A la mañana siguiente Iwaizumi despertó un poco desorientado, sin reconocer el entorno. Bostezó y cuando quiso estirar los brazos, se dio cuenta que su mano derecha estaba tomada por alguien. Se incorporó con cuidado en el futón y observó a Oikawa, aún dormido. Estaba boca abajo, con un brazo escondido bajo la almohada sobre la que apoyaba la cabeza, y el otro cayendo por un borde de la cama. Era su postura más cómoda para dormir, según él. Iwaizumi lo había visto dormir así infinidad de veces desde los cinco años; desde aquella época que él dormía en el futón de invitados, junto a la cama de Oikawa (aún en la propia casa de Hajime, Tooru era el que ocupaba la cama.) Pero tenían diez años la última vez que Tooru, en sueños, había usado el brazo que colgaba fuera del colchón para tomar la mano de Hajime.
Iwaizumi bostezó de vuelta y jugueteó con los dedos de Oikawa. Cuando estaba así de tranquilo era imposible creer que despierto fuera un bastardo ruidoso, irritante y dramático. Trató de soltarlo con precaución para no despertarlo, y entonces los dedos de Oikawa se entrelazaron con fuerza a los suyos. Pensó que se había despertado, pero no; solo se removió un poco, murmuró algo inteligible y siguió respirando profundo entre sueños.
No era de extrañar, pues hacía a penas cuatro horas que se habían acostado, ya que estuvieron charlando hasta muy tarde. No habían alcanzado a aclarar muchas cosas, debido a que la mitad del tiempo Hajime solo tenía unas ganas impresionantes de estamparle la cara contra la pared. No obstante, la otra mitad... bueno, la otra mitad prefería cosas que no pensaba admitir en voz alta. Pero aún así se imponía la irritación violenta sobre las demás emociones, sobre todo cuando Oikawa estuvo más de veinte minutos riéndose.
—Espera, espera, ¿me estás diciendo... ? —hablaba entre espasmos de risa, sosteniéndose el estómago.— ¿Me estás diciendo que estabas celoso?
—Nunca dije eso —masculló Iwaizumi, una vena en su cuello palpitaba con fuerza.
—¿Y de Ushiwaka? —Toruu se resbaló del cojín y terminó de lado en el suelo, carcajeándose.— ¿Justamente de él, celos?
—Cállata o baja la voz, te oirá todo el maldito vecindario.
—No pasa nada, los chicos aún no vuelven a su casa y del otro lado no vive nadie —explicó Tooru limpiándose una lágrima de risa de las pestañas.— En serio, Iwa-chan, esto me mata.
—Ya me gustaría que estuvieses muriéndote.
En verdad a Hajime le traía sin cuidado Ushijima. Desde pequeños, el que había comenzado la rivalidad con el chico en cuestión, había sido Tooru. Pero los enemigos de tus amigos son tus enemigos, por lo tanto y por extensión, Hajime detestaba a Ushijima. Lo que era cierto es que le irritó un tanto cuando Ushijima comenzó con su obsesión repetitiva de invitar a Oikawa a Shiratorizawa. No obstante, como sabía que Tooru jamás aceptaría eso, pudo pasar por alto aquella pequeña irritación que surgió en alguna parte de su ser y todo continuó como siempre.
Cuando Oikawa lo llamó para quejarse de su desgracia al compartir universidad con Ushijima, tampoco le interesó demasiado. Ambos eran muy buenos jugadores de volley e Iwaizumi sabía que harían un buen equipo si jugaban juntos. Él ya había tenido su oportunidad de compartir la cancha con Oikawa durante la preparatoria. Hombro con hombro y junto a todos los de Aoba Johsai, habían crecido y mejorado un montón. Había sido una época que siempre atesoraría. Pero Iwaizumi sabía que Oikawa pertenecía a otro nivel de jugadores, uno al que él solo podía aspirar con muchísimo esfuerzo y dedicación, pero no estaba seguro de alcanzar. Un nivel donde alguien más ya imperaba hacía años. Sabía que Ushijima sería el aliado ideal en la cancha para que Oikawa llegara muy lejos.
ESTÁS LEYENDO
El Club de los 5 - Haikyuu!!
FanfictionLos chicos de tercero dejan atrás la preparatoria y entran a la vida universitaria. Oikawa se muda a Tokio sin Iwaizumi, tras haberse declarado torpemente y sin saber la respuesta. Allí descubre que sus nuevos y ruidosos vecinos son Kuroo y Bokuto...