Los días pasaban y nos olvidamos, bueno yo no pero al menos ella sí, de lo que ocurrió aquel día
Era una tarde lluviosa de finales de otoño, dentro de poco se acerca Navidad. María me invito a su casa, su madre le había comprado un vestido para una cena familiar, era clásico y elegante, lo que ella solía vestir, y a la vez detestaba.
Así que sin venir a cuento, cogió una tijeras, dejando caer sus mechones rubios.
-¿ pero qué haces Maria? - exclame
- yo no quiero ser la niñita rubia de mama que se viste con vestiditos y es perfecta.- a continuación reunió todas sus prendas del armario, prendas que más tarde quemamos en una hoguera. María se estaba cansando de aparentar ser lo que no era, ella era más fuerte, tenía más personalidad, no necesitaba llevar ropa bonita para ser bonita, ella quería ser ella, ella quería destacar, había nacido para ello, para brillar en el cielo, para ser una estrella roja en un mundo de estrellas blancas. Juntó con el humo de sus antiguas prendas, se desprendía toda su esencia anterior, aquel día conocí a la verdadera María, a mi chica, a ELLA