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- Tomates... aquí - dije para mi cogiendo un par de estos.

Satisfecha con mi compra, me decidí a pagar e ir a mi casa.

Tras tres largos días durmiendo menos de 2 horas, al fin habían llegado mis merecidas vacaciones.

Guardé mis bolsas en mi coche, subiéndome seguidamente a él.

Di marcha atrás para salir de aquel aparcamiento, pero justo al salir a la carretera, algo que no esperaba pasó.

Choqué fuertemente con el volante. Me mareé un poco, cosa que no me importó porque bajé del vehículo a decirle cuatro cosas al culpable de esto.

- ¡Oh, dios mío! - grité al ver la parte trasera de mi auto que estaba destruida.

Sin embargo, también la delantera del coche de aquella persona que se encontraba bajándose del auto se había destrozado.

- Lo siento, de verdad - se disculpó el chico de ojos azules - venía hablando por teléfono, que sé que eso no se puede hacer, pero mi ex pareja quiere quitarme a mi hija y...

Sabía quien era él, obviamente.

Como buena fan del Atlético de Madrid, sabía que el culpable de la destrucción de mi coche había sido nada más y nada menos que Antoine Griezmann.

Pero eso no bastó para que lo dejara pasar por alto. Había ahorrado mucho para lograr comprar ese coche y en cuestión de segundos, todo ese esfuerzo se esfumó.

- Joder tío, podrías haber tenido más cuidado - dije triste.

- Lo siento en serio, ¿no...

- No, no funciona, al parecer se habrá dañado el motor - contesté y él negó con la cabeza mientras suspiraba.

Marcó un número en su teléfono, al parecer era su seguro.

- La grúa viene ya. - me avisó y yo asentí - al menos déjame que te lleve a tu casa

Resoplé. Esto iba a ser una mañana tranquila, donde podría descansar y relajarme, tal vez hasta dormir.

Pero no.

Gracias, Antoine.

- De acuerdo - dije de mala gana-

Me indicó que subiera a la parte del copiloto, y asi hice.

Estuvimos en silencio todo el camino, hasta que me decidí a hablar.

- ¿Cuánto crees que puede costar arreglarlo? - dije mirándolo.

Una sonrisa se formó en su rostro. Lo miré confundida.

- ¿Cómo te llamas? - preguntó interesado.

- ¿Qué importa eso? Ahorré mucho para ese auto y ahora mira... - apoyé mi cabeza en la ventanilla.

Su sonrisa se borró.

- Lo siento, de verdad - se disculpó de nuevo.

Ahora su rostro mostraba tristeza o decepción, no sabría adivinar cual de las dos.

-Es aquí - dije señalando una casa a su izquierda.

Él la miró y asintió.

Justo cuando iba a bajarme me miró.

- ¿Puedo ir a tu baño? -preguntó y yo intenté aguantar la risa.

- A ver, me chocas con el coche y ahora quieres que te deje mear en mi casa, ¿no? - pregunté divertida.

Una sonrisa se formó en su rostro.

- Exacto.

Reí y le indiqué que me siguiera con la mano.

Abrí la puerta y el pequeño Scooby vino hacia mi.

- Hola corazón - dije mientras lo cogía.

La verdad, este perrito era la poca familia que tenía aquí en Madrid.

- Sigue recto el pasillo, la última puerta a la derecha - indiqué al francés que sonrió.

Entré en el pequeño salón de mi casa y recogí los apuntes que aún tenía de la noche anterior. Me dirigía a mi habitación cuando vi al rubio.

Se dirigía hacia mi con mi camiseta del Atleti en la mano.

- ¿Sabías quién soy no? - preguntó asombrado.

- Obviamente - contesté y él sonrió.

- Eres la primera fans a la que choco con el coche y ni siquiera me pide una foto con ella

- ¿Chocas a tus fans todos los días? - Pregunté divertida, arrebatándole la camiseta.

Lo empujé hasta la puerta mientras él reía.

- Adiós, Antoine - cerré la puerta en su cara.

-¡OYE! ¿CÓMO DIJISTE QUE TE LLAMABAS? - preguntó desde el otro lado de la puerta.

- NO, NO TE LO DIJE - grité mientras reia.

Me dirigí al salón de nuevo. Ahora si me tocaba descansar tras esta dura semana de exámenes.

Whims of fate. | Antoine Griezmann.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora