Part I
Hace frío.
No tengo rumbo.
Conduzco por las solitarias y oscuras calles mientras mis lágrimas se derraman por mis rosadas mejillas. Rosadas de la rabia y la impotencia que sentía en el momento.
Tan solo son las 2:00 A.M.
Presiono el volante con mis manos tan fuerte que de un momento a otro parece que se va a romper.
Me coloco una mano sobre la cara intentando calmar el llanto.
Estoy sólo, mi única compañía son las luces de los altos edificios que ansían comerme entre tamaña oscuridad.
Estábamos saliendo del restaurante, discutiendo de nuevo, para no variar.
Me gritabas y gritabas, pero yo no iba a callar. Hoy no.
Me dirigí al coche.
Pude sentir tu mano agarrándome fuerte el brazo, tan fuerte que podía sentir el dolor en él.
Me dijiste "Si te vas esto se termina".
Te miré con rabia, me giré e introduje las llaves para abrir la puerta del coche. Te envié una última mirada, me monté y finalmente me fui.
Te dejé ahí tirado. Mientras me alejaba podía escuchar como gritabas "¡mierda!"
¿Eso es todo lo que tienes que decir?
Buscando un camino, algún sitio dónde acudir. Quizá dónde beber. Quizá dónde olvidar.
Olvidar, sí, puede que eso fuese lo que necesitaba.
Mis rizos caían sobre mi sudorosa cara. Los nervios me tenían a flor de piel.
Mi lucha interna por aguantar las lágrimas se mantenía dentro de mi ser. Qué irónico, mostrando valentía en los momentos más débiles.
Sin darme cuenta cada vez piso más rápido el acelerador.
Las luces de los edificios se convierten en pequeñas estrellas fugaces.
Aumento la velocidad.
Verde.
Verde.
Ámbar.
Son los colores que veo.
Ámbar.
¡Ámbar!
Rojo.
Negro.
Son los últimos colores que siento.
Part II
Despierto en un lugar desconocido, me duele el cuerpo.
Intento incorporarme pero mis articulaciones me lo impiden.
Echo un vistazo por todo el lugar, estoy en su casa.
Y aquí estamos de nuevo, los dos en estas cuatro paredes llenas de rabia y desprecio.
¿Qué nos está pasando?
Me he acostumbrado a los golpes, a las discusiones, me he acostumbrado a estar mal, a sufrir. Por ti.
Todo siempre es por ti.
Todas las veces en las que te he dicho que te odio, te mentí. O cuando te decía que no te necesitaba, también te mentí.
Joder.
Es tan duro decirte que no te necesito cuando en realidad muero por estar en tus brazos.