No volví a trabajar. Del café fuimos directamente a casa de mis padres, él quería conversar con ellos de inmediato. Felipe no quería que volviera a trabajar y, en estas circunstancias, la casa de mis padres era el mejor refugio que podría encontrar, según él.
Por supuesto, ellos estuvieron de acuerdo enseguida, de hecho, estaban felices, sobre todo mi papá que lo único que quería es que su “niñita” volviera a la casa. Y mi mamá tendría a su compañera de vuelta.
Mientras yo hablaba con mi mamá, diciéndole que no era tan necesario irme tan pronto, Felipe se llevó a mi papá al patio, no sé qué le dijo, pero cuando volvió, él me miraba raro, con tristeza, con miedo, no sé.
―¿Qué pasa? ―pregunté.
―Nada, hija, nada. ¿Cuándo te vendrás? ―contestó presuroso.
―No sé, le estaba diciendo a mi mamá que no era necesario que me viniera tan pronto, puede ser a fin de mes, mal que mal ya tengo el mes pagado del departamento.
―No, hija, usted se me viene lo antes posible, no quiero que esté sola por allá, prefiero que se quede con nosotros esta noche y mañana vamos en la camioneta a buscar todas sus cosas ―sentenció mi papá.
―Pero ya pagué el…
―No importa, usted sabe que por plata no tiene que preocuparse, para eso tiene a su papá y a su mamá ―me interrumpió―, así que se me queda aquí esta noche y mañana se viene de vuelta con nosotros.
Yo miré a Felipe suponiendo que él me apoyaría, pero supuse mal, para variar él sabía algo que yo no y apoyó la moción de mis padres. ¿Por qué insistían en tratarme como una niña chica a la que no se le puede contar nada?
―Está bien ―acepté a regañadientes.
Felipe, tranquilo ya con la decisión de papá, decidió irse a su casa, ya era tarde y Teresa lo esperaba. Yo aproveché la oportunidad para salir a despedirlo afuera y conversar con él.
―¿Qué está pasando, Felipe? ―le pregunté algo cansada por las intrigas.
―No sé, hermanita, pero de que algo está pasando, algo está pasando y no quiero que te arriesgues.
―No entiendo…
―Si el collar se apagó sin sentido, si Ámbar y Fernando quisieron atacarte, no estás segura, hermanita, yo no quiero alarmarte, pero si él se dio el trabajo de venir hasta aquí para ver qué ocurría…
―Él vino a comprobar si yo quería o no quería seguir con él.
―¿Eso te dijo?
Yo lo miré confundida.
―No vino por eso, yo te lo dije, él estaba preocupado por ti, como yo lo estoy ahora.
―¿Qué le dijiste al papá?
―Le dije que estabas siendo acosada en tu trabajo, bueno, que había un par de enamorados y que ya te estaban molestando demasiado, que no estabas segura en ese trabajo.
―¿Debo tener miedo?
―¿Tú? No, aquí estarás segura y del resto nos haremos cargo él y yo.
―Él habla contigo, ¿cierto?
No me contestó, sólo me miró significativamente, su cara lo decía todo, sí, se comunicaban los dos.
―¿Desde cuándo?
―Desde que sé de su existencia ―contestó sintiéndose culpable.
Yo tomé aire.
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Una Tarde Especial
FantasyFantasía y Romance. Dioses mitológicos, sirenas y humanos se mezclarán en esta historia de amor donde el amor sobrevive por los siglos de los siglos... Portada: Muelle del Faro del Mall Antofagasta Karolina Asgard Disponible también...