Un adios a temprana edad.

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Yoongi ya había acumulado las suficientes llamadas perdidas en la semana como para preocupar a su padre, estaba deprimido no quería salir del apartamento o por lo menos no en esta vida.

*noc noc* - se escucha desde la puerta.

-Yoongi abre la maldita puerta- gritaba su padre desde el otro lado.

-Si no abres en este instante echaré la puerta abajo-

-Hijo por favor contesta- pero no había respuesta.

El señor Min ya lo suficientemente preocupado decidió llamar al casero para conseguir otra llave, todo este engorroso asunto tardó un par de horas, una vez adentro observó que el lugar estaba hecho un desastre, no se podía ni siquiera distinguir el piso bajo todo lo que estaba tirado.
Recorrió con la mirada todo el apartamento y una vez en la habitación se encontró con Yoongi en el suelo, sus ojos estaban cerrados bajo ellos se encontraban un par de bolsas oscuras, su piel ya no era pálida se había tornado grisácea, su cabello alborotado y bastante sucio, dejaban en evidencia lo descuidado que estaba. Se aproximó a su hijo con cuidado, como si los pasos que daba cerca de él fuesen capaz de quebrarlo.

-Hijo me escuchas?- dijo mientras despejaba delicadamente la frente del menor.

El chico no reaccionaba, el hombre se desesperó ante la inexistente respuesta de su hijo, trató de tomarle el pulso, aunque no tenía idea de como hacerlo, y no sintió nada.

No podía ser posible su hijo estaba muerto!

Llamó a una ambulancia, la que no tardó demasiado en llegar, en cuanto se bajaron los paramédicos del vehículo tomo a su hijo a cuestas y lo dejo en la camilla entre sollozos.

-El... El... No...- no fue capaz de continuar hablando du voz se quebró y cayó de rodillas.

Uno de los paramédicos creyó entender que sucedía y dejó caer sus dedos indice y medio sobre la yugular del joven, aún tenía pulso débil pero allí estaba.

Se montaron en el vehículo de emergencia y lo llevaron al hospital más cercano.

....

Sentía un olor a estéril, como cuando abres guantes de latex o una jeringa, una luz blanca pegó de lleno contra su rostro y lo cegó por un instante para luego permitirle apreciar en donde se encontraba. Una sala blanca iluminada por tubos halógenos, estaba recostado sobre una cama de hospital y de su brazo salían un ramillete de sondas, a su izquierda tenía una maquina que marcaba el ritmo de su corazón y a la derecha reconoció la figura de su padre sentado mirándolo fijamente.

-Yoongi! Dios hijo me haz dado un susto terrible-

-Yo...-

-No te esfuerces, tranquilo ya todo está  mejor-

-Papá...-

- No se lo que pasa hijo, pero si algo te esta molestando puedes confiar en mi. Sé que no soy tu madre, pero hago lo mejor que puedo-

-Lo siento, fue solo una estupidez-

-Yoongi no comiste nada por más de una semana, estabas totalmente deshidratado-

-Yo... Simplemente no tenía hambre-

-Por dios es necesario comer!-

-Lo sé, lo lamento-

-Te desmayaste producto del ayuna, cuando te encontré en tu apartamento casi no tenías pulso. Los exámenes revelaron que te diste un fuerte golpe que agravó El TEC cerrado que tenías-

Si, Yoongi llevaba un TEC (traumatismo encéfalocraneal) que lo acompaña desde la muerte de su madre.

Flashback

De eso ya van cerca de 16 años, la joven mujer iba acompañada de su pequeño una templada tarde de otoño,  se dirigían a una galería de arte en el centro de Seul, esta necesitaba afinar los últimos detalles para la exposición del fin de semana. Su pequeño iba afirmado de su vestido, el era bastante tímido por lo que siempre se escondía tras mamá.

-Yoongi-ah no hay nadie más aquí puedes soltar de mi vestido- dijo mientras le regalaba una dulce sonrisa.

El pequeño asintió tímidamente y comenzó a inspeccionar el lugar, era hermoso lleno de arte, olor a óleo y acuarelas, simplemente perfecto. Jamás pensó que tal perfección se vería interrumpida por los gritos desgarradores de su madre, corrió lo más  rápido que pudo en busca de su progenitora, hasta que la encontró tirada en el piso cubierta de sangre, un disparo en su abdomen le estaba arrebatando la vida a la joven mujer.

-Mami...-

-CORRE YOONGI!- gritó mientras una lágrima rodaba por su mejilla.

El perpetuador del disparo era un simple delincuente que buscaba dinero fácil  para poder consumir sus vicios, miró al pequeño sonriendo y apuntándole con el rifle.

-Lo siento pequeño no es nada personal, "mami" y tu solo estaban en el lugar y la hora inconrrectas-

-Déjalo ir por lo que más quieras!- gritaba desesperada la mujer escupiendo sangre.

-Hijo por el girasol por favor! Mami te cuida-

Yoongi comprendió enseguida, la pintura de girasol la había hecho el con sus deditos y su madre le había dado un espacio en la galería junto a la obra principal que estaba a pasos de la salida de emergencias. Él pequeño negó con la cabeza, mientras él hombre miraba el cañón del rifle preparándose para disparar, no dejaría a mami sola.

-Corre Yoongi! Mami quiere girasoles, mami quiere que su bebé los saque a tomar sol- dijo esto mientras se abalanzaba sobre el hombre tratando de quitarle el arma, el pequeño corrió hacia su madre haciendo caso omiso a los ruegos de esta.

Se oyeron dos disparos y nada más, al otro día la noticia estaba en todos los periódicos, <<Heroica madre lucha contra delincuente para salvar a su hijo, tanto ella como el criminal fallecieron en el lugar de los hechos, mientras el menor fue trasladado al hospital de urgencias con una lesión en su cabeza producto del culetazo que dio el arma.>>

Desde aquel día la vida de Yoongi cambió, se volvió más introvertido, la relación con su padre se deterioró poco a poco y estaba completamente seguro de que el golpe en la cabeza lo había vuelto loco, pues en más de una ocasión volvió a ver a su madre.

...

Hoy fue un mal día, pero decidí distraerme escribiendo.

Yoongi ve a Hoseok, porque tuvo una experiencia cercana a la muerte de pequeño.

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Let him go /  YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora