Capítulo cinco.

10 0 1
                                    

"Descubriendo nuevos horizontes"

Al terminar de entrenar, fuimos a la cabaña, donde Marie se encontraba leyéndole un libro Chloe. Ella sabía leer, pero no le gustaba. Y tal vez no leía tan bien. Mamá estaba cocinando tal vez qué cosa, y todo andaba normal; lo que era muy raro en un apocalípsis.

Salí de la cabaña con la excusa de ir a regar las plantas. Agarré una botella con agua y comencé a lanzar agua a las flores. Pero como dicen, la curiosidad mató al gato.

Vi a un caminante caminar por lo lejos, al lado de la carretera. Fui caminando hacía él, sigilosamente.

Me caí por algo que estaba me agarrando el pie, me percaté de que era un muerto, y no lo había visto debido a que el pasto parecía no haber sido podado hace un buen rato. Entré en pánico y comencé a pegarle patadas, pero fue en vano. Me arrastraba por la tierra, alejándome de la criatura. Empecé a gritar, pidiendo ayuda, nadie venía. Pero sentí que algo caminaba lentamente por otro lado, y me di cuenta de que iba a morir si no recibía ayuda rápido.

Sentí balazos y el zombi que estaba atrás mío se cayó, hacia adelante, encima de mi. Fue ahí cuando recordé la navaja que Larry me había prestado, estaba enganchada en mi cinturón, así que la tomé, y con fuerza la enterré en el cráneo del caminante que estaba agarrando mis pies. Estaba a salvo, pero no por mucho.

Miré hacia mi derecha y había un hombre desconocido con una escopeta apuntándome. Al lado había una mujer con un cinturón lleno de navajas. Levanté las manos, pues no quería morir.

—No estoy armado.—Dije, estaba nervioso y no sabía que hacer.

—Mientes. Danos tus armas.—Dijo el hombre, su voz era grave.

—Bue-Bueno.—Tragué saliva y le mostré la única navaja que tenía.

—Bob, no puedes hacerle esto, es solo un niño.—dijo la mujer. Tenía acento inglés.

—Me voy y lo-los dejaré en paz.—Dije, tratando de huír, aún con las manos arriba.

—No estás solo.—Dijo el hombre.—Dime donde está tu grupo.

—Te lo diré en cuanto bajes el arma.

El hombre bajó su escopeta, y en cuanto lo hizo, recibió un disparo en el estómago, que venía de atrás de mi. De una ventana de la cabaña. La mujer se puso alerta y sacó un rifle que tenía en la espalda, apuntó a la cabaña. Pero esta también fue desafortunada, pues le dispararon en la cabeza.

Cuando estaban los dos en el piso muertos, Dakota vino corriendo hacia donde estaba yo.

—¿Qué pasó?¿Te hicieron daño?—Dijo, con cierto tono de preocupación que la hacía ver tierna.

—No, estoy bien. ¿Quién los mató?—Pregunté, estaba confundido.

—Yo.—Dakota estaba revisando los cuerpos, y estaba echando las cosas que traían en un bolso.

—¿Tú? Wow.—Estaba anonadado. Que buena puntería tenía la chica.

—Ven, le diré a papá lo que ocurrió.—Dijo, y me tomó de la mano y corrió, para llegar rápido a la cabaña.

Tocamos la puerta y nos abrieron al instante.

—Hijo, oímos disparos, ¿estás bien?—Mamá comenzó a analizarme para ver si estaba herido, casi le da un infarto a la pobre.

—Si mamá.

—¿Qué fue lo que hiciste, Lukas?—Larry se veía enojado, había estado hablando con su hija.

—Yo... yo fui a regar las plantas y... y yo vi a un caminante... y quería practicar lo que me enseñaste...—Dije con vergüenza.—Fui a matarlo, pero me agarró un muerto el pie y me caí...—Y le conté lo que ocurrió, y soltó varias carcajadas, haciendo que me enoje.

—Chico, no puedes ir así por la vida. Tienes que estar preparado si vas a irte así tal cual. También hay personas malas que querrán robarte o incluso matarte. No sólo los caminantes son los enemigos. Debiste avisar antes de ir. Pero entiendo, no fue tu culpa que aparecieran dos ladrones.

—Ah. Si fue mi culpa—Carraspeé y hablé— Fui yo el que quería ir a ver, y por mi culpa casi muero. Lo siento.—Lo ultimo lo susurré con vergüenza.

—¿Que dijiste? No te escuché.—Papá habló con una sonrisa
burlona.

—Lo siento.—Esta vez lo dije más fuerte, para que me escucharan todos. Juro que podría escucharse hasta en China. Qué vergüenza.

—Así se habla, Lukas.—Rió.—Pero, enserio, no vuelvas a salir sin avisar.

"¿Enserio?¿Es lo único que van a hacerme después de que casi arriesgo la vida de todos...? Algo no cuadra..." Pensé.

—Bueno, tengo otra misión para ustedes.—Dijo Larry, el ambiente se había puesto serio.

—¿Misión?—Preguntó mamá.

—entrenamiento.

—Cuéntanos.

—Hoy van a matar a su primer caminante, sin atar y sin ninguna ayuda. Será fácil y podrán usar las pistolas, estaremos lejos.

—Genial, siempre quise usar una.—Dije, estaba emocionado.

—Uhm... si... Respecto a eso, Lukas, tú no irás.—Larry me miraba con pena.—Es tu castigo. Sabía lo tanto que querías usar una, así que ahora, por desobedecer las reglas, te quedarás aquí, cuidando de Chloe.

"Sabía que algo iba mal." Pensé. "¿Por qué me sigue la desgracia?"

Robert's POV

A las cuatro de la tarde comenzó el entrenamiento. Fuimos en auto a una carretera que quedaba alejada de la cabaña, estaba a unos 10 kilómetros de distancia, así que estábamos a salvo.

Larry nos pasó una pistola a cada uno, junto con 2 balas. Pero nos dijo que también podríamos usar navaja, pero no era preferible. Nos adentramos en el bosque en busca de caminantes para poder entrenar. Habíamos encontrado uno, al que Larry le cortó los brazos y le quitó la mandíbula para que no pudiera herir a nadie, y lo ató con una cuerda para usarla como correa, como si fuera un perro. Al encontrar al otro caminante, le hicimos lo mismo, y los sacamos del bosque, al lugar donde estábamos antes.

Practicamos puntería en los árboles (ahí la cantidad de balas no era importante) antes de matar al objetivo.

Larry hizo marcas en los árboles, donde teníamos que disparar. Lo inesperado fue que a 6 metros de distancia lo hice bien. Le di al árbol en el punto rojo dos veces.

Era hora de practicar con el caminante, pero esta vez sería solo a cuatro metros de distancia, para hacerlo fácil.

Con las dos balas que tenía permitido usar, le di al blanco con la segunda bala.

Era el turno de Rose y podríamos regresar al fin. Ella estaba preparada, así que comenzó a disparar, pero las dos balas no le alcanzaron. Sacó la navaja que tenía atada en el cinturón y (fue inesperado, y muy valiente) se la clavó en el hueco del ojo al muerto. Lo había matado, cuerpo a cuerpo.

—¡Muy bien Rose!—Dijo Larry—Vas aprendiendo. Ahora debemos irnos, está empezando a oscurecer.

The end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora