel otro donde se conocieron cuando asistieron los dos al conversatorio, se encontraron como se volvería costumbre en una de las estaciones del metro, y aunque ya había una confianza entre los dos, había un toque de nervios por verse. Se abrieron las puertas de aquel vagón del metro, y él estaba en frente, serio y con la mirada curiosa buscando los ojos, cabello, labios y cuerpo de ella entre la multitud, cuando la vio, inmediatamente se dibujó una sonrisa en su rostro y sus ojos se apaciguaron. Ella como siempre con su sonrisa encantadora que la caracterizaba y su mirada tierna le correspondió aquel gesto.
–Buenas tardes señorita Paola –dijo él mientras la miraba directamente a sus ojos.
–Buenas tardes señor Felipe –Respondió ella mientras sonreía.
Cada uno con un morral donde escondían su “luna-_-” y su “DomFelip3”, que pacientemente esperaban en la oscuridad de esas mochilas a ser revelados esa noche, noche que hacia juego con la luna; mitad blanca y mitad negra, así como sus deseos, así como sus vidas.
El viaje en el metro y hasta el conversatorio para el cual iban, transcurrió normal aparentemente, como dos amigos comunes sin ningún interés el uno del otro. Pero de vez en cuando sin que ella lo notara, él la miraba de arriba abajo, con esa mirada de cazador a su presa, imaginando las cosas más pervertidas para la sociedad, pero que irónicamente en el mundo donde se conocieron y en el lugar donde estaban, eran comunes y corrientes (o hasta simples). Ella como toda mujer, con su sexto sentido o instinto, podía sentir la mirada penetrante de él, reconfortándose por dentro porque sabía que era mirada con oscuros deseos que, en el fondo ella quería, pero a la vez sintiéndose intimidada por aquel hombre 10 años mayor que ella, desconocido hasta hace pocos días atrás.
–Por qué tan distraída señorita Paola? –pregunto él
–Hmmm, acá pensando algo.
– ¿Quieres comer alguna cosa?
–No gracias
– ¿Quieres tomar algo?
–Hmm no tampoco, es que no tengo hambre.
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Iniciación de un dominante y su sumisa
General FictionEsta "obra" no es mas que una prueba, un impulso que me dio una noche en la cual tenia una excelente musa de la inspiración en el teléfono. Un escrito con algo de imaginación y fantasía, pero mucho de realidad y vivencia...