.Hora 10.

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Claire no tuvo tiempo de asimilar cuan perpleja se sintió después de oír la declaración de Justin, pues el eco de varias voces femeninas pusieron a ambos en alerta.

—¿De dónde salió esta camioneta?

—No lo sé— Se oyó el sonido amortiguado de dos golpes contra la ventana. —Parece bastante resistente.

—Nada resiste al fuego, créeme. Trae la gasolina.

Justin llevó sus manos a los hombros de Claire y acercó sus labios al oído de ella.

—No hagas ruido, voy a salir a encargarme de esto— Susurró un aviso.

La chica asintió, reprimiendo la tentación de tomar a su acompañante por la camiseta y atraerlo a ella, sin querer dejarlo ir. Quiso adjudicar ese impulso al miedo de quedarse sola, sin embargo entendió de inmediato que se preocupaba por él. Enredó rápidamente sus brazos detrás del cuello del muchacho y dio un ligero apretón. Justin le devolvió el abrazo, tomándola por la cintura. Dos segundos después se alejaron. Él le sonrió antes de incorporarse y abrir la puerta del montacargas, saltando al callejón y rodeando la furgoneta hacia el lado derecho, desde donde provenían las voces.

—Señoritas ¿Cuál es el problema, eh?— La gravedad en el tono del chico fue dura.

—¿Es ésta tu camioneta?— Una de las chicas lo enfrentó, sin denotar miedo.

De nuevo, Justin había arrimado la puerta y los sonidos se colaban claramente por la rendija, entonces Claire pudo reconocer la última voz. Sorprendida, salió al descubierto, dirigiéndose al grupo.

—¡Chicas!— Exclamó.

Los ojos de todas sus compañeras de clase se posaron ella.

—¿Claire?— Inquirió una, incrédula.

—Sí ¿Qué...?— Claire inspeccionó con su mirada las cosas que sostenían las nueve mujeres frente a ella. Bidones de gasolina, cerillas, pistolas, y palos pesados de roble. —¿... qué están haciendo aquí?

—Oh, queríamos vengarnos del ex novio de Laura ¿sabes? La engañó y luego rompió con ella por teléfono— Comentó otra.

—Sí, acabamos de incendiar su auto— Anunció Laura, formando una sonrisa. —Con él adentro.

Claire no pudo mantenerse inexpresiva. Entreabrió sus labios, impactada, y miró a la calle, donde el resplandor del fuego todavía alumbraba el pavimento.

—¿Y tú que haces aquí?— Preguntaron.

Tratando de adivinar la respuesta a ese interrogante, los ojos de muchas se desviaron a Justin. Éste mantenía la mirada fija en Claire, y también fallaba al intentar mostrarse impasible. Los nervios eran visibles en él y ella entendió enseguida la causa de su inquietud. Aquella era la oportunidad para la joven de escapar y dejar atrás al anarquista con quien tendría un destino incierto y peligroso. Justin temía que ella se fuera.

Debatió en su interior las posibilidades que se abrían ante ella, tratando de decidir el camino que le convendría tomar. Finalmente arrastró su atención al grupo, rompiendo el contacto visual que había intercambiado con su compañero.

—Mi amigo y yo estamos arreglando unos asuntos— Dios dos pasos en dirección al muchacho y tocó su brazo. —Creo que deberíamos irnos ahora— Anunció.

Pudo sentir los músculos de Justin relajarse bajo su tacto y la exhalación que soltó debido al alivio. Dobló su codo hasta que sus manos se unieran, entrelazando los dedos. Comenzaron a caminar al frente para ingresar a la furgoneta pero las muchachas les cerraron el paso, formando un obstáculo con sus cuerpos.

The Purge: 12 horas para sobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora