El violinista del mar negro.
Melodía de amor.
—Voy a salir mamá...
Grito, pero no tuvo respuesta alguna. Subió las escaleras y se dirigió directamente hacia la habitación de sus padres, la puerta como siempre estaba cerrada.
—Iré al pueblo. — Dijo, debía asegurarse de que ella no se preocupara por él. — ¿Estás despierta? — No escucho ruido alguno, dio un suspiro para después dar la vuelta y regresar por su camino.
En un lugar demasiado cerca, pero aún lejos de la nada, existía un pueblo. Tan pequeño, tan bonito, cerca del mar, junto a un extenso bosque.
Era difícil llegar ahí, los caminos dentro del bosque eran confusos y los arrecifes en las orillas del mar hacían difícil que cualquier barco pudiera anclar. Los mapas no ayudaban, y los habitantes tenían que confiar en sus instintos cada vez que necesitaban salir a la ciudad más cercana para abastecerse.
La pesca para los habitantes era parte de su trabajo y parte de la comida que necesitaban salía de esta. Las lanchas pequeñas podían moverse con facilidad o si eran aventureros, ir más allá, cruzando parte del bosque, para llegar a la orilla más lejana, ahí no había nada que les impidiera lanzar sus redes o mover los barcos como ellos gustaran, sin temor a dañar el lugar o las mismas lanchas.
La casa de Kouki, pequeña, un poco vieja y por fuera bastante lúgubre, se encontraba cerca del mar, el padre de su padre la construyó tomando como base los riscos de la orilla, una herencia que su padre había sabido apreciar.
El balcón de su habitación quedaba justo sobre el mar y a Kouki esa vista le parecía hermosa.
Todas las noches se asomaba por la ventana, sintiendo la ligera brisa acariciar sus mejillas, y el húmedo ambiente salado, tomaba su violín y tocaba. Entonaba la misma melodía día tras día, para las estrellas, para el mar, para su madre y para su padre.
Cuando salió de casa se aseguro de cerrar con llave la puerta, alzo su vista y una de las cortinas que cubrían la ventana de su madre se ondeaba, no había sido el viento, ya que la ventana estaba cerrada, muy bien cerrada, él se había asegurado de que así fuera.
Su madre estaba despierta ¿Pero por qué no le respondió entonces? Kouki negó levemente, desde que su padre desapareció, su madre no era la misma. Todos en el pueblo lamentan la pérdida de su padre, era un buen hombre, trabajador y muy amable, hace tres semanas él lo vio partir junto a su madre, ellos tenían la costumbre de ir a pescar juntos. Su madre solía decir que su padre tenía pésima suerte al atrapar a los escurridizos peces, pensó que su madre exageraba, pero cuando fue lo suficientemente grande para acompañarlo, descubrió que de no ser por su madre ellos morirían de hambre.
Su madre volvió, pero su padre no. La tormenta fue tan repentina, las olas incontrolables y los arrecifes golpearon la lancha. Las olas arrastraron a su padre y devolvieron a la orilla a su madre. Fueron días y noches de intensa búsqueda, pero nada pudieron hacer con lanchas tan pequeñas y frágiles.
Su madre volvió, pero su padre no... por lo menos no en la forma en que él lo conocía.
—Volveré después. — Grito de nuevo, guardó la llave en su bolsillo y salió corriendo por el sendero, a las orillas de este había piedras y flores que decoraban el camino, sus padres amaban la naturaleza, así que las flores las habían plantado ellos, para darle un poco más de vida a la casa, la luz del sol aún estaba alumbrando el día, debía ir al pueblo por un poco de pan y leche y regresar lo más rápido que pudiera.
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El violinista del mar negro. |AkaFuri|
Fanfiction-Yo soy Furihata Kouki, el violinista del mar negro.