000

144 18 1
                                    

Estaba tan cansado, tan asqueado de su miserable vida que verse encerrado en ese lugar sólo alargaba su sufrimiento.

Encadenado a ese par de telas que le impedían lastimarse, dependiente de esos fármacos qué lo debilitaban cada día un poco más, culpando de las lágrimas desbordadas a aquél hombre que decía amarlo.

Se arrincono en la esquina de aquél blanco cuarto, las paredes acolchonadas le producían mareo y asco.

¿Por qué no le permitieron volar lejos? ¿Porqué lo encadenaron a una vida tan cruel sin él? ¿Por qué no lo dejaron morir con Young Bae?

En sus pesadillas, aquellos sueños que lo atacaban de noche siempre la misma escena se repetía. Young Bae colgado del tubo del baño, su cuello colgando hacía un lado y su cuerpo inerte balanceandose de un lado al otro.

Enloqueció.

Murió en vida.

¿Qué sentido tenía seguir respirando si todo pensamiento racional se fue con él?

Young Bae sufría de depresiones, se cortaba y lastimaba. Todo provocado por Hyun Bae quién lo había violado tantas veces que no podía recordar.
Él sabía su secreto, sabía el asco que se tenía a si mismo pero se prometió apoyarlo, no fue suficiente. Nunca lo fue y esa tarde de otoño lo comprobó.

Lo abandonó para siempre. Lo dejó sólo.

Lo estaba. Sólo queria... Tan sólo queria hacerlo realidad, morir era algo que anhelaba tanto.

Sus intentos fallaron, las pastillas no funcionaron, el cuchillo en sus venas fue inútil y arrojarse del balcón, sólo sus piernas y cadera quedaron destrozadas impidiendo que caminara el resto de su vida.

¿Que le impedia morir?

Su familia.

Sus amigos.

Él.

Aquellos seres llegaron en el momento oportuno.

Destrozando lo qué más deseaba en el mundo, dejar de respirar.

Escucho ruidos y la puerta se abrió dejándolo ingresar, su mejor amigo y ángel que le impedía dejar este mundo apareció ahí.

Choi Seung Hyun.

-Hola... Te he traido algo -alzó una bolsa negra con contenido misterioso. -No fue fácil pero pude meter estas deliciosas fresas para ti.

El hombre seguía hablando pero era ignorado totalmente, los ojos castaños no podían dejar de ver el pequeña alfiler que Seung tenía en su traje. Este no se había percatado.

-Gracias -Ji Yong artículo secamente provocando sorpresa en Seung Hyun quién jamás pensó que le respondería. -acercate -pidió sonriendo extrañamente.

-Seguro -obedeció algo sorprendido.

-Haz sido muy bueno conmigo.

-¿Por qué dices eso Ji Yong? -Seung abrió la bolsa de fresas para alimentar al chico inmovilizado.

-¿Podrías abrazarme? -pidió suavemente.

-¿Estas bien?

-Sólo abrazame -el hombre de traje obedeció cobijandolo en sus brazos.

-Gracias -el depresivo ser se acomodo su yugular sobre la afilada aguja atravesando su piel para después jalar hacía un lado provocando que un chorrazo de sangre brotara de su herida piel.

-JI YONG -grito al sentir un líquido caliente bañar su pecho -DIOS MÍO, AYUDA, AYUDENME POR FAVOR. -trato de detener el sangrado pero era imposible.

"Nos veremos pronto Bae" con ese último pensamiento cerro los ojos soltando su último suspiro de vida.

Los gritos de Choi Seung Hyun resonaba por todo el hospital golpeando los pasillos vacíos, perdiéndose en la infinidad.

InsensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora