Capítulo tres.

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"Encontramos un hogar"

Larry estaba exhausto luego de manejar 8 horas seguidas. Chloe había estado viendo las fotografías que traían las revistas de moda que leía su madre. Robert estaba sentado de copiloto, con un mapa entre las manos, dándole indicaciones a Larry. Dakota había estado leyendo toda la tarde al igual que Rose. La anciana tenía el sueño pesado, ya que sólos e había despertado para ir al baño y luego había vuelto a recostarse.
Lukas había estado viendo las armas que tenían en el baúl desde hace un buen rato y entre las armas habían; dos revólver (como los de las películas de cowboys), una escopeta, la ballesta de Larry que estaba en el comedor (por si las moscas), estaba la katana que pronto usaría Dakota, y estaban las típicas navajas de cuero y de diferentes diseños. Además de las muchísimas pistolas que tenían.

—Yo quiero usar esta...—Dijo Lukas, mirando un revólver taurus.

—Lukas, ten cuidado con eso, déjalo ahí.—Su madre lo regañó despegando la vista del libro y frunciendo el ceño.

—No se preocupen, no están cargadas.—Larry desde el puesto de conductor decía, casi adormilado.

—Larry, creo que debes ir a descansar. Yo conduciré.—Robert se ofreció.

—Creo que vamos a descansar. pararé aquí, se ve bastante desierto, no creo que los caminantes nos vean.

—Me parece una buena idea.—Dijo Robert, quien estaba mirando la carretera a través del vidrio.

Lukas y Dakota estaban sentados juntos, ella estaba hablando de como su papá le enseñó a usar la ballesta, mientras de vez en cuando le echaba una mirada al libro, y Lukas miraba con atención, pero a la vez se veía atontado.

—Yo no puedo usarla bien porque me cuesta mucho, por mi fuerza... soy muy débil.—Dijo Dakota, viendo la ballesta que usaba su padre.

—Me gustaría intentarlo... ya sabes, algún día.—Habló Lukas, antes de ser interrumpido por Larry.

—Oigan todos. Detuvimos el vehículo para descansar. Así que todos, por favor vayan a sus respectivas camas.

Por suerte, habían cuatro camas a los costados de la casa rodante; para Marie, Lukas, Chloe y Dakota. La sala de estar tenía un sofá-cama; para Rose y Robert, y Larry dormía en el sofá de al lado.

Dakota...—susurró Lukas.—¿estás dormida?

Si.—respondió Dakota en un susurro casi inperseptible. Ella dormía arriba de Lukas, las camas eran como camas de dos pisos.

Dakota, quiero hablar... me estoy aburriendo aquí y no puedo dormir.

Lo siento. Estoy. muy. ocupada. durmiendo.—susurró por última vez Dakota, fingiendo estar dormida.

Ah, ya.Habló cortante Lukas.

Lukas.—escuchó un pequeño susurro proveniente de la cama de al lado. Era su hermanita Chloe.

—¿Qué pasa ratoncito?¿tienes pesadillas?—le susurró devuelta.

No. Lukas, tengo miedo.

—¿De qué Chloe?

—¿Te acuerdas del día en el que nos fuimos de casa?

Si.

Ese día vi a uno de ellos, en las calles del barrio. Creo que Sophie está en peligro, o tal vez... muerta...—Dijo en un susurro, una lágrima recorría su suave mejilla, Sophie era la mejor amiga de ella, la conocía desde que tenía memoria.

—¿Cómo puedes pensar eso, ratoncito? De seguro que está bien, sus padres eran...—soltó una carcajada—un poco raros. Quizá hayan escapado. Siempre pensé que ellos podrían sobrevivir a un ataque terrorista.—rió.—Le preguntaré a papá si podemos volver... para comprobar. ¿Está bien?—Lukas miró a su hermanita, estaba cerrando sus pequeños ojitos.

Está bien.—susurró antes de quedarse dormida profundamente.

A la mañana siguiente, Larry estaba sirviendo el desayuno, y Lukas estaba recién levantándose, pues en la noche no durmió mucho. Toda su familia ya estaba en la mesa para comenzar a comer.

—¿Qué hora es ya?—preguntó el chico.

—Son las diez,—dijo Larry, mirando el reloj de su muñeca.—ve a vestirte y luego a comer, tu té se enfría.

—Estamos en el apocalípsis, ¿a quién le importa la hora?—dijo sarcástica Dakota, soltando una carcajada.

Lukas se cambió de ropa, poniéndose una camiseta blanca y unos jeans azules. Se vestía así cuando no tenía nada que ponerse, un look clásico.

Al terminar de desayunar, partieron camino a buscar lo que sería su nueva casa. Pasaron por casas que estaba algo deterioradas y otras casas que sólo daban miedo. Ninguna lograba convencerlos al 100%.

—¿Qué tal esa?—Chloe apuntaba a una casa que estaba muy lejos de la carretera, era una gran casa de dos pisos y parecía nueva.

—Me parece excelente.—Larry respondió con una sonrisa.

Se desviaron de la carretera y se fueron por un pequeño caminito de tierra. Cuando llegaron, Larry y Dakota fueron los primeros en bajar, junto a Robert, para poder revisar la casa.

Larry golpeó a la puerta cinco veces.
No se escuchó ningún ruido, así que decidieron entrar a revisar la casa. Larry venía delante con una pistola que traía una linterna adherida. Robert venía al medio; para ser protegido por Larry y la niña, y Dakota venía atrás, cuidando las espaldas.

Iré a revisar la cocina.—Dijo Larry de un susurro.

Yo revisaré la sala.—Se ofreció Dakota.—Iré con Robert.—Le hizo señas a Robert para que fuera con ella.

Larry toco dos veces la puerta de la cocina, fue lo suficiente para saber que había uno de ellos atrapado dentro, o tal vez dos.

—Dakota, Robert, vengan, ayudenme con esto.

Cuando los vio llegar les hizo señas para que estuvieran preparados.
Dakota sacó su navaja, al igual que Robert. Larry abrió la puerta y vio salir a dos caminantes. Dakota le enterró la navaja en el ojo al muerto que traía ropa de campesino; la navaja se quedó atascada y estaba tratando de quitársela. A la izquierda estaba Robert tratando de luchar con la que parecía haber sido la mujer del campesino. Larry, había estado presenciando la escena detrás del marco de la puerta, así que se abalanzó a la caminante y le clavó el cuchillo en el cráneo y se lo sacó de un tirón.

—Continúen su trabajo.—Dijo Larry.

Larry revisaba ahora el segundo piso, pero parecía estar todo bien, así que avisaron en la casa rodante que ya podían conocer lo que sería su nuevo hogar desde ahora.

N/A:

Lamento tantas actualizaciones de la novela, he estado editándola, quiero que se perfecta y de su agrado.

P.D.:La letra en cursiva (hola) significa que el personaje está susurrando, para que les quede claro.

The end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora