Contador de segundos, de a poco, mientras todo ocurría y de los trazos del pasado chisporroteaban, lánguidos los recuerdos, sostenidos como cuerpo liviano, ya sin fuerzas. Sólo fue un nuevo sueño que parecía durar más de lo acostumbrado. Parpadeaba y la luz descendía de tus ojos que parecían apagarse de dificultad sin sosiego. Pronto, buscando consuelo, en el interminable deseo de la comunicación, siguiendo mis movimientos, sucedería entonces que de las montañas en las mañanas de meses de otros años que ya han pasado, las nubes suspendidas opacando el azul del cielo, contenían, en lo que yo podía ver, trazos de la historia que escribiríamos, yo en la misma ciudad, tú al sur en la lejanía.