Los momentos no se detenían, corría buscando una respuesta para mi dolor, pero no aparecía, la vida no me iba a esperar, no se iba a detener, mas bien iba a devorarme con el paso del tiempo. tan solo con 15 años me robaron los sueños, me quitaron las esperanzas, me encontraba descubierta en el mundo tratando de amoldarme al resto, regida por reglas, con aspiraciones, deseando con la vida dedicar mi vida a la escritura, al mundo de la música, vivir para los libros, ser libre creando mundos y imaginando mi propio escenario, era el único lugar donde podía dejar los prototipos y ser yo misma, autentica, sin igual, desnuda por un sueño, apasionada por el mismo; pero me esperaba un mundo triste, con monotonía, trajes, oficinas, computadoras, un mundo sin color, un mundo al que yo no pertenecía pero mis padres me forzaban a encajar, era un triangulo tratando de entrar en un molde cuadrado, ilógico.
Pero solo tengo quince años, mis padres se encargaron en matar cada sueño, cada semilla que trataba de plantar, borrando mis mundos, matando todo; poniendo en su lugar cosas que ellos creían correcto, me encontraba en estado inerte, viviendo una vida monótona, pero ellos no me quitaron una cosa valiosa, mi creatividad, la manera en que en ese escritorio vacío y sin vida, vivo imaginando mundos, nuevos, esperando por salir afuera y romper los esquemas de las personas aburridas, como los demás, como cualquiera que no sea abierto a los libros, como cualquiera que no vea el valor en un cuento, en una novela, así como me convirtieron mis padres, inerte, aburrida, normal.
