Soy Anni y les contare algo:
Las personas a mi alrededor dicen que el amor es la mayor magia que puede haber en el mundo y lo respeto pero para mi no es asi, el único amor verdadero que he visto es el de mis abuelos, 50 años juntos es mucho ¡enserio...
No podía creerlo, Daniela y Luciano besándose , no sabia que hacer así que me apegue a la pared para que no me vieran.
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Ella estaba traicionando a Sebastian, que perra, no sabia que ella era así. Salí corriendo al aula y entre, aun seguía en shock.
***
Ya era hora del receso, estaba pálida, no sabia si contárselo a mis amigas o no, si decirle a Sebastian o no. Estoy confundida.
—Annie, ¡tierra llamando a Annie!—dijo Mel chasqueando los dedos frente a mi. Para que despertara.
—¿Ah?
—Que ocurre mujer estas muy rara y pálida, estas perdiendo el color hermana —dijo Marissa.
—Les contare algo pero no se lo digan a nadie ¿ok?
—Por la garrita—dijo Elena.
—Vi a Daniela besándose con Luciano en el cuarto del conserje.
Mis amigas abrieron la boca sorprendidas.
—¿Es en serio?—dijo aun sorprendida Nayely.
—Si, muy en serio.
—¿Y?—pregunto Elena.
—¿Y que?
—¿Que esperas para decírselo a Sebastian?
¿Le digo o no le digo? Esa pregunta recorría por mi cabeza. Si le decia, tenia posibilidad de estar con él, pero si no, el seguiría siendo un cachudo, pero estaría traicionando a Daniela ¿o no? Debería de importarme mas la integridad de las personas.
—¿Se lo digo?
—Yo pienso que si, porque tal vez así te agradezca y termine con ella—dijo Nayely.
—Y tal vez llegue a estar conmigo.
—No sueñes tanto—dijo Mel a lo que le conteste con una cara seria y molesta.
Melody siempre tan realista.
—Mel, ¡No destruyas sus sueños!
—Gracias Nay, pero tiene razón.
Caminamos hacia la cafetería para comer algunos snacks. Y luego nos sentamos en una mesa a comerlos.
—Cuentenme de sus vidas—chillo Elena tratando de romper el silencio que se había formado.
—Mañana cumplo 5 meses con Joan.
Rodé los ojos.
—Awwww—dijeron todas al unisono excepto yo obviamente.
—Siii— chille y luego puse una cara seria.
—Ya se que no te cae, pero trata de llevarte bien con él, o por lo menos soportarlo.
—No pidas mucho—reí
Toco la campana anunciando que ya se había terminado el receso. Todas nos levantamos y nos fuimos a clases.
