Capítulo 1: Lyra

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NdA: Intento hacer los capítulos cortos para que sean lo más amenos posibles. De todas formas, este ha quedado un poco largo al ser introductorio. Espero que lo disfrutéis.

Los fuertes músculos del caballo se tensaban bajo sus piernas, del mismo modo que había hecho ella con sus manos durante los últimos días. Cada pocos segundos, su rostro se crispaba y tenía que hacer serios esfuerzos para acallar los sentimientos de furia que le mordían las entrañas. Pero, cuando salía a cazar en el enorme bosque que rodeaba su ciudad natal, su mente se vaciaba, dejando únicamente sus cinco sentidos centrados en su caballo, su arco y los animales que huían despavoridos. Ni siquiera el dolor de su vientre parecía molestarla.

Su fino oído, entrenado durante años, captó el sonido de unas fuertes patas rompiendo las pequeñas ramas que cubrían el suelo del bosque. Moviendo suavemente la mano con que sujetaba las riendas ralentizó el paso de su caballo para adecuarlo al del animal que corría a su lado. Extrajo una flecha del carcaj que rebotaba contra su espalda y la clocó en el arco que llevaba en la mano izquierda. Sujeta únicamente con las piernas, alzó el arco cargado hasta colocarlo a la altura de sus ojos. Escrutó el follaje hasta dar con el pelaje oscuro sobre el cuerpo grácil, contuvo la respiración unos segundos y soltó la flecha. La saeta se hundió en el cuerpo del animal, cuyo golpe contra el suelo fue audible pese a los cascos del caballo. Con la mano que tenía libre, cogió de nuevo las riendas e hizo girar a su montura para llevarla junto a su presa, un inmenso ciervo joven que todavía no tenía las astas formadas. Se detuvo y descabalgó, agachándose para examinar de cerca al animal. Una vez dio el visto bueno, cogió el cuerno que llevaba colgado al cinto y lo hizo sonar tres veces, por lo que no tardó en escuchar el sonido de muchos pares de cascos golpeando el suelo. Cuando el estruendo cesó, un enorme caballo castaño surgió entre la maleza. Lo montaba un hombre de prácticamente el mismo grosor, con el rostro enrojecido bajo la frondosa barba negra. El rey de Poniente, ataviado con un jubón ricamente bordado que exhibía el ciervo de la casa Baratheon bajo una fina cota de malla, echó una ojeada crítica al animal caído, aún con la flecha hundida en el cuello. Su voz grave resonó en la profundidad del bosque, oscurecido a causa de que las altas ramas impedían el paso del Sol:

-¡Cargadlo y llevadlo al campamento! -gritó a los hombres que aguardaban a unos pocas varas de distancia.

Volviéndose hacia su hija, le dedicó unas palabras para felicitarla por la presa y la instó a volver con él al campamento. Ella montó de nuevo y cabalgó junto a su padre al paso lento de él, que indicaba que tenía algo que decir.

-Lyra... -comenzó, en un tono sosegado nada propio de él- Entiendo que estés enfadada, pero éstas no son maneras.

Ella no contestó, sino que colgó el arco en el enganche de la silla de su montura y se echó hacia atrás la trenza, negra como la pez. Su padre nunca hablaba a nadie con la delicadeza con que hablaba a ella y a su hermana pequeña, Myrcella, sino que su tono siempre era imperioso y sólo hablaba para dar órdenes y soltar improperios que enervaban a la reina, su esposa. Sin embargo, y como todos sabían, Lyra era la niña de sus ojos, una versión suya en miniatura a la que no podía negar nada. No obstante, eso no lo había frenado a la hora de comprometerla.

-Contesta a tu rey cuando te habla -exclamó el hombre, conteniendo su ira ante la pasividad de su hija.

-Mi rey sabe que no deseo casarme -replicó ella con calma, a pesar de que la ira latía en sus iris azules.

-Te casarás, y punto -zanjó el rey. Lyra no se atrevió a replicar.

Le echó una ojeada; su padre se había puesto rojo bajo la barba, y las múltiples papadas le temblaban sobre la cota de malla. Lo había visto así algunas veces, siempre al discutir con la reina o con alguno de los miembros del Consejo Privado -sobre todo con el tío de Lyra y hermano menor del rey, Stannis-, y decidió que era mejor para ella hacer las paces. No se disculpó.

The Lionhearted Deer | Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora