Capítulo 17

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Veía como de apoco los matices de naranjo y amarillo iban desapareciendo dando paso al color celeste del cielo dando anuncio que ya era hora de partir y despertar a los chicos. Suspiro cansada. Todo era tan nuevo y a la vez tan rápido... Sí tan solo me dieran un respiro de todo lo agradecería eternamente.

Bajo de un salto del árbol, y como no había subido lo suficientemente alto no sufrí ninguna lesión. Camino hacia donde habíamos hecho la fogata y donde dormimos anoche, pero al llegar ninguno se encontraba allí.

Algo confundida comencé a gritar sus nombres y mirar a todas partes. Algo no me gustaba de todo esto. Ya harta, pensando que era una broma grité.

-¡Chicos no es gracioso! ¡Salgan! - Nada. - ¡Vamos que tengo que decirles algo! -Otra vez nada.

La desesperación comenzaba a ganarme, tenía miedo, sentía como algo malo estaba pasando, pero quería que sólo fuera parte de mi imaginación y fuera sólo un juego pesado, pero nada.

Me acerqué a los lugares donde los había visto por última vez, no era muy buena rastreando ni tampoco una experta pero lo intentaría. Primero fui al más cercano, donde durmió Nico, no había mucho que ver, en el suelo se veía el lugar marcado dónde había dormido, pero algo me llamó la atención. La tierra estaba más removida de lo que debería estar y según noté, los pasos que dio fueron duros pero se desvanecieron, ya no había más huellas. Seguí con el lugar en donde dormían Annabeth y Percy, y al igual que con Nico la tierra estaba removida, pero esta vez las huellas no desaparecían sino que continuaban, unas llevaban al bosque junto con un rastro de que algo había sido arrastrado y las otras se reunían con otras dos que debo suponer son de Jason y Piper por la posición, así que por descarte las marcas de quien fue arrastrado son de Leo. Un escalofrío me recorrió la espalda. Me acerqué al lugar donde dormía Leo y efectivamente era suya. Caminé hacia donde se reunían las otras huellas y estas, al igual que las de Nico desaparecieron sin dejar rastro. Y lo más raro de todo es que no hay más huellas que las de ellos.

Me quito el collar transformándolo en asertiva, tomo mi mochila -la cual utilicé como almohada anoche- y sigo las marcas que Leo dejó al ser arrastrado por quien sabe que cosa. A medida que avanzaba veía marcas de árboles quemados, como si Leo hubiera estado tratando de librarse arrojando bolas de fuego pero eran en vano.

De repente me paro de golpe. No por el miedo ni porque escuché algo, sino por la idea de que si me movía de mi posición inicial me perdería y no sabría hacia donde quedaba el este, y como soy demasiado despistada me costaría regresar o encontrar el camino. Pero el pensamiento de que los chicos podrían estar en problemas y necesitar mi ayuda me impulsó a seguir caminando. Sé que ellos harían lo mismo por mí así que no los dejaré, además había llegado a tomarles cariño y aprecio por lo que no quería que algo les pasara.

Caminaba y caminaba pero no encontraba aún nada, mantenía la mirada en el piso para seguir el rastro sin perderme y sólo debes en cuando miraba a mis lados o arriba en busca de otra pista de su paradero o que se lo llevó, o simplemente para estar alerta por si algo llegaba a atacarme. Paso por encima de un arbusto aplastado y el rastro de Leo desaparece, pero las huellas que lo seguían se ve como si tratara de frenar algo, se deslizan por un momento hasta desaparecer. Suspiro frustrada. Denuevo a cero.

Comencé a registrar el lugar y a unos metros de distancia, siguiendo derecho el rastro el suelo se veía revuelto y algo aplastado como si algo hubiera caído, toco la tierra y aún se encontraba algo tibia por lo que deduje que no había pasado mucho tiempo de que la persona que fue en ayuda de Leo haya caído o hasta el mismo Leo. Después las marcas se ven como si de golpe se hubiera levantado, golpeado la tierra con frustración y después continuó caminando, o más bien trotando, pero desviandose hacia la izquierda.

