El Camino Lleva Al Final

Una calle oscura.

Él se encontraba solo, en aquel callejon, no sabía como había llegado allí y ni siquiera recordaba su nombre.
La noche era bastante clara, en el resto de la ciudad, en aquel callejon solo se podian ver las gotas cayendo de los tejados, afirmando ciegamente e indiscutiblemente que habia llovido, o que lo seguía haciendo.
No era muy tarde, los relojes daban las tres, no era demasiado tarde quizas para él, acostumbrado a ese callejon de una forma mas oscura e inquietante.
Sus ojos color ceniza atravesaban la olvidada calle de una forma dolorosa, sin que siquiera el silencio se atreviera a interponerse en el camiso de su mirada, interrumpido por el incesante goteo de los tejados, y de su pelo...
Su expresion era de dolor, pero él apenas sentia nada, sus manos se cerraban involuntariamente con la fuerza del odio, y él seguía sin sentir nada.
Los dolorosos recuerdos ensombrecian su memoria, y él seguía sin sentir nada, la lluvia habia cesado, y sus lagrimas hace tiempo se juntaron con el polvo de sus recuerdos.
Seguía mirando el callejon.
La tormenta volvía de vez en cuando, no sabía cuanto tiempo pasaba, le dolían las manos de odiar, y los ojos de mirar a traves de ese callejon que llevaba a ninguna parte.
Seguía mirando el callejón.
Las gotas caian incesantemente desde los tejados, la tormenta tuvo que ser fuerte, porque ni sus mejores recuerdos la borraron, y las gotas caian. Y él seguía mirando.
El ruido aumentaba en su cabeza, no se queria ir. Él apretaba más fuerte los puños. El sonido de la pasada tormenta caia en los charcos de lagrimas y odio, haciendo un horroroso ruido. Cada vez odiaba más, y cada vez sentía menos, estaba solo, y miraba a través de ese maldito callejón, que no le llevaba a ninguna maldita parte y...
Un brazo rodeo su cuello, su mirada no se desvió.
Y unos dedos tocaron los suyos.
Cuando ella le rodeo con sus brazos, la ultima gota de esa pasada tormenta cayo al suelo, y hubo silencio...
Entonces él desvió la mirada de el callejón, y la miró a ella.
Donde se encontraron la mirada de los que ya no eran ojos grises, donde se cruzaron la mirada con esos ojos de caramelo.
Y se hizo de día.