We have to Talk

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'Tenemos que hablar Kazuto. Te espero mañana a las seis en la fuente del parque de Tokyo. Sé puntual'



Sin parpadear leyó el mensaje por primera, segunda, tercera y cuarta vez levantando un coro de bufidos a su alrededor.

− La última vez que me dijeron algo similar fue para terminar conmigo− acotó Ryoutarou desde una esquina de la barra del Dicey Cafe donde se encontraban Andrew, Thinker y él bebiendo cervezas y discutiendo los últimos reportes del MMO Today.

−Cállate− gruñó entre dientes guardando el celular en su bolsillo sin intenciones de contestarlo.

−Cuando una mujer habla en ese tono no significa nada bueno.

Kazuto miró a Andrew con cara de pocos amigos, ofendido de que la persona más centrada del grupo le dijera semejante cosa −¿Quién te pidió opinión?

−Vaya que carácter tienes hoy, Kirito...

−No molesten− reafirmó echándose hacia atrás en su silla, mientras bebía de su cerveza con toda calma −Luego me ocuparé de Asuna, esta es nuestra noche ¡Noche de hombres!

Sí, aquello era cierto. Pero ¿por qué le costó sobremanera concentrarse en la charla con sus amigos? Parecía que el móvil le quemaba dentro del bolsillo de su jean, aunque él se negó terminantemente a contestarlo. La duda del porqué semejante mensaje no cesaba de taladrarle la cabeza.

Cuando Asuna le pedía algo, siempre solía hacerlo con ternura y cariño, a veces era algo asfixiante, pero así era ella.

Y tal vez aquella pelirroja no fuera la mujer más inofensiva y amable de la tierra; tenía un carácter que no había que tomárselo a la ligera, y una fuerza superior a la de cualquier mortal que él conociera. Pero era una buena muchacha, dulce y tierna a su manera, hermosa sin duda, inteligente, rica, y con una gran conexión con quienes la rodeaban. Su familia la amaba tanto o más que a él.

Llevaban cuatro años saliendo... sin ataduras. En realidad, no eran una pareja común, en realidad tampoco podría decirse que eran una pareja de novios. Que él recuerde, jamás habían hablado de algo similar al noviazgo. Simplemente el día que ella despertó del hospital ellos continuaron donde lo habían dejado en el juego... Pero en SAO estaban casados y debían luchar para sobrevivir. Aquí eran un par de jóvenes ignotos que volvían a amoldarse a la vida diaria, y cursaban la escuela. Kazuto consideró normal que el tiempo fuera el encargado de amoldar sus vidas y enlazarlas de nuevo.

Nunca aclararon nada, y así fue como un día después de la escuela mientras volvían caminando por las calles de Tokyo, y caballerosamente la acompañaba hasta la plaza cerca del hogar de ella, encontró natural despedirse con un beso... en los labios.

Acto que volvieron a realizar cada vez que se encontraron de nueva cuenta; camino a la escuela, antes de entrar al bar de Agil, o cuando la acompañaba la estación para que tomara su tren... siempre se despedían con un beso fugaz. Pero él no se atrevió a esclarecer el 'que eran ellos'. ¿Amigos con derecho a más? ¿Una relación abierta y sin ataduras?

Y se contentó con el hecho de que veía a la chica siempre que quisiera, la besara igual cantidad de veces cuando se le diera la gana, y... también tenía libertad para que hicieran otras cosas. Intuyó que eran muy modernos y de mente abierta como para ponerle un título cursi a su relación.

Además Kazuto mismo lo dijo, aquel memorable 'Son mis amigas de SAO' delimitó quizás a extraña relación que se gestaba entre ellos.

Sin embargo, ahora que repasaba aquel mensaje de texto, no podía evitar que un escalofrío de pánico le recorriera el estómago.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2016 ⏰

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