21. Aunque ya no

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Llevo las uñas cascadas, los ojos llorosos y el corazón lleno de parches que buscan curar las grietas que llevan tu nombre.
Porque la pena que tanto me pesa ahora a la espalda se llama como tú y se apellida olvido.
Olvido, como la rapidez de olvidarme en cuestión de días, horas, minutos y segundos. Menos de los que nuestro reloj marcaba. Pero no contábamos con que nuestro reloj se rompiese y la arena se saliese así.
Me miro las manos y pienso en las tuyas, en cuándo fue la última vez que las besaste, o cuándo fue la ultima vez que las acariciaste, o simplemente, cuándo fue la última vez que las cogiste para comprobar que seguía conectada a ti, de alguna forma, por muy estúpida que fuese. Por un simple anillo. Pero ese anillo lleva tu nombre también.
Y aquí sigue, en el mismo dedo en el que un día tu lo pusiste, sin habérmelo quitado desde entonces ni una sola vez si no ha sido para besarlo. Esos besos también llevan tu nombre.
Porque mis labios llevan tu nombre. Tatuados a fuego. Los únicos labios que he besado han sido los tuyos, y tus besos me pertenecieron durante tanto tiempo, que ahora, casi no sé vivir sin ellos.
Con mi nombre en ellos.
Aunque ya no.

Cartas al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora