Capítulo nueve.

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Capítulo 9

ALIYAH POV:

Con destreza y orgullosa de mi comportamiento, subo al coche de Eric. El muy galante está parado detrás de mi sujetándome la puerta del flamante porsche Cayenne y yo solo puedo sonreir al comprobar de nuevo que, a pesar de ser igual que Nathan en físico, sus caracteres son totalmente distintos. Una vez más me veo riendo por la cara de patético que tiene que tener el otro allí dentro, digiriendo aún lo que acaba de pasar. Aunque ese baño frío en la ducha, pienso devolvérselo.

Cuando Eric arranca el motor, yo cruzo mis piernas con elegancia y miro al frente. No sé donde me lleva pero al ver que nos dirigimos al centro, me incomodo. Los vaqueros tipo Levis que llevo puestos quizás no son lo más adecuado para ir a un restaurante elegante. ¡Qué más da! Seguro que los zapatos que llevo valen más que la cena que vamos a pagar. Me siento guapa y tremendamente sexy y eso es lo único que me importa en esta cita improvisada con el pequeño de los Jackson. Dirijo mi mano a la ruleta del volumen y bajo su mirada de aprobación, subo la música. Instantaneamente me sorprendo al escuchar la canción All in my head de Fith Harmony sonar en los altavoces.

—¿Te gusta Fith Harmony? —pregunto sorprendida. Son mis favoritas.

La comisura de los labios de Eric se curva y en seguida sé que, o bien le gustan demasiado, o sabe que me gustan a mí.

—No me disgustan.

Asiento en silencio y continuo cantando ese "I wanna feel you un- feel you under my body" mientras mis brazos se levantan y contoneo las caderas desde el asiento. Él me mira y disfruta, parece gustarle lo que está viendo, y yo, motivada por sus gestos me vengo arriba. Vuelvo a subir la música y sigo a lo mío amenizandole la conducción.

Pronto el coche se detiene frente a la entrada de un lujoso restaurante y yo me lamento. Mi modelito aunque es elegante, es mucho más adecuado para una noche de discoteca. Eric deja las llaves al aparcacoches y tirando de mi brazo nos dirigimos a la puerta. Allí nos espera una rubia despampanante, vestida con una falda de tubo negra y una camisa blanca; su pelo está recogido en un moño bajo y discreto, y cuando nos ve llegar, sonríe.

—Señor Jackson —saluda desde el atril y Eric le devuelve la sonrisa antes de que el cañonazo continúe­—: ¡qué alegría verle por aquí!

La palabra señor rechina en mi cabeza. ¿Cómo pueden llamarle señor? Por un momento le miro, tiene un aspecto tan juvenil y desenfadado. No sé su edad, no se lo he preguntado, pero no debe pasar de los veintisiete. Él vuelve a sonreír en dirección a aquella mujer y poco después un hombre situado a su lado, nos acompaña a nuestra mesa. Eric retira la silla en la que voy a sentarme y yo me siento halagada. Después se sienta él.

—¿Te gusta el restaurante?

Antes de contestar paseo la vista por mi alrededor. El establecimiento es elegante e íntimo. Las luces tienen poca intensidad y me siento cómoda. Los farolillos de luz rosa me hacen gracia, me dan ganas de coger más de uno y llevármelo a casa.

—Es muy bonito —digo al fin.

—¿Nunca habías venido?

Su pregunta es lógica. Estamos en el centro de la ciudad y nosotras la frecuentamos mucho, pero sinceramente, éste lugar nunca lo hemos visitado.

—No, pero depende de cómo nos atiendan es posible que lo visite más a menudo.

Jackson tres sonríe con ternura y de repente se me ocurre una pregunta a mi también.

—¿Por qué querías cenar conmigo?

Ésta vez su risa es pícara, mucho.

—Porque eres preciosa.

Quédate o dispara (DISPARA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora