«DULCE PASEO». | (Larry).

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Harry sale del portal. Mira a su alrededor. No sabe hacia donde ir. Louis toca dos veces el claxon. Enciende y apaga las luces. Harry se cubre un momento los ojos con la mano para ver mejor, como un joven marinero haciendo vigía. Entonces lo reconoce de lejos y, de inmediato, echa a correr hacia el coche. Louis le abre la puerta y Harry se tira dentro.

-Venga, rápido, arranca, que los chicos están a punto de salir.

Louis arranca y, en un momento, están ya detrás de la esquina.

-Caramba... -Harry se echa a reír-, no te reconocía. Pero -mira a su alrededor- ¿qué haces con este coche?

-Es de mi madre. Se lo he pedido y me lo ha prestado.

-No me lo puedo creer. ¿Has llevado el tuyo al taller? Mi mecánico te lo hubiese dejado como nuevo, y hasta te hubieras ahorrado dinero.

Louis conduce divertido.

-No, no, el mío sigue tan abollado como lo dejaste después de tu ataque de celos. 'Este lo he tomado por ti.

Harry hace una cara divertida y solo se limita a encogerse de hombros.

-¿Por mí?

-Sí, tiene cambio de marchas.

Harry mira. Ve la mano de Louis entre los dos asientos. Justo en ese momento, Louis está metiendo la cuarta. Será más fácil aprender a manejar, piensa.

-Vaya... ¡gracias! Qué fuerte... Te has acordado de mí cuando visitaste a tus familia. -Entonces se detiene un momento-. ¿Se lo has pedido a tu madre? Por el cambio de marchas, por mí... Pero ¡entonces le has contado también lo nuestro! -Y se le echa encima y lo besa, haciéndole dar bandazo.

-¡Estate quieto, Harry, no vayas a abollar éste también!

-¡¿Más de lo que está?! -Harry se sienta bien de nuevo-. ¿Y cómo va a darse cuenta?

-Las madres siempre se dan cuenta de todo. Piensa que este coche lo usaba yo cuando era más joven. Ella se daba cuenta de si había fumado, de si había bebido o incluso de si había subido a alguien o de si había hecho el acto...

-¿El acto? Pero ¿que manera de hablar es ésa? ¡Dios mío, eres un depravado! Además, perdona, pero ¿hiciste «el acto» en este coche y ahora te atreves a llevarme de paseo en él? -Y se pone a pegarle en broma.

-¡Oye, que ha pasado tiempo!

-¿Y qué? Todo lo que hiciste cuando aun no te conocía me vuelve loco. Me gustaría volver atrás en el tiempo, como si fuese un DVD, para verte. O mejor no, hacerlo directamente en el cine. Sentarme en primera fila, con un cubo de palomitas, y mirar la película de tu vida en silencio, sin que nadie me molestase.

-Bueno, también yo podría decir lo mismo con respecto a ti. También a mí me gustaría estar en un cine y ver las escenas más importantes de tu vida.

-No te has perdido de mucho. Tienes la posibilidad de vivirlo todo de mí.

-También tú. El día más bello es aquel que todavía hay que vivir.

-¡Lo que hay que oír! Eso te lo has inventado. ¿Y qué piensas hacer con todos los polvos que has echado en este coche? ¿O es que los has olvidado?

Louis lo mira, vuelve la cabeza repentinamente hacia Harry.

-No lo puedo creer.

-¿Qué?

-¡Estás celoso! ¿Recuerdas lo que dice aquella canción?-A estas alturas, lo sé todo sobre esa canción. Claro que lo sé. «Querido amigo celoso, es una pena, una enfermedad, que no puedas olvidarte de lo que no puedes saber de mí, todos mis amores procedentes te duelen más que un dolor de muelas, todos los besos que he dado no desaparecen por un agujero...»

-Estás empapado, ¿eh?

-Ya lo creo. Después de todas las recopilaciones y las interpretaciones que he oído en los últimos tiempos.

-Entonces ya entiendes que yo también sufro. La misma canción continua diciendo «En confianza, mi amor, yo también tengo algún problema, por no hablar de tus ex asuntos de cama».

-Sí, sí, ¡no me cambies el tema! ¡Confiesa! ¿Has hecho el amor en este coche o no?

Louis lo piensa un momento.

-No.

-¡Júramelo!

-Te lo juro. Sólo un beso una vez.

Harry frunce el ceño.

-¿Estamos en paz?

-A muerte.

-¿Una paz a muerte?

-¡Sí, es mi manera de decirlo cuando tengo unas ganas locas de no discutir!

-Bueno, entonces me detengo para que puedas conducir. Pero no a lo bestia, ¿eh? Detente de vez en cuando.

Louis acerca el coche lentamente al borde de la carretera y se detiene. Harry pasa por encima de Louis.

-Harry, espera a que me baje.

-Venga, no seas delicado, acabamos antes si pasas por dentro.

Y ejecutan un cruzarse confuso, se encienden los intermitentes, Louis se da un golpe en el salpicadero, «Ay», una pierna atravesada, Harry se ríe. «Pesas un montón...», y esos pantalones tejanos demasiado estrechos... Pero al final cada uno ocupa su nuevo asiento.

-¿Arranco?

-Arranca. Y despacio.

Harry aprieta el embrague. Mete la primera.

-¿Qué tal voy?

-Muy bien... quizá porque todavía no vas. Aprieta el acelerador y suelta despacio el embrague.

Harry obedece. El coche arranca lentamente.

-Bien, ahora mete la segunda.

Harry aprieta de nuevo el embrague, y cambia la marcha.

-Ya está, segunda...

-Ha rascado.

-Qué pesado eres, la he metido, ¿no?

Y se pierden así en el tráfico de la noche. Una marcha tras otra. Alguna rascadita que otra. Alguna sacudida. Un intermitente puesto demasiado tarde. Una frenada de más. Louis pone las manos en el parabrisas.

-Ay. Pero ¿por qué tienes que frenar así?

-Disculpa...

-Harry se ríe y vuelve a arrancar. Y otra vez una clase de conducir divertida.

-Mantén el volante a las diez y diez.

-Pero es tarde.

-¿En qué sentido, ya quieres regresar?

-No, digo que a las diez y diez es tarde, el volante lo debería estar sujetando ya, ¿no? ¡Si no, nos vamos a estrellar!

-Qué gracioso.

-Es una de esas bromas que si las haces en la oficina todo el mundo se ríe. De todos modos, me canso de tenerlo así.

-Pues te suspendo.

-Y yo me presento a recuperación. -Harry resopla y acelera. Y vuelve a salir en segunda-. Bien. -Y el coche se cala.

-Mal. Te vuelvo a suspender.

Y siguen así, mejorando poco a poco, acelerando de vez en cuando, conduciendo lentamente, sin causarle demasiados daños al motor.

-Harry, te has metido en la autovía.

-Sí, es más fácil... La velocidad del carro disminuye.

-¿Qué haces, te detienes?

-Sí, de todos modos, he conducido superbién. Estoy cansado. -Harry aparca en una pequeña área de descanso-. Y ahora, si es cierto lo que me has dicho, me gustaría inaugurar el coche de tu madre.

Enciende la radio y apaga todo lo demás.

Oscuridad. Suspiros repentinos. Manos que se cruzan, divertidas, ligeras. Desabotonan, buscan, encuentran. Una caricia, un beso. Y otro beso y una camisa que resbala. Cinturones que se abren. Cremalleras de bajan lentamente. Un salto. En la oscuridad pintada de oscuridad. Feliz de estar allí... Oscuridad hecha de deseo, de ganas, de ligera transgresión. La más hermosa, la más suave, la más deseable. Coches que pasan veloces por la carretera. Faros que iluminan como un rayo y desaparecen. Ráfagas de luz que dibujan bocas abiertas, deseos suspendidos, sufridos, alcanzados, cumplidos, ojos cerrados, luego abiertos. Y más y más. Como entre las nubes. Cabellos alborotados y asientos incómodos. Manos que proporcionan placer. Bocas en busca de un mordisco y autos que continúan pasando, tan veloces que nadie tiene tiempo de reparar en aquel amor que sigue el ritmo de una música al azar, procedente de la radio. Y dos corazones acelerados que no frenan, que están a punto de chocar dulcemente.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2013 ⏰

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