Hiroki estaba estupefacto. Simplemente no era posible. Sudou era un dependiente de tienda y era un tipo tímido e inofensivo. Pero su semblante ahora era bastante diferente. Como si se hubiera estado escondiendo tras una máscara.
Sudou, diez años mayor que Hiroki, y ahora su captor, se quedó mirando fijamente con una firme expresión de triunfo.
-Hiroki... -sonrío como un psicópata. Se acercó lentamente extendiendo la taza de café. En otro escenario la situación hubiera sido muy normal, pero era aterrador.
El menor retrocedió y tropezó con la cama. En realidad trataba de mantener la calma pero no podía bajar la guardia.-toma, Hiroki, debes estar hambriento.- dijo Sudou. Su sonrisa se borró al ver la reacción del chico.
-vamos, tómalo- se ofuscó un poco y le apuntó con el arma.Hiroki tomó la taza con una mano.
El sujeto con semblante casi desquiciado, le hizo una seña. Hiroki no tuvo mas opción que beber el contenido sin pensar un segundo en las consecuencias. Instantes después todo se puso negro.
Sintió cómo era mecido levemente. ¿Cuánto tiempo habría pasado? Su estado de sopor intenso le impedía darse cuenta de qué estaba pasando con exactitud. Su conciencia volvía gradualmente. Manoteó sin sentido al aire aun confundido del extraño movimiento, y palpó lo que parecía ser cálida piel. Se sobresaltó pero la debilidad no le permitía reaccionar.
El mundo se hizo un poco más claro..... ¿Por qué le dolía tanto su.... Su trasero?