Nadie sabe bien cuando aparecieron ,simplemente parece como si ellos estuvieron entre nosotros desde siempre .Si bien hubo bastante revuelo tanto en nuestro país como en el resto del globo ,la cosa ha perdido fuerza siendo un misterio que nadie puede entender.
En su momento varios estados ,exceptuando el nuestro, científicos , psicólogos, sociólogos ,psiquiatras y grupos para-normales se fijaron en nosotros y nuestro problema.
Varias investigaciones científicas terminaron en frustración ,incluso el gobierno de los estados unidos envió un equipo de diversos especialistas , sin embargo, termino en el mismo callejón.
Poco tiempo después intentaron retomar la vía de la psicología y la psiquiatría."Una ilusión compartida "decían los psicólogos y psiquiatras de la comunidad internacional. Varios vinieron hasta acá e interrogaron a todo aquel que afirmaba con mucha convicción haberlos visto. Pero todos estaban cuerdos y no compartían ningún síntoma ni nada en verdad además de ,pues, haber visto por lo menos una vez ,a la distancia, a uno.
Fue hace unos pocos años la ultima investigación de este estilo. Uno de sus investigadores era Eugenio, un psicólogo chileno de 30 años quien hacía tiempo estaba apasionado por el caso de los uruguayos y los esqueletos.
Cabe destacar que debido a la falta sucesiva de explicaciones ,a los uruguayos se les creyó de locos, y no fue hasta hace un año que nos empezaron a denominar como los "calaveritas".
Eugenio abandonó su vida en Chile para estudiar de cerca, de primera mano a los uruguayos. Pasó cuatro años estudiando el fenómeno , entrevistando cientos de uruguayos.
Algunos le decían que por culpa del suceso , empezaron a creer en los espíritus, otros tuvieron que recurrir a terapia o a una iglesia cercana.
Eugenio hasta la fecha aún no ha podido identificar el común denominador de estos uruguayos que han visto estos seres. Ya ha probado de todo, y nada ha funcionado para explicar este fenómeno.
Según le han contado y lo que ha escuchado en charlas de amigos , cuando "salta" el tema, es que son esqueletos vestidos con ropa de calle que se ven a no menos de una cuadra, "a lo lejos", siempre mirando a la nada, o sentados mirando al rio de la plata en la rambla.
El psicólogo chileno sin prejuicio alguno le cuenta a sus compañeros chilenos, que las calaveritas se comportan muy parecido a los uruguayos en verdad ,según lo que le dicen.
Faltando un mes para el retorno a Chile , una de sus vecinas ,le llama y le comenta que en la vieja cancha de fútbol ,todos los días por las mañanas cuando apenas sale el sol ,se aparece el mismo esqueleto mirando al arco.
Ante tal sorpresa ,Eugenio toma su equipo y "bien tempranito "se sienta en la tribuna ,esperando un suceso milagroso y muy ansiado.
Las horas pasan , ya casi son las 7 y no sucede nada.
De pronto una voz a sus espaldas le dice
-Así no lo vas a agarrar....tas(estas) muy cerca.
Alarmado se da la vuelta para reconocer a uno de sus primeros entrevistados, "el profe".
El profe es un ex director técnico que dejo las canchas ,luego de que uno de sus jugadores pasara a formar parte de la lista de desaparecidos de la dictadura.
Con una confianza ciega ,le dice:
- El se aparece a veces ,cuando quiere... Y mirando al suelo angustiado continua:festeja un gol o a veces solo mira al arco.
Eugenio lo mira con desconcierto y le pregunta:
-¿Por qué no me había mencionado esto antes? Y este le responde:
-Que se yo... hacía falta tiempo Eugenio.
Eugenio entendió que "el profe" se reservaba algo entre sus amarillos dientes, algo enrollado en recuerdos y emociones. Así que decidió retirarse con cautela.
Lo último que vio antes de abandonar el campito , fue al profe , con su deportivo violeta y blanco , recostado contra una columna de la vieja cancha ,mirando al arco visitante.
Ese día Eugenio decidió hacer lo de siempre, ir a recorre los sitios en donde fueron avistados los últimos calaveritas.
Llegada la noche , decidió volver a casa. Tomó un ómnibus que en su trayecto recorría casi todo 18 de julio.
Mientras viajaba no podía evitar pensar en las palabras del profe , sumido en sus pensamientos nadaba en los más profundo de sus recuerdos de entrevistas pasadas.Y una frase se repetía: "No olvido ni perdono". Una y otra vez , haciéndose cada vez mas y mas alta.
Hasta que el ómnibus frenó de golpe.
Eugenio volvió en sí y miro conmocionado a la calle.
No podía creer lo que veía. Un centenar de personas caminaban en silencio, algunos incluso sosteniendo llamativos carteles.
Intrigado ,se bajó del ómnibus sin mediar una palabra con el chofer. Caminó lento y mirando como un niño maravillado hacia la multitud.
Mientras leía los carteles y los pasa-calles, la multitud lo absorbía de a poco. Se percató de que algunas personas sostenían fotos en blanco y negro.
Un mar de caras a color y en blanco y negro ,le llenaban sus ojos y desbordaban su mente.
De pronto ,como una caricia , como una suave brisa o el caminar de una hormiga , vio una extraña figura caminando junto a una señora de varias arrugas ,lentes botella y espalda encorvada.
Esta señora sostenía la foto de un joven con bigote y mirada elocuente. Esta gritaba con fuerza : ¡No olvido ni perdono! , ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!. Y la voces aledañas también sumaban sus gritos de "Justicia" formando un cántico, que se asimilaba al lento pero firme marchar de la multitud.
La figura extraña caminaba tan lento como la anciana apoyando su esquelética mano sobre el débil hombro de la madre.
Eugenio alcanzó a ver, que esta figura usaba un traje negro muy fino y elegante además de zapatos en punta.
Pero eso no era todo.
Eugenio se quedó perplejo cuando la figura dejó de mirar a la anciana , lo miró y susurró al viento :" yo si perdono".
Por un momento se hizo el silencio y Eugenio agachó la mirada para poder comprender lo sucedido ,pero para cuando devolvió la mirada ni la figura ni la anciana estaban allí ,y volvió el ruido de los pasos y murmullos de la gente.
Emprendió una suave retirada , caminó mirando al suelo ,contra la corriente, contra el mar de personas y esqueletos...
Escrito por Matias Rosas.
