✏Prologo

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Karlheinz examino con atención los rasgos de la joven que su sirviente trajo a su oficina hace unos pocos minutos atrás, la misma joven que él había pedido vigilaran desde la lejanía por más de dos semana y media. Estaba fascinado y lo demostraba, aún cuando ella le observaba con molestia, seguramente ante el extenso silencio que se había formado desde que le ofreció tomar asiento.

Sonrío. Tenía una buena fortuna y todo salía siempre a su favor. Por supuesto, usarla estaba en sus planes, pero antes de verla por primera vez jamás espero encontrar a alguien con sus rasgos. Ella había aparecido por primera vez ante su vista tiempo atrás en una reunión entre políticos y fiscales, era la acompañante de uno de sus mayores socios el cual parecía bastante orgulloso mientras le presumía como si se tratase de una cara adquisición.

—Eres perfecta —halago. La joven alzo una ceja y le observo como si le hubiese crecido una segunda cabeza.

—¿Quien rayos es usted? —farfullo, la molestia evidente en sus rasgos mientras cruzaba sus brazos.

Ese completo extraño parecía analizar su comportamiento en silencio y ella termino por apretar sus labios. La mirada de aquel hombre no le agradaba. En ese momento debería estar durmiendo cómodamente en su hogar, pero por aquel hombre se encontraba sentada en una oficina en una inmensa mansión casi alejada de la civilización. No era una buena manera de comenzar las cosas en su opinión.

—Casi perfecta —murmuro con verdadero lamento, probablemente pensando que no le escucharía, lo que era ridículo teniendo en cuenta que la habitación estaba en completo silencio.

Termino por enviarle una mirada cargada de enojo, realmente quiso golpearlo tras notar una pequeña sonrisa divertida en él. Su mano palmeo discretamente la pequeña navaja en el bolsillo de su pantalón, el arma de autodefensa que le había heredado su padre hace tres años atrás.

—No me mal entienda, Señorita —hizo un gesto de negación—. Me refiero a su carácter.

Yumeko alzó una ceja, aún sin creer que pensase que decir que su carácter era un problema no se consideraba una ofensa. Lastimosamente, matar era ilegal y ella no era fanática de los barrotes o el uniforme naranja. Karlheinz sonrió como si leyese sus pensamientos, realmente le divertía verla tan alerta; como si en cualquier momento él fuese a saltar sobre ella. Se aclaro la garganta dedicándole una pequeña sonrisa amable.

—Yo soy quien le contrato — Informo—. Y para el trabajo, su carácter es un inconveniente —explico.

La joven asintió asimilando la información. Su semblante finalmente se relajo notablemente, no obstante, seguía lo suficientemente atenta a lo que pudiese hacer. Ahora que sabia que se trataba de quien le había contratado, las cosas cambiaban bastante.

—¿Me dirá lo básico para el trabajo? —pregunto, recibiendo prontamente un gesto afirmativo como respuesta —. Sobre todo, me gustaría saber porque insistió tanto en que fuese yo.

Seguía bastante sorprendido por el aspecto de la joven que sin lugar a dudas era bastante similar al de ella. De no ser por algunos detalles y el característico olor estaba segura de que no se notaria que se trataba de personas diferentes.

—Usted tiene casi todo lo necesario para el trabajo —aseguro con una sonrisa.

— ¿Pero? — Cuestiono suspicaz. Ese 'casi' obviamente significa que había algo que no le hacía completamente perfecta.

— Pero su actitud y... —busco una palabra para describir lo siguiente, no queriendo que la joven se ofendiese—, encantos —consiguió decir, con un gesto de manos que le señalaban sus atributos femeninos—, todo eso puede ser un problema. Es lo único que les diferencia.

Por supuesto, eran diferencias entendibles y no reprochables. Yumeko era una joven bailarina y se ejercitaba seis días de los siete días de la semana. Llevaba una rutina de vida movida pero saludable. En comparación de una joven que no conocía el esfuerzo físico y que rara vez había salido de la iglesia, era claro que su aspecto era mejor.

—¿En que consiste este trabajo? —pregunto curiosa. La palabras del hombre trasmitían mucho y a la vez nada por lo que en cierta forma era algo desesperante. Sobre todo le sorprendía lo sincero que podía llegar a ser, hasta el punto de ser molesto.

—Hay una jovencita que vive con mis hijos —explico con tranquilidad. La joven le observaba con absoluta atención, esperando que tocase un punto importante que captase su interés. Era de ese modo, y si se negaba al trabajo el albino no podía hacer nada al respecto. O eso es lo que pensaba—. Quiero que esa jovencita venga conmigo, tengo asuntos.

—¿Y en donde entro yo? —hizo una mueca—. Solo vaya directo al grano —apretó sus labios impaciente.

Karlheinz soltó una pequeña risa. La actitud tan contundente de la chica también sería un gran problema, sin embargo estaba dispuesto a correr con el riesgo.

—Si me la llevo tan bruscamente, mis hijos enloquecerán y no descansaran hasta tenerla de vuelta —suspiro. Podría sonar exagerado, pero ella de alguna forma presintió que aquello era más que cierto—. Así que planeo dejar a alguien en su lugar.

La joven alzo una ceja al ver su sonrisa llena de significado. Estaba esperando que le dijese lo que quería oír, incluso cuando ya estaba más que claro.

—Tienes sus mismos rasgos —aseguro. Le observo con una sonrisa, todavía fascinado con ese hecho—. Solo unas cuantas diferencias, pero nada realmente relevante—se alzó de hombros restándole importancia.

Guardo silencio meditando sus palabras. Era su trabajo después de todo, y su jefe ya le había advertido que era un pez gordo, por lo que seguramente pagaría muy bien. Aún así, había algo que no terminaba de convencerle, como la inquietante sensación de que deliberadamente omitía información importante.

—¿Quiere que sea una impostora? —Yumeko soltó la pregunta de forma directa, observando fijamente los ojos rojos del hombre.

—Básicamente... Si.

« Un impostor es una persona que finge ser alguien diferente »

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Parece que también editare esto. Se que muchas se cuestionan en cuanto a los rasgos diferentes que tiene la protagonista en cuanto a Yui, sin embargo según los casos de Doppelgänger ellos no son exactamente dos gotas de agua por lo que es imposible que sean exactamente iguales. Quería dejar marcadas las leves diferencias entre ellas.

Impostora |Diabolik Lovers| #DiabolikAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora