¿Quién eres?

Anna

Su nombre era Anna. No, no su verdadero nombre, al fin y al cabo nunca tuvo uno, pero era el nombre con el que ella misma se hacía llamar. Apareció ante mí como un huracán, como una explosión de sentimientos que nunca antes había experimentado, sin embargo, desapareció en completo silencio, sin siquiera despedirse.

Ella nunca debió nacer o eso fue lo que pensaron sus padres. Su nacimiento no fue deseado, pero si despreciado, al punto de que cierta niña recién nacida nunca recibió un nombre. Ella creció sin experimentar el amor, ni el cariño y quizás fue por ello que adoptó una retorcida personalidad. Pero esta falta de afecto no fue solo por parte de sus padres, sino por parte de todo el mundo. En todos los colegios e institutos en los que estuvo fue marginada y excluida, pero nunca fue agredida físicamente. Toda agresión que recibió a lo largo de su vida fue psicológica, pero poco le importó. Ella creció indiferente, quizás porque estaba acostumbrada o quizás fue debido a que desde su mismísimo nacimiento fue despreciada siendo para ella algo normal. Su vida continuó de esta forma hasta que cumplió los 18 años. Ella había estado trabajando y ahorrando dinero durante los anteriores dos años y el mismo día que cumplió la mayoría de edad decidió independizarse e iniciar una nueva vida universitaria lejos de sus supuestos padres.

Fue ahí cuando la conocí. Era, posiblemente, la persona más hermosa que había visto en mi vida. En una situación normal me hubiese enamorado de ella al instante, pero eso no sucedió. Un vistazo a sus ojos fue más que suficiente para que el sentimiento conocido como amor no surgiese. Sus ojos estaban completamente vacíos, no había sentimientos en ellos, ni amor, ni odio. Mi cuerpo entero me gritaba que saliese corriendo de allí, que huyese, que aquella mujer era peligrosa, pero yo quería saber más sobre ella, sobre una persona tan misteriosa y, a la vez, tan espeluznante.