Era tu cumpleaños y te habías ido a bailar con tus amigas a un boliche. La verdad es que te habías pasado con los tragos, pero te la estabas pasando genial en el medio de la pista bailando con ellas. Revoleabas tu cabello mientras la música te llenaba el cuerpo y te movías como si fuera la última noche de tu vida. Llevabas un vestido negro corto apretado al negro con la espalda descubierta y con mangas cortas doradas, a tus hombros los adornaban plumas también negras y llevabas el cabello en un rodete por el calor que hacía. No solías vestirte así pero era tu cumpleaños, ¿qué más daba? Hasta tus amigas te habían maquillado tan bien que parecías que salías de una revista, sumándole los tacos altos rojos que llevabas.
-___, cuidado que te están siguiendo – te dijo una amiga mientras señalaba a un chico que estaba parado contra la barra mirándote fijamente.
- ¿Siguiendo? – preguntaste.
- Desde que entramos al lugar no paro de seguirnos y no paro de mirarte – te encogiste de hombros. La verdad no te interesaba mucho, solo lo querías pasar bien, además no le ibas a dar ninguna chance al chico que apenas podías ver por las luces. Solo pudiste ver que tenía el cabello negro y parecía que tenía el brazo lleno de tatuajes.
Seguiste bailando por toda la noche y hasta te enganchaste con un chico comiéndose a besos. Para cuando te diste cuenta tus amigas ya no se encontraban alrededor tuyo… tal vez hayan ido al baño o a la barra… Dejando al chico fuiste a ver a la barra por si estaban pidiendo algo, pero nada, ni el chico que te habían dicho que tengas cuidado estaba ahí. Estaba bien, podían estar en el baño. Caminaste hasta el otro lado del lugar hasta llegar a ellos. El lugar estaba lleno de gente que rebalsaba; cuando llegaste al cartel que decía baños te diste cuenta que era un pasillo enorme lleno de gente amontonada esperando a que se desocupen los tocadores. Haciéndote paso entre empujones para llegar a la primera puerta. Pero no era esa, era la puerta de una habitación que decía limpieza, la próxima puerta seguro era la indicada. Caminaste dos pasos más pero un empujón de los tantos te hizo chocar contra la pared. Quisiste gritar pero te taparon la boca con una mano impidiéndotelo.
-Shhh – dijo el chico acercándose un poco a ti. Abriste los ojos como platos al darte cuenta quien era. Era el chico de la barra, el que te estaba persiguiendo. Lo habías notado por los tatuajes de su brazo. El enorme Zap no podía pasar desapercibido. El chico te miraba directo a los ojos con sus ojos marrones profundos y pestañas extremadamente negras y largas. Se le notaban los huesos de la cara, cosa que encontrabas extremadamente sexi en él. Aflojo su mano contra tu boca y cuando lo hizo viste sus músculos del brazo relajarse. Estaba realmente trabado, sabías que si hacías algún movimiento en falso podía llegar a lastimarte – Solo quiero hablar – dijo bajando su otra mano. Buscaste con la mirada ayuda a las otras personas pero ninguna se percató de tu situación. Ambos parecían invisibles entre la multitud – Te vi desde que pisaste el lugar y no pude parar de pensar en ti – siguió diciendo acercándose más a ti. Tu corazón empezó a latir más rápido. Te encontraste con sentimientos cruzados, querías escapar de ahí, querías salir de ese lugar, aunque por otro lado ese chico lo encontrabas extremadamente atractivo… - ¿Crees que podes permaneces callada? – preguntó siguiendo mirándote a los ojos. Asentiste con la cabeza y él aflojo aún más su mano de tu boca. Se acercó a ti aún más para que solo queden unos dos centímetros de distancia entre sus cuerpos – Zayn – dijo a tu oído. Su voz era rasposa, casi como un gruñido. Su aliento te había causado que una corriente pase por toda la espalda hasta llegar a tu zona baja haciéndote pegarte más a la pared retrayéndote – Te tengo un regalo – volvió a decir a tu oído. Tragaste saliva tratando de calmarte convenciéndote de que no iba a pasarte nada. Volviste a mirar a esos ojos que te miraban con lujuria y de un segundo a otro sentiste su mano que había bajado en tu pelvis sobre el vestido. Su mano encajaba perfectamente con tu cuerpo. Una onda caliente salió desde tu pecho hasta tu parte baja inundándola de calor haciendo que se ponga húmeda rápidamente con solo un toque. No podías creer como él pudo haberte hecho sentir eso si no lo conocías, con un solo toque. No podías creerlo, sin embargo nunca antes te había calentado alguien tan rápido como él, como Zayn. Mierda, hasta el nombre lo tenía sexy. Mirándote a los ojos suavemente encajando su dedo medio en tus labios de abajo empezó a mover su mano lentamente dándote caricias. Se te puso la piel de gallina al sentir sus caricias sobre ti. Raramente ya no querías escapar, si no que querías quedarte ahí, querías saber qué más podía hacer… Aquel chico siguió acariciando tu zona haciéndote erizar cada bello que tenías en tu cuerpo. Te miraba directo a los ojos buscando alguna seña de placer tuyo pero no querías darle esa satisfacción, soportabas sus caricias tratando de no expresar nada sosteniéndole la mirada. Al ver que no expresabas nada apretó aún más su dedo del medio a tu pelvis haciendo que te mojes de tal manera que la corriente eléctrica hiciera que tus pezones se pusieran duros. Sin embargo le sostuviste la mirada aún no mostrando rastro alguno en tu rostro. El chico de ojos oscuros soltó su mano de tu boca y espero a ver si hacías algún sonido, pero no gritaste ni para darle a saber que te gustaba lo que hacía ni para pedir ayuda, ya no la querías. Zayn puso esa mano sobre tu estomago y la subió lentamente hasta debajo de tus pechos. No podrías aguantar mucho más, en cualquier momento sabías que ibas a soltar un gemido. Miraste a otro lado y te diste cuenta de donde estaban, la gente los rodeaba pero parecía que seguían siendo invisibles. Te estaban excitando en público. Tu corazón iba a mil por hora. Con solo pensar esto una nueva ola de calor inundó tu zona intima. Cuando te diste cuenta sentiste algo rasposo en tu cuello. Su barba rocíen crecida raspaba tu piel, seguido te dio un beso en el cuello y apretaste los labios para no largar el gemido que tanto tu cuerpo pedía que liberes. El chico siguió dándote besos mientras su mano empezó a apretarse más contra tu zona intima sobre la tela del vestido y la otra empezaba a acariciar la parte baja de tu pecho izquierdo. Frunciste el seño, sabías que no aguantarías mucho más. En eso sentís como sus besos suben suavemente hasta llegar a tu oreja, Zayn mordió tu lóbulo y no aguantaste más. Largaste un gemido y sentiste como el chico sonreía al escucharte.