C35: Atrapados.

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POV MARIANA

Mi respiración se entrecortaba. Sentía todo mi cuerpo débil y cansado, mis ojos no podían ni siquiera abrirse porque mis párpados pesaban como si tuviera mil toneladas dentro de ellos. Tenía frío y miedo, mi cabeza me dolía y sentía como si hubiera dormido una eternidad.

Lentamente empecé a tomar fuerza suficiente para poder abrir mis ojos lentamente, la poca luz que había era por una ventana en el techo que dejaba pasar luz del sol, lo demás era obscuro y negro y completamente vacío excepto por una bandeja que contenía agua y pan.

Mi cuerpo lo anhelaba y lo quería, sin pensarlo dos veces trate de alcanzarlo pero note que mis manos estaban amarradas en la pared con unas esposas y mis pies al piso también, pude notar que había una aguja enterrada en la parte donde mi brazo se doblaba y me notaba pálida de todos lados. Junto a la aguja la seguía una tipo manguearita pequeña donde fluía un líquido rojo y caía en un balde gris.

Era mi sangre y la estaban extrayendo.

Quise zafarme pero se me hizo imposible, estaba demasiado débil y confundida. Un ligero recuerdo de la noche de Halloween inundó mi cabeza, comencé a llorar al recordarlo. Estaba atrapada y no tenía la suficiente fuerza para pedir ayuda, mi voz no salía y mi cuerpo no reaccionaba.

Mi vestido, mi cabello, toda yo estaba destrozada y cansada. Estaba perdida.

Recargue mi cabeza hacia la pared en donde me recargaba y empecé a forzar mi vista para ver más allá y descubrir dónde me encontraba pero lo que ví fue algo más que un más allá.

-Matt...- mi voz apenas salió de mi boca.-Matt... Aquí... Aquí estoy...- no podía gritar pero sabía que me podía escuchar porque se movió en su lugar, llevaba puesto un short deportivo nadamas y su abdomen estaba lleno de moretones. También le extraían sangre por el brazo, pero a diferencia de mi su balde estaba casi lleno.

-Mariana...- susurro y aprendas lo pude oír.

-Si... Si soy yo.- me puse feliz de que me escuchara, trate de moverme para darle más confianza y que no se preocupara por mi.

-¿Dónde estamos?- dijo tratando de no hacer movimientos bruscos.

-No lo sé...- me dolía la garganta de tan solo susurrar.- Pero te lo juro Matt... juro que te sacaré de aquí.- trate de acercarme a él pero estaba muy lejos.

-No lo creo...- era casi imposible escucharlo.- El no nos dejara...- pare al escucharlo.

-¿Quién Matt?- le pregunte despacio pero no me contesto, se quedo quieto en su lugar sin decir ni una sola palabra.-¡Matt!- trate de decir con todas mis fuerzas pero fue imposible, Matt no se movía ni hablaba. Lágrimas salieron de mis ojos sin piedad y trate de salir del agarre de las esposas, pero un sonido más fue lo que llamó mi atención. El miedo salió de mi en cuanto lo vi parado frente a mí viéndome con esos ojos que no podía descifrar. -¿Quién eres?- pregunté con más lagrimas en mis ojos.

La mascara blanca hacía que pareciera un sueño, alguien que no existía. Pero lamentablemente si. Al parecer mi pregunta no la iba a responder, al contrario. Fue sacando algo de atrás de su espalda, mi miedo incrementaba cada segundo hasta que me quede paralizada cuando la vi.

-No lo hagas...- mis lagrimas empezaron a salir cuando saco la pistola que apuntaba hacia Matt.- porfavor...- mi voz salía quebrada y sin fuerza, lo único que se oía en la habitación era mi llanto que inundaba todas las esquinas hasta que oi el disparo.

-¡NOOOOOO!- me abalancé todo lo que pude cuando vi el disparo en el hombro izquierdo de Matt y caí al piso.-¡MATT!- gritaba y sollozaba por toda la habitación, me dolía mi cara y mi pecho por tan fuerte que mis lagrimas salían, estaba gritando con todas mis fuerzas boca abajo rendida.

Quien quiera que haya sido se volvió hacia Matt y camino hacia el quitándole las esposas.

-¡QUÉ HACES!- gritaba tratando de zafarme.-¡DÉJALO!- no sé de dónde salía tanta voz. Termino de quitarle las esposas y lo cargo en su hombros para caminar hacia la puerta y llevárselo de ahí. Oi como la puerta de la habitación se cerraba dejándome sola con el intenso dolor que me cargaba solo con el ruido de mis sollozos.

Le había disparado a Matt frente a mí.

Instituto WhitmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora