Chapter 4: Yo soy Harry

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Pero no. Antes de bajar el picaporte, retrocedes. Vuelves a clavar la mirada en Celestina, a quien tienes parada a un lado, con las manos unidas y haciendo movimientos extraños con los dedos. Entonces vuelves a apoyar el legajo, de tapas naranjas, sobre el escritorio y te sientas, cómodo. Cuentas hasta tres y lo abres. En la primera hoja hay miles de datos. Entre ellos, tu nombre.

-Te llamas Harry Edward Styles -Celestina ya había leído todo con anterioridad. Averiguó tu historia desde principio a fin- naciste el 1 de febrero de 1977 -pasas a la segunda hoja y ya te encuentras con una foto en blanco y negro. Y más datos- ella es tu madre, Vanina Méndez -y te empieza a temblar el mentón y se te achinan los ojos, queriendo llorar- tenía veintitrés años cuando la agarraron. Era maestra de primaria y, aparte, ayudaba en villas de emergencias a niños necesitados -y se te dibuja una sonrisa. Pero muy pequeña, diminuta. No contrasta con las ganas que tienes de llorar- él es Juan Styles

-M-mi padre.... -susurraste y quedaste hipnotizado con esa foto.

-Tu padre militaba en la universidad donde estudiaba medicina. Se conoció con tu madre en la misma villa de emergencia que él visitaba, una vez a la semana, para comprobar que los chicos estén en condiciones aptas de salud -se para detrás de ti y apoya sus manos en tus hombros- tus padres se querían mucho ¿sabes?

-¿Porqué los mataron? -y no sabes de donde has sacado las fuerzas para elaborar esa pregunta. Tenías el corazón partido en dos.

-Por pensar diferente -y era la única respuesta que valía.

Te retiraste cabizbajo, saludando antes con un abrazo a Celestina, agradeciéndole el haber averiguado sobre tu vida. El haber podido sacar a la luz tu verdadera identidad. Ahora, había un nieto más recuperado. Victoria y Jade se levantan, del banco, apenas te ven atravesar la puerta y están esperando una respuesta. ¿Y? susurra tu hermana, y asientes, seguido de un dio positivo. Los ojos de Victoria se agrandan a sobre manera y Jade cubre su boca con una mano, y se le llenan los ojos de lágrimas. Llora por (y con) contigo. No dices nada y sales caminando, huyendo de allí. Pero no llegas muy lejos, porque frenas en las escaleras de la entrada y te sientas en el último escalón, de arriba abajo. O el primero, de abajo a arriba. Sigues con el legajo en mano y solo observas su tapa naranja, con tu número que da a identificarte. Y ahí sí te descargas y lo lloras todo.

Victoria y Jade aparecen luego de minutos. Entendieron que necesitabas estar solo, al aire libre. Y pensar. Es tu novia quien se arrodilla a tu altura, agarra tu cara con sus dos manos y es cuando también la ves lagrimeando a ella. Y te abraza fuerte y sigues llorando en su hombro. Empapando su camiseta. Cuando te levantas, tu hermana (que ya deja de ser tu hermana, pero lo seguirá siendo porque ella sí, siempre, se comportó como tal) también te abraza mientras refriega tu espalda. Te promete que jamás te va a dejar ir solo. Que siempre estará a tu lado y que te ayudará a imponer justicia en éste caso.

-Vi, no te enfades, pero... prefiero ir con Jade -ya estáis en la puerta de vuestras casas y te opones a ingresar a la que, durante veintitrés años, fue la tuya. Ya no la sientes tu hogar.

-Sí, no pasa nada. Vete tranquilo -apoya una de sus manos en tu hombro y te sonríe- si mamá me pregunta ¿Qué le digo?

-Cuentaselo, si quieres. Igualmente... yo voy a hablar con ella -si vamos al caso, y si es que María Rosa no te mintió, ella no tenía la culpa de tu adopción. Ella siempre te quiso. Era Carlos, tu padre, al que le temían todos, en esa familia.

-Cualquier cosa llama si quieres, eh -Jade le habla a su cuñada. Con una mano sostiene tu mano y, en la otra, tiene el manojo de llaves para entrar a su casa- o vente, no sé. Ven a cenar, no tenemos problema

Incógnita | Jarry | {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora