Crosswolk

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Estaba en el patio del orfanato, no era ni muy lindo, ni tampoco muy cuidado. El lugar era viejo, y muy grande, había unas paredes, no mucho más alto que un adulto, pues podía ver en puntillas árabes de este, pero tenía unos cristales rotos y pinches, supongo que para evitar que algún ladrón entrase, pero yo creo y según mi opinión, era para mantener a los que estaban dentro, los que no tenían donde ir y los obligaban a permanecer, y ser educados como ellos deseaban.

Me la pasaba caminando sin nada que hacer, como todos los lunes, nos tocaba ser cuidados por las profesoras, y las personas de ese sitio, estas últimas nos dejaban sin las comidas, si alguno de mis compañeros llegaba tarde a dormir o desobedecía, como castigo, todos de ese grupo de personas/chicos terminarían sin comer el resto de los platos de cada día; desayuno, almuerzo y cena, pero de igual forma no eran muy sanos y vastos, las porciones, como para saciar el hambre, pero si, como para no morir de dolor provocado por este. El sitio por dentro estaba renovado, pero solo las partes públicas, en donde pasaban los padres, que deseaban con ansias el retiro de un niño a su cuidado, claramente no siempre eran personas con buenas intenciones. Yo podía ver el porqué de lo que iban a hacer con ellos, al retirar uno por uno, mirándolos a los ojos, me mantenía lejos y con mirada discreta para que no supiesen de mis acciones. El tiempo pasaba y cumplí 9 años, aun desconfiaba del resto, viéndolos siempre a los ojos, antes de actuar. En ese día caluroso de Noviembre, decido darme una escapada, siendo que las enfermeras, eran de mal carácter y que para asegurarse de nuestra presencia en el sitio, nos enceraban en las grandes habitaciones, o en el patio, como si fuésemos ganado en ese caso, yo había escapado por entre los arbustos que tapaban un hueco, que daba directamente con el bosque, las caminatas que me daba eran cortas, y muy rara vez podía ver algo nuevo. Al día siguiente, nuevamente, luego de cerrar las puertas de adopción, las maestras van con mala cara a enseñar, muy rara vez me trataban como me merecía, parecían incomodas con mi mirada en sus cuencas oscuras, me mantenía en el medio del salón para no sentirme solo, aunque lo estuviera toda mi vida, en eso veo entrar a una profesora, y un profesor nuevo. En ellos no pude ver nada en lo que me haga desconfiar, el profesor era honesto, a la hora de admitir un error, y la maestra podía percibir el dulce cariño de una madre hacia su hijo, unas personas que en mi vida eran las únicas, que han tratado a todos como correspondían, todos parecían felices, pero esa felicidad no nos duró mucho. En un pleno lunes de Mayo, nos informaron del fallecimiento del profesor, y que la maestra se encontraba desaparecida, más que eso puso al resto de mis compañeros con lágrimas asomando, por recordar a esas personas con sumo cariño y afecto que nos avían dado. Yo permanecí con la cabeza abajo, resguardando la ira, por no haber les dicho lo que los llevaría a su muerte, pues silo decía, posiblemente alguien más terminaría ocupando sus lugares, y tampoco me parecía del todo correcto. Luego de varios días, el frio se avía intensificado, y junto con el recuerdo, se fue congelando, hasta que ya nade los recordara. Permanecía con mirada fría a todos los presentes, teniendo rasguños en mi corazón, solo quería permanecer solo, aunque una que otra ver, me acercaba a hablar con algunas enfermeras para hablar, al hacerlo al principio veía un fuete carácter, pero al tiempo que voy charlando de temas personales entre nos, se estaba ablandado, como si fuera magia, me ganaba la confianza de estas, me sorprendí al percatarme de eso, en un principio pero luego me en pese a divertir al saber sus secretos y la fina línea en donde colgaban cada una, sus traiciones amoríos, todos estos las guiaba en un mismo camino, sin más que eso en mente me escabullo de sus miradas y parto al espeso bosque, en donde por el tiempo, se avía puesto muy oscuro, por las ramas de pinos, y otros tipos de árboles, ya tenía en ese día 14 años, y daba mi casi ultimo peso por ese sitio, ¿Por qué? se preguntaran, bueno es que pude ver a lo que ocurriría cuando llegase cierta persona, que me llevara al camino que no deseo y que nadie con cordura desea, ser torturado, experimentado, y para luego desaparecer en las llamas que te convertirían en cenizas. Se eso por que lo soñé, tengo constantes deyabús, aunque dicen que es por falta de sueño, no les creo porque yo duermo demasiado como para tenerlos tantas veces.

Mis OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora