I love you, Deb.

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Lo había hecho de nuevo. A penas escuchó la voz de Matthews comunicándole que su hermana había recibido un tiro y Oliver Saxon seguía libre la sangre le hirvió, y lo único que pudo ver en su cabeza fue el recuerdo de Rita en una bañera llena de sangre mezclada con agua, fría, desnuda, indefensa, inocente y muerta. Lo había hecho otra vez, sí, primero no mató a Arthur Mitchell y el pudo quitarle a su esposa, por supuesto, nada de lo que el gran y oscuro Dexter no se pudiera recuperar pero Deb… Si Oliver Saxon mataba a Deb por su culpa él estaría perdido, y estaba seguro de que sin Debra todo su plan de vida se vería interrumpido para siempre.

            Dejó a Hannah junto a su hijo, Harrison,  prometiéndoles que volvería aún sin tener certeza de eso. La rubia no dejaba de insistirle que lo hiciera, que todo iría bien, pero él no podía pensar en Argentina en esos momentos, no tenía ni la menor idea de cómo su mirada empezó a distanciarse de la de su amada Hannah McKay, solían ser tan parecidos, la amaba pero ella tan solo amaba la idea de salir de ahí, dejar de ser perseguida, poder cumplir un sueño casi infantil y vivir, vivir, vivir; Pero como muchas veces lo dije, lo que me diferencia de todos, todos los que pasaron, es que sé que soy un monstruo, y los monstruos no pueden aspirar a una vida feliz, y casi llego a abrazar esa idea con todas mis fuerzas pero… ¿Cómo podría hacerlo de nuevo si Debra muere? Pensó mientras se dirigía hacia el hospital.

            Lo primero que ve cuando entra al deprimente lugar es a un Joey Quinn destrozado ¿Acaso eso era señal de lo peor? Avanzó con incomodidad mirando las caras de Masuoka, Batista y Matthews. No quería ser asaltado por todos, tan solo quería saber cómo estaba ella, dónde estaba ella y si podía verla, en ese minuto, ya mismo. Batista le puso una mano en la espalda y se volteó, la mirada del hombre demostraba lo preocupado y devastados que estaban todos allí.

—¿Dónde está? ¿Cómo está? —entonces tuvo que explotar, necesitaba saber.

—Aún en el quirófano —contestó Batista.

—No hemos podido hablar con los doctores —se añadió Quinn a la conversación.

—Tu hermana es fuerte… como Harry —Matthews le palmeó la espalda al igual que Batista. Dexter intentó sonreír y asentir pero la verdad era que no estaba de humor para eso sino que quería destruir cada uno de los huesos de Saxon, cortarlos, meterlos en bolsas y lanzarlo a la bahía, eso le animaría mucho más que todos los comentarios bienintencionados de sus compañeros.

Irónico, cuando debió tener ese deseo de matar a Saxon con todas sus ganas no lo tuvo, una debilidad suya hizo que sus deseos tuvieran que despertar a la fuerza viendo en su cabeza con claridad a Debra muerta y nunca antes había pensado siquiera que eso pudiera suceder, ella no podía morir. ¿A ese extremo tenía que llegar para repuntar otra vez? El oscuro pasajero gruñó en su interior, de verdad deseaba matarlo, quería hacerlo por ese placer único que le hacía ser quien era y a la vez tenía que hacerlo por ella.

Una doctora menuda salió de uno de los box de cirugía y todos se abalanzaron hacia ella, Dexter supo que tenía que ver con su hermana y se acercó lo más rápido que pudo.

—¿Familiares? —preguntó.

—Soy su hermano —sobresalió la voz del mayor de los Morgan entre todos, quienes le dieron su espacio pero se quedaron escuchando atentamente a un lado—. ¿Puedo verla? —preguntó antes de que siquiera dijera algo, su cara no demostraba que las noticias fueran buenas y no quería siquiera esperar a que dijera lo que tenía que decir.

—Venga conmigo —suspiró la mujer y se apartaron mucho más del grupo—. Debra es muy fuerte pero la herida de bala le perforó el hígado y tiene comprometidos algunos otros tejidos y órganos, creo que no podemos tenerla con nosotros por mucho tiempo más.

Don't you remember the monsters?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora