Capítulo 11

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El siguiente jueves por la noche, los cinco ex-capitanes estaban reunidos una vez más en el apartamento de Kuroo y Bokuto. Habían tenido una dura semana de prácticas y el calor en Tokio era tan agobiante, que el único consuelo era quedarse en un lugar cerrado y con aire acondicionado. Ellos, en cambio, solo tenían un ventilador y comían una fresca sandía mientras debatían sobre las prácticas y otros temas.

—Kenma me odia —dijo en un momento Kuroo, dejando caer la cabeza sobre la mesa.

—¿Por qué piensas eso? —inquirió Tooru, quien se abanicaba con una de las revistas mensuales de volley.— ¿Te dijo algo?

—Solo lo sé.

—Kenma siempre me pareció un chico muy calmado como para llegar a odiar a alguien —intervino Daichi.— Incluso a ti, que sabes cómo hacerte detestar.

—¡Ezo, ezo! —asintió Bokuto con la boca llena de sandia, masticando. Tragó.— Sería demasiado esfuerzo para Kenma.

—Es verdad —murmuró Kuroo.— Sería problemático para él...

—¡Exacto, no te preocupes, bro! —sonrió el chico búho, y tomó un abanico para echarle aire a su deprimido amigo.— No creo que Kenma jamás se complique con sentimientos tan problemáticos como el odio o el amor —Bokuto puso cara de confusión al ver que Tooru y Daichi le hacían gestos para que se callara... gestos que él no entendió, claro.— ¡Así que ni te odia... !

—... ni me quiere —terminó la frase el otro, siguiendo la lógica de su amigo.

—¡Claro! ¡Solo se volvió indiferente a ti! —le dio unas palmaditas en el hombro.— ¿Ves que no era tan grave?

Kuroo se incorporó observándolo con cara avinagrada, mientras Tooru y Daichi suspiraban, exasperados.

—Kuroo —lo llamó Ushijima.

—Dime.

—Toma —le pasó un control de la Play Station y señaló el juego de citas.— Tú puedes conseguirlo —le dijo con suma seriedad, alzando un puño en su honor.

—No sé... —musitó el muchacho, poco convencido.

—Es de mucha ayuda —le dijo entonces Tooru, asintiendo.— Te forja el carácter para la realidad.

—¡Yo también quiero probar! —exclamó Bokuto.— ¡Vamos, bro!

Unas horas más tarde Kuroo tenía conquistadas a casi todas las chicas del juego, salvo la única que parecía interesarle: "Kozumeki". Por otro lado, los cuatro se echaron a reír a carcajadas cuando a Bokuto lo rechazaron de plano en su primera interacción.

—¿POR QUÉEEE? —se lamentaba el chico.

—Te dijo "Hola" y le pediste casamiento, Bokuto —puntualizó Kuroo. Tooru palmeaba la mesa mientras se reía.

—¿Y eso qué tiene de raro? —replicó Bokuto.— ¡Fue amor a primera vista! Mírala —señaló la pantalla con el control.— ¡Tiene las mismas cejas que Akaashi!

—Así que lo tuyo es un fetiche con las cejas, ¿eh? Interesante.

—No-huh, es solo que me recuerda a la expresión que tiene Akaashi cuando me habla —explicó concentrándose en el juego de nuevo.— Y entonces me sale pedirle matrimonio.

Los demás se rieron por lo bajo, pero no le dijeron nada más. Mientras Bokuto seguía afanándose en convencer a "Akaane" de que lo mejor que podía pasarles era casarse y tener una docena de hijos (para formar su propio equipo de volley, con suplentes incluídos), Kuroo los observaba a todos con un tanto de envidia. Tras la semana libre que cada uno pasó en su casa, los otros habían regresado con una inconfundible aura de felicidad. Oikawa caminaba raro los primeros días, pero no perdía la sonrisa estúpida ni cuando dormía; Daichi, por su parte, tenía esa expresión de dicha profunda que lo hacía parecer zen en todo momento; Bokuto seguía tan idiota como siempre, pero ahora no paraba de hablar en voz alta sobre sus ideas a futuro con Akaashi; y Ushijima... bueno, él era feliz con el volley.

El Club de los 5 - Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora