Jennifer, con los nudillos blancos, aferró su mano al pomo de la puerta y empujó, abriendo la puerta del pasado que tanto había temido visitar otra vez.
Hasta hacía un mes no había recordado nada de lo sucedido en los cinco meses anteriores.
Mucho estaba todavía cubierto por una túnica de sombra. Pero lo que recordaba casi acaba con ella. Su preciosa bebé estaba muerta y su marido, al que ella había amado más allá de las palabras, no se había interesado por su salud desde el accidente.
Era como si hubiera muerto ese día y Dios sabía que había deseado eso después de darse cuenta de que ella era la culpable del accidente.
-Josh no te merece -su tío se lo había dicho más veces de las que podía recordar. -Divórciate de él - La idea de acabar su matrimonio le causaba disgusto, pero no podría seguir con su vida si seguía atada a un matrimonio malavenido.
No, ella necesitaba un cierre. Tenía que enfrentarse con la muerte de su hija. Tenía que cortar todos los lazos que la mantenían atada a aquella promesa en Cancún.
Y tenía que hacerlo aquí, donde había comenzado. Jennifer suspiró con un aliento tembloroso y entró en la casa de la playa donde su amor por Josh había comenzado.
Se había preparado para ser recibida por una avalancha de recuerdos gratos y no gratos, pero no lo suficiente para hacer frente a esta suave sensación de que al fin había vuelto a casa después de un largo y arduo viaje.
El pensamiento de que si era conveniente estar aquí daba vueltas su mente una y otra vez, mientras estaba de pie sobre el umbral y trataba de desacelerar su corazón. Pero era inútil, sus nervios estaban atados en apretados nudos. Corre, su mente gritaba. Corre de regreso a Inglaterra y a la promesa de una vida segura y tranquila.
Escápate de esta tentadora sensación que te hace sentir viva por primera vez en muchos meses.
Decidida a afrontar el pasado, entró en la sala como lo había hecho en innumerables ocasiones. La dorada luz del sol que fluía a través de las ventanas bailaba sobre los mosaicos haciendo mucho más acogedor un lugar que todavía debería llevar un profundo luto.
Había notificado al ama de llaves de su regreso, y la amable mujer seguramente se había apresurado en ir poniendo en orden el lugar.
Aun estaban las ventanas abiertas para airear de la casa. Lucía como si Jennifer hubiera salido un momento para ir de compras y hubiera regresado. Si fuera cierto...
-¿Señora, dónde le gustaría que coloque su equipaje? - Le preguntó su chofer.
-En el dormitorio que mira hacia el mar, en el piso de arriba, por favor - Jennifer se sentía reacia a poner un pie en el dormitorio principal tan pronto.
Fuera de dormir, últimamente había sido un lugar desconocido para ella. Y los recuerdos de lo hecho en esta habitación era mejor dejarlos inalterados.
¡Como si ella alguna vez pudiese olvidar a Josh! El chofer llevó sus bolsas arriba y regresó rápidamente con la mano extendido.
Jennifer le pagó la comida del aeropuerto y una generosa propina.
-Gracias, señora -dijo sonriendo ampliamente de una manera gentil, que ella alguna vez había asumido como normal.
¡Había dado tanto por sentado! ¿Qué era lo que decían? ¿Nunca se aprecia lo que se tiene hasta que se lo pierde? El pesado dolor de la pérdida se apoderó de ella como la marea que amenaza con erosionar las amarras.
La advertencia del médico de que no estaba lo suficientemente fuerte como para seguir con todo esto sacudió su inestable confianza.
Odiaba la incertidumbre. Odiaba el oscuro vacío que se había instalado en su memoria.
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Orgullosa Venganza
RomanceMatrimonio... ¿por revancha o por placer? La sangre de un conquistador indomable corre fieramente por las venas de Joshua Hutcherson. Ha conquistado el mundo de los negocios haciendo millones, construido su lujosa hacienda, p...