Y ahí estaba ella, tan bella como siempre. Hacía ya mucho que no nos encontrábamos, el tiempo no pasa en su rostro, solo se ve más bello y joven. Cada vez que la miro a los ojos me siento como un completo estúpido que se pierde en el negro de nuestras historias que arruiné gracias a mi arrogancia. Fui un estúpido al creer que podría vivir sin ella por el resto de mi vida. Fue muy tarde cuando me di cuenta de eso y ella ya se había ido... como quisiera regresar el tiempo para arreglarlo todo, pero no puedo. Estoy atrapado en la maldita realidad que me he creado lastimando a las personas que amo y que aprecio. Debería de estar muerto hace mucho, y de hecho creo que no me queda mucho tiempo sin ella. Esos ojos dulces y cafés suyos con los que sueño cada noche son la razón por la que le he visto hoy, es una razón para vivir, la única razón para vivir. Aunque esos ojos me miren hoy con desprecio, son mi motor, prefiero que me odie y que no me hable a que no exista, todo esto me recuerda a que solo soy un imbécil más en su vida, tal vez el peor de todos. Y me arrepiento completamente de todo lo que le hice, aún lo pago con la soledad y el rechazo del mundo entero, me he hundido en el vicio que me destruye poco a poco, para acelerar mi destino en el frío del infierno que me espera desde la primera vez que la lastimé. Jamás amaré a alguien como la amo ahora... ojalá lo supiera...