Ilusionada de encontrarme con alguno de ellos comencé a correr, manteniendo a  asertiva  en mis manos mirando abajo por si la llegaba a necesitar. Sentía como la emoción se apoderaba de mi cuerpo, hace tiempo no me sentía así, la última vez fue cuando Jane había regresado de viaje por asuntos laborales y nos había traído regalos, y como había ido a Argentina y yo amaba el chocolate me trajo diferentes tipos de ellos, y hasta el día de hoy me preguntaba como logró que no se derritieran en el vuelo porque de Argentina hasta aquí había mucho trayecto. Una lágrima rebelde se escapó por mi ojo derecho pero la dejé pasar. Extraño esos momentos y cada vez se ven más lejanos e imposibles.

Detengo el trote al ver como las huellas desaparecen, maldigo con todo lo que sé y la frustración crece pero aún así no me rendiría. Me hinco al lado de las últimas huellas, estas se encuentran más pesadas que las otras indicándome que frenó de golpe, miro con más atención pero nada. Frustrada y con sudor en la frente por los nervios y la trotada que me mandé me froto la frente con el dorso de la manga de mi abrigo.

De la nada escucho el romper de una rama a mis espaldas, me levanto rápido y posiciono justo a tiempo mi ballesta sobre mi cabeza, y sino, me la hubieran partido en dos y no estoy para contarla. A mi atacante le propino una patada en una de sus rodillas desestabilizandolo, y como aflojó un poco la presión lo empujo y le golpeo con asertiva en la cabeza, haciendo que suelta su espada, la tomo sin dedicarme a observarla y la tiro detrás de mí. Levanto a asertiva apuntando al extraño que me da la espalda mientras se encuentra en el suelo agarrando su cabeza y maldiciendo por lo bajo.

-Levántate y muéstrate o disparo. - Sentencio con autoridad en mis palabras.

Mi atacante parece tensarse por un momento pero luego se pone a reír de manera agotada y aliviada.

-¿De qué te ríes? - Le pregunto molesta. -¿No ves que estas desarmado y te estoy apuntando? - Dejó de reír pero no hubo respuesta.- Levántate. - Le dije pero no obedeció. - ¡Levántate! - Grité y el obedeció. Con movimientos torpes, pero lo hizo. - Ahora lleva las manos a tu nuca y gira lentamente hacia mi. - Y así hizo, pero con la cabeza gacha. Quedamos frente a frente pero él no levantaba la cabeza por lo que no podía ver su rostro. - Levanta la cabeza. - Le digo, pero en cambio se ríe por lo bajo.- ¡¿No me escuchaste?! ¡Te dije que...!

-Danielle... - su voz sonaba agotada, levanta la cabeza y me sonríe de lado.

Yo retengo por un momento el aliento, suelto a asertiva  y la dejo caer. Comienzo a reír torpemente, pero me reincorporo rápido, me acerco más a él y lo golpeo en la nuca, el me mira raro y yo le contesto:

-Idiota, pude haberte matado. - Él comenzó a reír agotado y yo sonrío por la mitad. Me acerco más y lo abrazo. - Pero me alegra que estés bien cesos de alga. - Le digo.

-A mi igual rayito. - Me dice correspondiendo el abrazo.

Nos quedamos así por un momento hasta que nos separo y rio un poco.

-¿Rayito? - Le pregunto.

-Era eso o amargada.- Me dice, yo frunzo el ceño y le pego en la nuca.- ¡Oye! - Se soba la zona afectada mientras me ve mal y yo rio.

-Rayito está mejor. - El sonríe.

Tomo a asertiva y la transformo en el collar de búho que me regaló Atenea, voy por la espada de Percy, que si no me equivoco se llamaba contracorriente y se la entrego, él la transforma en un bolígrafo.

Íbamos a comenzar a caminar pero como él casi se cae le ofrecí que desconocemos un momento, pero él se negó, por lo que lo obligué a tomar un poco de ambrosía para que recuperará fuerzas. Le di de la que llevaba en mi bolso y tomó un poco, me la pasó y la guardé. Quizo caminar pero estaba que se caía por lo que tuve que hacer que se apoyara en mí, al principio se negó pero después no tuvo de otra.

Llevábamos ya más de media hora caminando y la curiosidad de que había pasado me carcomía por dentro por lo que decidí preguntar:

-Percy...- llamé su atención y él me contestó con un "mm"- ¿Qué fue lo que pasó?

Él me ve por un momento y suspira pesadamente.

-Al despertar no te vimos, y pensamos que algo te había pasado.- Vuelve la vista hacia adelante. - Y ahí fue cuando...

Confesiones de una mestiza [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora