Una vez en la piscina los chicos me miraron. Comenzaron a quitarse sus trajes y yo aparté la mirada. Malditos pensamientos pecadores.
-¿No entras? -preguntó Justin.
-Ustedes primero -sonreí.
-Como quieras. -dijo Matt y saltó.
-¡No! ¡No! ¡Matt! -gritó Justin.
Pero fue muy tarde, Matt saltó y el agua comenzó a volverse roja. Matt salió del agua completamente rojo y miró a Justin.
-¡No puede ser! -gritó enojado Matt.
-Os salió mal la broma, nenes. -dije sonriendo.
Volví al salón donde estaba la fiesta y cuando entré vi a todos con las cámaras apuntando hacia la puerta. Entonces comprendí todo, iba a salir de la piscina completamente roja y en ropa interior entraría al salón mal y todos me fotografiarían para luego humillarme. Me sentía terrible, miré a todos y todos comenzaron a guardar sus cámaras mirándome avergonzados. Salí del salón y fui a mi alcoba.
Me recosté en mi cama y comencé a llorar. Me sentía terrible. No llevaba ni una semana aquí y ya querían humillarme. Quería volver con mis amigos, con mi mamá, quería volver a mi hogar. Odiaba vivir aquí, no podía pasarla peor. No quería seguir aquí. Me coloqué de pie y fui a mi baño, me quité el maquillaje y lavé mi rostro, no pensaba quedarme a llorar. Me quité los zapatos y el vestido y me coloqué un pantalón de buzo rosa, una camiseta blanca y unas zapatillas de deporte, tomé una campera por las dudas y mi celular. Iba a salir a caminar, no me quedaría tirada en mi cama llorando. Salí de mi habitación intentando no ser vista por la seguridad y cuando lo logré caminé hasta la calle evitando ser vista por alguien.
-¿Qué haces? -preguntó un chico tomándome por el hombro.
Me volteé y vi a Jev.
-Hola, Jev. -lo saludé.
-No respondiste lo que te pregunté.
-¿Qué te parece que hago? Me voy de la mansión un rato, necesito aire -suspiré.
-Te acompaño.
-¿Por qué estás de traje? -pregunté.
-No me presenté bien la primera vez, soy el príncipe Jev. -sonrió.
-¿Lo eres?
-Pues sí. -sonrió
-¿Entonces por qué trabajabas?
-Necesitaba distraerme con algo.
-Bien, me entero de cosas nuevas a cada minuto.
-¿Quieres caminar? -preguntó.
-Para eso salí.
Comenzamos a caminar por las calles alumbradas por las farolas que recorrían cada extremo de las calles. Todos decían que París es la ciudad del amor, pero Londres es hermoso y muy romántico.
-Entonces, cuéntame de tí. -dijo Jev.
-Bueno, vivía en Malibú, tenía a mis dos mejores amigos que son mellizos, Natasha y Nathan. Iba a una secundaria como cualquiera, disfrutaba de hacer bromas a todos, tenía una vida genial, pertenecía una sociedad media alta, mi madre trabaja muchísimo, comenzó a salir con un tipo pero me lo ocultó. Gracias a una broma me enviaron aquí, y bueno, conocí al imbécil de mi padre, a quien decidí darle una tregua para hacer mi estadía aquí un poco mejor, pero en realidad sigo enojada con él por abandonarme ¿Sabes? Me contó una historia del porqué mi madre se volvió a Estados Unidos, pero no le creo, no fue sincero conmigo y estoy segura que algo intenta ocultar, pero esa es otra historia. Llego aquí me entero de que mi madrastra es una idiota que se cree la gran cosa, mi hermanastra es solo una puta fresa engreída, me quisieron hacer una broma pesada el día de mi baile, y no tengo ni un amigo aquí. -dije algo triste.
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Guerra en el colegio Real
Fiksi Penggemar¿Se imaginan pasar de vivir tranquila en una casa normal, a tener que ir a Londres con tu padre e ir a una escuela donde van Príncipes y Princesas? Sí, eso me sucedió a mí. Digamos que no soy una chica con un excelente comportamiento y mi madre cre...