Louis Tomlinson, the surfiste who stole my heart {one shot}

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-Vamos _______ ! Que tu avión despega sin ti!- gritó mi madre con las maletas amontonadas, algunas las llevaba en los brazos y otras estaban tiradas en el suelo.

Hoy era un día importante para mí, era importante para mi vida. Hoy cumplía 18 años.

Como regalo de mi adultez mis padres y yo decidimos que era  tan grande para poder viajar sola.  Malibu-California allá voy, pensé.

Me iba a California para conocer el lugar y reposar algo, antes de empezar los estudios.

-Ya llego  madre!- grité, luego de terminar de revisar los boletos.

Mis padres me acompañaron hasta la entrada del avión.

-Que te diviertas hija-dijo mi padre-Diviertete y cuidate de los muchachos-dijo mi madre, mi  cara se sonrojó y luego asentí. Los abrazé por algunos minutos, luego deposité unos pequeños besos en sus mejillas para despedirme.

Subí al avión y veía como me alejaba de mi casa, iba a extrañarlos por este largo mes, pero debía estar feliz de irme por algunos días, para probar como se sentía ser mayor de edad, y era fabuloso.

London cada vez se hacía más chico al volar en los cielos, y yo cada vez más iba cerrando mis ojos por el cansancio. Al final no pude aguantar y cerré mis ojos definitivamente hasta llegar a mi destino.

***

-Esta es su pieza, es la número 134- dijo el empleado del hotel dirigiendome su mano hacia mí, y en sus dedos ,entralazada la llave de la habitación.

-Gracias muy amable- le dije, Malibu me caía cada vez mejor.

“La ayudo señorita?” escuche pronunciar de algun chico estas palabras, voltee mi mirada y me  encontré con un empleado del hotel para ayudarme.

-No gracias, estoy bien- le dije, era una de esas chicas que no necesitan ayuda y no querían.

-Como lo desee- el chico asintió luego de unos segundos con la cabeza y yo felizmente y tranquila me dirigí a mi habitación para reposar algo, luego del largo viaje.

Deposité mis maletas en mi pieza, mi cuerpo lo llevé hasta la cama tumbandolo en ella, se sentía hermoso una cama luego de 8 horas sentada en un asiento muy incomodo.

Me dirigí hacia la duche para bañarme, me desvestí rápidamente y entré al baño.

Luego de la ducha calmante, me fui en dirección de el balcón de la habitación, tenía una hermosa vista hacia el mar, desde este lugar se podían ver muchos surfistas que cabalgaban las olas como si no fuera nada. Parecía que bailaban encima del agua, como bailarinas profesionales.

La intriga me consumía por dentro, quería sentir las olas por mi cara, que acaricien mi pelo, mojarme y tirarme en el océno pulcro, asi que decidí ponerme mi traje de baño que había empacado y dirigirme hacia la playa para ver y conocer nueva gente, tal vez podía conocer a algun chico, nadie sabe.

Cerré a llave mi habitación y bajé rápidamente las escaleras del hotel, de la prisa que tenía no veía mi camino y por accidente choqué con alguien, haciendolo caer.

-Lo siento mucho, sinceramente lo siento- dije, estaba asustada no sabía como iba a reaccionar el chico, si era un chico, y bien apuesto.

Llevaba un traje de baño entero, y una tabla de surf, que se había caído en el piso con él. Pobre muchacho.

-No importa, estoy bien- dijo él, que alivio.

-Enserio lo siento, no me fijé en mi camino- me disculpé con él, mientras lo ayudaba a levantarse.

Louis Tomlinson, the surfiste who stole my heart {one shot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora