Capítulo 1: El Comienzo

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En algún lugar de un mundo parecido al nuestro miles de años atrás cuando los primeros hombres vivían en paz, bajo un sol intenso de verano un grupo de personas, hombres y mujeres por igual trabajan las tierras y cultivos que es lo único que saben hacer.
- Eduardo, ¿ya cortaron los frutos de los terrenos rumbo al Fuego Muerto*? Recuerda que se acercan los Vientos Blancos**- recordó Gabriel a su compañero.
- No, pero en cuanto terminemos con este iremos Yoshiro y yo, una mano no nos caería mal, Gabriel- Gabriel asintió de forma suave con la cabeza recordando haber visto luces extrañas saliendo de uno de los terrenos que están rumbo al Fuego Muerto. «Ahora que lo pienso nunca supe que fue eso del otro día... nadie dijo nada de haberlo visto» pensó Gabriel antes de hablar.
-Parece que solo lo hubiera visto yo.
- ¿Que viste, Gabriel?
-Oh, Perdón estaba recordando que... - un grito de alerta se oyó en los extremos del terreno donde Gabriel y los demás se hallaban.
- ¿Que ha sido eso? - quiso saber Eduardo alarmado, una luz al parecer cálida cubrió los cielos que ellos creían a una distancia más que infinita.
- ¡Viene de allá! -señaló Gabriel mientras miraba con asombro, las nubes en los terrenos rumbo al Fuego Muerto estaban abriéndose y algo brillaba como el fuego saliendo de ellas.
- Yoshiro está por allá, ¡vamos!
- Algo está mal- Advirtió Gabriel. El miedo a un cambio tan brusco provoca muchas cosas distintas en todo tipo de personas pero ellos eran diferentes, se sentían capaces de vencerlo por la intención de ayudar a los demás.
-Todos están regresando a sus casas en la aldea, será lo mejor, vamos Gabriel no hay que detenernos. - sugirió Eduardo.
- ¿Esto tiene relación con lo que aquella noche vi?... aunque me lo pregunte jamás lo sabré, mi única opción es ir lo más pronto que pueda.

A lo lejos Yoshiro de pie e inmóvil mirando el cielo que se hallaba rumbo al Fuego Muerto mientras los demás corrían a la aldea.
- ¡Yoshiro! - Gabriel y Eduardo gritaron al unísono, Ella dió un pequeño salto de la impresión entre tanta gente corriendo y gritando qué estaba sucediendo.
- ¡Chicos! ¿Dónde estaban? ¿Que está pasando? ¿Porque el cielo cambió de color como fuego y ahora se abre dejando pasar esa roca gigante? - hizo varias preguntas precipitadas a personas que desconocían de igual manera lo que sucedía. Eduardo fue el primero en hablar aunque no contestó a las interrogantes.
- Veo que estas bien, menos mal.
- No tenemos idea de lo que está pasando pero, creo saber dónde caerá esa roca... vamos a los terrenos que se hayan rumbo al Fuego Muerto. Estoy seguro que caerá cerca. - aunque Gabriel dijo aquello con total convicción nunca estuvo seguro, de hecho, su alma era la más llena de incertidumbre y enigma, más bien, había descubierto las corazonadas y no lo había notado. Todavía no salían de los terrenos donde estaban cuando vieron, con tal asombro que se detuvieron de correr, lo que le estaba pasando a aquella roca.
- ¡La roca! - dijo Yoshiro, fue la primera que pudo hablar.
-Se está...
- ¿Partiendo? - fue Gabriel que terminó la oración por Eduardo.
- ¡Miren! - incrédulo, Eduardo habló-. Parece que hubiera sido golpeada con un martillo gigante y la hubiese partido.
-Tienes razón...- concordó Yoshiro-, ahora se ve más pequeña supongo que es bueno.
-Para ser sincero no sé si estar contento de que ahora es más pequeña, o preocuparme más de quien le hiso eso o si esta roca explota solo porque si... - Gabriel apenas había terminado de hablar cuando de pronto como si hubieran cortado hilos que jalaban a la roca gigante que se había fragmentado, cayó en un parpadeo.
- ¿Que paso? - Eduardo estaba perplejo, al igual que todos.
- ¡Va a caer! - Atinó a decir Gabriel antes de exclamar- ¡Cúbranse! - uno pensaría que aquella roca que ha pasado tantas cosas para caer así de rápido no haría tanto daño, eso es un error grave y están a punto de saberlo. El suelo comenzó a temblar y donde cayó el Astro quedó un gran cráter que casi alcanza a los 3 campesinos que por sentimientos desconocidos no retrocedieron ante la imponente imagen de un Astro cayendo a su mundo. Lo siguiente que escucharon fueron gritos de dolor, angustia y desesperación, ellos habían sido salvados por un viejo pero resistente tronco del cual solo quedo la raiz en llamas. Ninguno de los tres pudo decir nada más...

*Fuego Muerto es el Ocaso para ellos.
**Vientos Blancos es el Invierno para ellos.

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