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Tan pronto como escuchó el rumor de que Inefable Malfoy había sido ascendido a Jefe de Oficina y ahora necesitaba de un asistente personal, Bryan Allamand decidió que ese puesto debía ser suyo, aunque apenas tuviera unos meses de haber llegado al Departamento de Misterios, estaba harto de ser asociado a magos de baja categoría, no tenía nada en contra de los Sangre-su... magos hijos de muggles, pero todos sabían que existían niveles y, por encima de todos, se encontraban los Malfoy.

Además, que el rubio fuera, según los chismes, uno de los hombres más atractivos en el Ministerio tampoco estaba nada mal.

Aplicó para el trabajo y ganó, por supuesto, entre sus calificaciones en Beauxbatons y el empleo de otro tipo de... habilidades a las personas apropiadas, se aseguró de ser escogido como el nuevo asistente personal de Draco Malfoy.

‎Dando un rápido vistazo a su reflejo, Bryan se arregló el cabello castaño y se quitó la pesada túnica de mago, quedando solo en una ajustada camisa azul que resaltaba sus ojos y pantalones negros que mostraban su culo, él siempre se veía impecable, pero nunca estaba de más lucir para impresionar. Desabrochó otro botón de su camisa para dejar entrever un poco más de piel, aunque probablemente solo necesitara batir un poco las pestañas para tener al heredero Malfoy comiendo de su mano, él era un mago apuesto, joven y de Sangre Pura que se merecía solamente lo mejor, trabajo, ropa, un amante rico y elegante, y todo eso lo obtendría del rubio.

Se lamió los labios al detenerse enfrente de la puerta de la oficina, con una sonrisa, tocó 3 veces y esperó, una voz profunda y aterciopelada que le hizo débil en las rodillas se escuchó del otro lado de la puerta.

—Pase.

Respirando hondo, entró a la oficina cerrando la puerta detrás de él, sentado en el escritorio estaba un aristocrático mago de pelo rubio platinado, dulce Merlín, ningún rumor que hubiera escuchado le hacía justicia a Draco Malfoy, se veía alto, de hombros anchos, con manos grandes, piel pálida y esos ojos grises profundos que le miraban con fastidio...

Un momento...

—Estoy esperando una respuesta —escuchó.

Bryan salió de la fantasía donde se imaginaba cómo se verían esos ojos después de que se arrodillara a sus pies y le proporcionara una espectacular mamada para protestar sorprendido.

—¿Perdón?

Draco suspiró, ordenando una gran cantidad de pergaminos esparcidos en el escritorio.

—Pregunté que quién eras, ¿no me escuchaste o qué?

Bryan frunció el ceño por el grosero tono, no estaba acostumbrado a que los hombres le hablaran de esa manera, tal vez el rubio estaba muy estresado con el nuevo ascenso, eso explicaría porque no estaba tratando de quitarle la ropa y follar sobre la primer superficie disponible, tomó asiento, a pesar de que no se le había ofrecido, dando una brillante y coqueta sonrisa para romper el hielo.

—Buenos días, Inefable Malfoy, mi nombre es Bryan Allamand, su nuevo asistente —dijo, brindando su mano para ser estrechada.

Draco se recargó en el asiento, cruzándose de brazos e ignorando la mano ofrecida.

—Está bien.

Bryan dejó caer la mano, su sonrisa titubeó, esta no era la manera en que había pensado que su primera reunión iría, quizá Malfoy era tímido, o estaba demasiado sorprendido por la presencia de Bryan, era mejor pensar en eso que en que su presencia no fuera deseada, acababa de presentarse por amor a Merlín.

Creyendo que un poco de adulación le ayudaría a congraciarse con el otro hombre y conseguir algo de merecida atención, comentó.

—Estoy muy emocionado de trabajar con usted, señor. He seguido su carrera....

Como conquistar a un InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora