27 días:

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El sol se empezaba a ocultar por las calles de Seúl. La gente seguía su paso; algunos solos, otros en pareja, con su familia.

Hyunseong; un chico atractivo, buen físico, alto y una cara común, caminaba por un puente peatonal con destino a su casa.
Llevaba un paso lento. Silbaba su canción favorita, mientras sus manos eran cobijadas por los bolsillos de su chaqueta color negro.
Sus silbidos fueron interrumpidos por una escena que robó su atención.
Una chica delgada, de un largo cabello lacio. Portaba un abrigo largo color negro y vino, que parecía ser un uniforme escolar. Aquella chica de ojos grandes y facciones finas se encontraba en la orilla del puente, del otro lado de la rejilla de seguridad.

-¡Espera!- le gritó Hyunseong a la chica mientras corría en dirección a ella.
-¿Qué quieres?- respondió la chica, alterada, al borde de las lágrimas.
-¿Qué tratas de hacer? ¡¿Estás loca?!
La chica volteó a verlo y prestó su atención a él.
-¿Acaso en obvio?- dijo sarcástica- Haciéndole un favor al mundo.
-¡Detente, por favor! No dejaré que lo hagas.
-¿Qué harás para impedirlo?... Sólo vete; sigue tu camino.
-Me aventaré contigo- dijo firme.
-Morirás si lo haces.
-Moriremos.
-Vete, en serio. Tu familia debe estar esperándote.
-¿Familia? Vivo solo.
-Pero la tienes.
-No. No tengo a nadie. ¿Qué hay de ti? ¿Haz pensado en tus padres?
-Murieron.
-Oh..., lo siento- guardó silencio unos segundos -¿Puedo preguntarte algo?
Asintió con la cabeza.
-¿Por qué quieres hacerlo?
¿Qué, suicidarme? Es lo mejor. No tengo a nadie; ni familia, ni amigos. Sólo soy un estorbo en el mundo.
Hyunseong se quedó pensando unos segundos -Ahora me tienes a mí. Así que ya no puedes hacerlo.
-¿Por qué?
-Ahora nos tenemos el uno al otro. Si lo haces me dejarás solo. Ahora alguien depende de ti.
-Estás loco- rodó los ojos.
-Igual que tú. Anda, ven conmigo- le extiende la mano.
Lo pensó unos instantes, hasta que por fin tomó su mano. Hyunseong le ayudó a pasar la rejilla.
-Prometo no fallarte- le regaló una perlada sonrisa- Y bien, ¿dónde vives?
-Uhm, mi alquiler se terminó ayer.
-Está bien, dormirás en mi casa. Anda, no es muy lejos.

Las calles estaban iluminadas por diferentes lámparas y anuncios publicitarios. La luna se reflejaba en el agua de las fuentes. Ambos caminaban a paso tranquilo rumbo a una nueva vida.

-¡Bienvenida a mi departamento!- dijo por fin Hyunseong.
Estaba situado en la azotea de una casa, en uno de los barrios de Seúl.
Subieron las escaleras que llevaban a la entrada de su departamento. Tenía una decoración simple; pintura blanca, pocos muebles y un colchón acomodado en el piso.
-¿Tienes hambre? Prepararé algo de ramen
Minutos después, puso unos platos en la mesilla para comer.
-¿Puedo preguntarte tu nombre?
-¡Oh, cierto! Soy Hyun Seong. ¿Y tú?
-Hye Kim.
-Bien, Hye Kim, debemos descansar. Mañana saldremos a un lugar.
Hyunseong le indicó dónde podría dormir. Él, por su parte, durmió en el piso para que Hye Kim durmiera en su cama.

-Hye Kim, levántate. Debemos ir a un lugar.
-¿Ehm?- dijo entre sueños - ¿A dónde?
-Ya verás.
Hye se levantó. Desayunaron y salieron de casa.
-No está muy lejos, así que iremos caminando.
Ella asintió con la cabeza.

Hye era una chica bastante linda. Tenía unas facciones finas y ojos grandes que le daban una apariencia tierna. Su voz era delgada y dulce. Su piel era blanca y tenía unos labios rosados, delgados y bien delineados. Su cabello era lacio y castaño con flequillo un poco más corto que su demás cabello.
Hyunseong la observaba de reojo mientras caminaban; el reflejo de la luz del sol delineándola la hacia ver aun más linda.

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⏰ Última actualización: Jun 17, 2016 ⏰

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