Incógnita | Jarry | {Adaptación}

Chapter 5: Todavía cantamos

27 de marzo del 2001.

Después del almuerzo en casa de tu novia, sales de allí para dirigirte a la Asociación de Abuelas. Hace una semana, se habían comunicado contigo para que asistieras a una reunión que harían demás nietos de desaparecidos. También, irían familiares a conocerte. Sería la primera vez que te reunías con ellos, para conocerlos. Desde que te enteraste que eras hijo de desaparecidos, tu mente quedó en blanco. Por más que tus ganas de conocer tu verdadera identidad, a tus verdaderos padres y verdaderos familiares, eran inmensas, tu inconsciente te llevaba a quebrarte y no pensar en otra cosa que la mentira que te hicieron creer durante tanto tiempo.

Por suerte tenías a Victoria, contigo. Porque ella seguiría llevando el papel de hermana. Así lo sentiste siempre y lo seguirás sintiendo. También a Josefina, que es tu cuñada y una amiga de aquellas pocas. Es la persona que te obliga a conocer la realidad desde otra perspectiva. Que quiere convertirte en un revolucionario que cambie el mundo, junto a ella. Y Jade siempre presente, por supuesto. Porque crees que sin ella, no podrías seguir caminando. Porque es Jade la que te estira un brazo cuando caes. La que te besa cuando lloras y la que le grita al mundo entero que te ama y que, el sentimiento, es mutuo. También la que caminó calles y calles, por el barrio, comunicándoles a todos sus conocidos que estaba embarazada. Que esperaba un hijo tuyo. Y tú feliz. Porque ibas a ser padre de aquella mujer que te enamoró a los dieciocho años, con la misma con la que os prometisteis una amistad infinita cuando teníais diez.

-Perdón -dices apenas te llevas por delante el cuerpo de una jovencita. Ella bufa, se agacha a agarrar el cuaderno y boli que se le cayó al suelo, y vuelve la mirada hacia ti- perdoname, enserio. No fue mi intención

-Está todo bien -te sonrió y te sentiste mucho mejor- no te preocupes. Siempre me llevo gente puesta -y se ríe como para calmar un poco la situación- ¿Buscas a alguien?

-Eh... en realidad, en un rato, vienen a visitarme familiares. Y también a una reunión que hacen los jóvenes, todos los jueves ¿puede ser? -llevas las manos a los bolsillos del pantalón y seguro que hiciste una mueca extraña con tu cara de la cual ella se rió.

-Tú eres Harry Styles ¿no? -y asientes- ¡Con razón te tenía cara conocida! -y le pegó a la tapa dura de su cuaderno azul marino- un gusto -te estrecha la mano- Karina Maciel, también hija de desaparecidos -y lo dice de una manera tan liviana que es extraña para ti- ven, la reunión es por allí -y le sigues el paso.

Ingresais a un salón y ahí te encuentras con varias personas. Tres hombres y cuatro mujeres. Los siete se giran cuando entras junto a Karina y ella te presenta como Haroldo, el último nieto restituido. Ahí conoces a Carolina Paz, a Federico Boeri, a Cristina Sandoval, a Lara Kotler, a Gustavo Rosales, a Andrea Bo y a Julio Quino. Todos hijos de desaparecidos. Nietos que fueron apareciendo gracias a la búsqueda incesante de las abuelas. Aquellas mujeres que siguen luchando para sacar a la luz más identidades.

Entonces, entre café y café, te enteras de que Carolina, Lara, Gustavo y Andrea, nacieron en la ESMA. Sus padres vivían en la Capital y fueron capturados por los militares. A las madres, las asesinaron después de dar a luz a sus hijos. La única que quiso saber de que manera murió su mamá, fue Lara. Los demás se opusieron a saber. Ya bastante dolor tenían dentro como para agregar uno más. Lo que sí sabían era a que oficios estaban dedicando su vida. Carolina estaba casada con un muchacho, hacía dos meses atrás (y todos fueron al civil). Lara, con tu misma edad, vivía sola. Gustavo convivía con un amigo y los fines de semana se iba a visitar a su novia que está en una ciudad cercana. Y Andrea continuaba viviendo bajo el mismo techo que sus abuelos. Ellos siguen vivos y ella quiere aprovecharlos al máximo. Ocupa la habitación que antes ocupaba su mamá.