Un día antes que partiera Matías hacia su nueva vida.
Me aterraba la idea de dejar sola a Matilda, completamente sola. ¿Y si se enamoraba de alguien más?. ¿Y si solamente se sacaba un peso más de su vida?. ¿Y si me olvida rápido?. ¿Y si la pierdo?.
Todo comenzó el día que encontré a mamá tumbada en suelo, la ambulancia llegó y yo fui todo el camino tomado de su mano, repitiendole una y otra vez que todo estaría bien, que todo mejoraría. Pero, eso sólo es algo que dicen las personas cuando el dolor y la perdición se aproximan lentamente dejando cicratices y lágrimas tras ella. No de esas cicatrices físicamente, esas que te dejan dañado el alma, el corazón, esas que te hacen mierda y con el tiempo seguirán ahí vivas e intactas.
Le diagnosticaron leucemia, antes que le diagnosticaron éste cáncer tuvieron otra probabilidad de enfermedad (Cáncer de cuello uterino) pero las probabilidades bajaron y le dieron el alta. Un mes después le diagnosticaron leucemia, cancer en la sangre. El cáncer creció y ya no hay nada que hacer.
Mamá quiere que vayamos con mi tia Elizabeth en Buenos Aires, Argentina. No quiero que se preocupe antes de dar sus últimos suspiros y no diré nada sólo lo haré y seré fuerte, seré fuerte como ella, cuidaré de mis hermanos como mis propios hijos y me aseguraré que nada los dañe.Me encontraba en la puta sala de espera en la que sólo puede pasar lo que dios quiera.
Mamá se encontraba internada, había sufrido unas pequeñas fracturas por la caída.
Una enfermera salió de la habitación y me puse de pie, ella se dirigió a mi y me dirigió hasta su habitación. Una vez dentro, mamá no me notó, me senté aún lado de ella y sólo esperé a que me notara.- Matías.- Dijo sorprendida.- Debo platicarte que sucederá.- Su voz sonaba tranquila, como siempre, sonaba dulce.
- Mamá, yo que haré ¿Que se supone que debo hacer?.- Hice una pausa.- No puedo con ésto sólo, por favor.
- No me sucederá nada, solamente necesito tratarme todo este tiempo, lo que implica viajar y nunca estar en casa. Por lo tanto los enviaré a Argentina con su tia y estarán ahí hasta que la situación se calme.
- Cuánto.- Pude notar como un nudo se iba formando en mi garganta.- ¿Cuánto tiempo es?.- Logré decir.
- Aún no lo sé, tal vez unos años, pero en cuanto esté mejor, volverán en el primer vuelo.- Pude notar tristeza en sus palabras.- Saldrán mañana en el vuelo de las 15:30, su tía los esperará en el aeropuerto, luego irán con ella y les enviaré dinero para ayudarlos. Deberías ir a ver a Matilda, el tiempo se agota.- Sin decir una palabra me dirigí a la puerta, pero volví, y abracé a mamá, abracé a mamá, tal vez esa sería la última vez. Me incorporé y me dirigí nuevamente a la salida.- Matías, cariño, yo tampoco pedí esto. Tal vez estos son los planes que dios tiene para mi.- Dijo antes que saliera de allí.
- Si existe un dios, el tendrá que rogarme a mí para que yo lo perdone.- Dije sunsurrando.
Era viernes, un día nublado pero ni una gota de agua, faltaban 13 minutos para marcar las 20:00 p.m.. Caminé con la cabeza abajo, pensando que le diría a Matilda al llegar a su casa o al menos que le diría a su mamá si ella abría la puerta, en menos de lo que pensé llegué a su casa, caminé por el pasillo de piedras que dirigía hacía la entrada principal y tomé coraje para golpear la puerta. "Toc, toc, toc" fue el ruido que hizo la puerta cuando mi palma golpeó suavemente la puerta blanca. Matilda apareció detrás de éste llamado, quedándose boquiabierta.
- Matías.- Dijo algo confundida.- ¿Sucede algo?.
- Debemos hablar.
- Bien, pasa.- Dijo abriendo aún más la puerta para que pasara sin problemas.
- Podemos no hacerlo aquí.- Soné algo frío.
- Em... no hay problema.
Matilda tomó su abrigo y salió de allí.
Me senté a un lado de la calle y antes que Matilda dijera algo me apresuré.
- Como ya te comenté hoy, mañana saldré del país. No digas nada por favor te lo explicaré.
Mi relato sobre el suceso duro una hora, explicándole cada detalle, y en cada detalle, nuestros corazones se rompían mas de lo que ya estaban rotos. El viento gritaba, las hoja bailaban y el tiempo volaba.
- ¿Cuándo volverás?.- Preguntó Matilda.
- Tal vez nunca vuelva.- Respondí.
- No puedes hacer eso.
- ¿Piensas que yo si?.- Agregé en un tono brusco.
- ¡Donde quedamos nosotros?.- Dijo Matilda en tono alto.
- En el mismo lugar donde empezamos.- Hice una pausa y agregué.- En la basura.
- No digas eso.
- ¿Qué quieras que diga?¿Que todo estará bien?¿Que regresaré y viviremos felices? ¡Ya despierta!
.- Grité y Matilda retrocedió un paso.- Esto es la vida real.- Estas diciendo que es nuestra perdición.
- Juro que llamaré todos los días, hablaremos constantemente y siempre dejaré un mensaje.
- ¿Para qué?¿Para crear falsas esperanzas y hundirnos más? No gracias.
- No dejaré que nada te suceda.
- ¿Y cómo? Ya estoy perdida.
- Seré tu camino, seré tu mapa.
- No se leer mapas.
- Deja de ser tan negativa.
- Despierta, es el mundo real.- Dijo Matilda.
- Te juro que hablaremos. Porque no dejaré que esos demonios te ganen, no dejare que luches sola contra todos, sé cuanto daño te han echo para que seas como eres. Te quiero, créeme que lo hago, pero ésto no lo puedo superar sólo, no si tu sólo te tiras hacia abajo, cuando la salvación te está tendiendo la mano y tu sólo la esquivas. Y quizás nos volveremos a encontrar, y todo será diferente, serán mejores circunstancias, habremos madurado y tal vez llegado ese momento seremos un "nosotros". Te quise, te quiero y te voy a querer aunque estemos destinados a no ser, aunque ésto me haga mierda. Y si en éste tiempo encuentras a alguien de tu medida, alguien que te levante, te perdone y te cuide, alguien que te haga entender porque no funcionó con alguien más, quiero que vayas con "él" o "ella" y me olvides. Porque eso se hace con las personas que amas, se las deja ir, para que ellos busquen su felicidad. Esto es Amor Juvenil, la mierda más pura que puede existir.
Éste es el último cap, si ya el último, un póco corta y rápida pero me ha gustado mucho hacerla.
Pensaré en una segunda parte y volveré con todo.
"This is not the end"
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Amor Juvenil
RomanceElla no era la chica que él soñó. Él no era el chico que ella imaginó para ella. Ninguno de los dos era un ejemplo a seguir, pero por alguna razón del destino se volvieron indispensables uno para el otro.